Partidos, conglomerados y el abuso de cambiar y renovar.
Alfredo Cerpa
Cada vez que nos acercamos a un periodo eleccionario, somos abrumados por dos palabras que infieren algo importante por acaecer: cambio y renovación. Sin embargo, a pesar de tratarse de palabras que implican algo profundo y usadas con devoción por tanto tiempo, nada ha cambiado de manera sustancial en el país como para poder acreditar algún actor político, con el concepto de cambio y/o renovación con cierta justeza. A lo más, han sido exitosos logrando cambios en el sentido contrario al objetivo propuesto. Digamos, Concertación y Partido Socialista.
Asimismo hay conglomerados políticos que reclaman la bandera del cambio como algo propio, pero son rápidamente descalificados porque políticamente lo que en realidad nos dicen es: ahora me toca a mí. Digamos Alianza por Chile.
En consecuencia, a pesar de todas las promesas de cambio y/o renovación que hemos escuchado por tanto tiempo de parte de la Concertación y algunos de sus partidos, este nunca se ha materializado o ha sido genuino en el estricto sentido de la palabra. Lo que si ha existido en los últimos 18 años, es profundización en el sentido de continuación, que nunca jamás, se puede confundir con cambio.
El programa con el cual la Concertación gano las elecciones en 1990, que daría comienzo al desmantelamiento del sistema dictatorial de manera que diera paso a la democracia integradora, y pudiera dar cuenta de los anhelos de justicia por los atropellos a los derechos humanos, jamás se materializo. Por el contrario, se entro en una etapa de profundización o continuación de la política económica de la dictadura. Esta continuación o profundización, dependiendo a quien se pregunte, significo concretamente la imposibilidad de avanzar en reformar, para no hablar de cambiar, el sistema social y la democracia restringida legado de la dictadura. De esta manera, la Concertación
paso de ser, la fuerza que aglutinara las aspiraciones de cambio, a la fuerza que administra y maquilla el legado económico e institucional dictatorial.
En este tejido de continuación de la política económica y del sistema legado de la dictadura, la Alianza por Chile tampoco puede ser, ni en esencia ni objetivos, la fuerza política que pueda ser confundida con cambio. Si a algo aspira la Alianza por Chile en cada una de las elecciones, es a la remoción de la administración del sistema a los concertacionalistas usurpadores, que aunque bien lo han hecho, el sistema estaría mejor bajo el cuidado de sus propios dueños.
El abuso dado a la palabra cambio le ha quitado todo sentido. Hoy cambio puede ser todo como nada en un mismo tiempo y espacio.
Cada fuerza política activa en el país se considera y así lo plantean, como los verdaderos agentes de los cambios necesarios al país. Todos la invocan en manifiestos y declaraciones. Los discursos todos, son decorados con esta poderosa y atrayente palabra.
Los partidos en sus luchas de fracciones sin embargo, se van al chancho. Siendo la lucha fraccional dentro del Partido Socialista la muestra más grosera.
En el P.S., todos los que desde algún ángulo fraccional piensan posicionarse dentro de su propio partido, han encontrado entre cambio, renovación y la última "inflexión" a decir de Letelier, un arma motivadora para sus bases con capacidad de conducirlos a la coronación deseada.
En esto de renovación y cambio, hay que destacar aunque mas no sea a modo de recuerdo histórico, que el P.S. ya desarrollo un proceso de renovación en los años 80 que lo dejo convertido en esto que conocemos hoy y no sabemos cómo llamarle, majamama o enjambre.
La mayoría de los dirigentes que hoy piden renovarse (hacer inflexión, cambiar lisa y llana o, volver a las raíces como piden otros, cosa que sería fácil si tan solo supieran a cual se refieren si, a la raíz del pensamiento socialista o a la raíz de la renovación de los 80.), fueron parte del proceso de renovación de aquel entonces.
Sin embargo hay que reconocer a cada fracción del P.S, como a todos los partidos de la Concertación, y para no ser sectarios a los de la Alianza, que se han dado cuenta y tomado nota en estos tiempos eleccionarios, que para cambio y/o renovación necesitan del apoyo de su militancia o del pueblo según sean las circunstancias.
Pueblo; concepto vago, transitorio y lejano, que alcanza precario grado de desarrollo solo en tiempos eleccionarios. Existe, pero vive lejos. Más allá del gobierno y las instituciones gubernamentales que saquean. Alejada de los funcionarios de gobierno y de partidos que se repiten por décadas.
Cambio y renovación salen a la cancha.
Así, las fuerzas de los cambios y la renovación listas y preparadas para las nuevas elecciones, se lanzan a la impecable cancha rayada por la dictadura.
La Alianza se prepara a luchar por los pobres y la desigualdad tanto en la municipal como presidencial con un candidato de típica "clase media" como Pinera, y con un slogan "Lo han hecho bien, Pero yo lo puedo hacer mejor" pero, para no descartar sorpresas, podría ser un Bacheletista Aliancista como Lavín con un simple "El Cambio".
La Concertación, digamos gobierno, intenta por medio de avisos mediáticos revitalizar la agenda social o segundo tiempo para una buena y abundante recogida Municipal. Ejercicio necesario y preparatorio para la carrera presidencial que es la importante. Segundo tiempo que justo, para mala suerte nuestra, se da cuando no se tiene mayoría en ninguna cámara. Cuando la mayoría existió, lamentablemente para nosotros, no se uso porque no habían elecciones en ciernes, por lo tanto apuro en nada.
Desde los partidos de la Concertación, el P.P.D, por boca de su propio Presidente Pepe Auth, están tratando de definir que quieren, porque han venido actuando sin saber para qué, o actuado al revés, lo que en lenguaje simple significaría atornillar al revés. Mediante este proceso purificador esperan a su vez, encontrar un poquito de convicción y así representarnos mejor en la municipal.
La D.C, también busca un discurso que pueda interpretarnos y representarnos en la elecciones municipales, pero mejor aun, desde la presidencia, también en algún momento encontraran algo lindo para decirnos, aun no saben que, por esto de estar ocupados con cosas más importantes, pero por seguro será por el lado del cambio.
El Partido Radical, quizás el partido más piola de Chile, ni siquiera se molesta en pensar, ya que eso le acarrearía problemas. Se conforman seguir siendo un partido chiquito, que no representa nada ni se mete en nada, pero seguir obteniendo, por la gracia de Dios, Senadores, Diputados, Alcaldes y Concejales con todo lo bueno que eso trae. Es el único partido en Chile que no está ni ahí con el cambio.
El P.S. al contrario del P.R. está obsesionado con el cambio y el redescubierto concepto pueblo. Para Letelier es necesario que el P.S haga una inflexión, que deduciendo de la entrevista en La Nación del 24 de abril, significaría desviación, que de alguna manera también huele a cambio de lo que han hecho hasta hoy, porque nos dice que "Hay que estar de lleno en las movilizaciones y demandas sociales, como los pueblos originarios y los movimientos sindicales". Admitiendo indirectamente, que quienes nos representan no han estado en esa.
La fracción P.S, MAS de Romero, según muchos, los más de izquierda y la del cambio verdadero en el P.S, merece una mirada aparte y extendida, porque existe por mayor tiempo una producción de documentos críticos al P.S, que los distingue de las otras fracciones que buscan el poder.
En la declaración el "MAS contra la exclusión" del 31 de Marzo, 2008 (que no se refiere a nosotros si no a la mesa dirigente actual del P.S léase Escalona,), aparecida en el sitio del Juntos Podemos Mas, nos dice:
"Reafirmamos que nuestro Partido Socialista, es una organización que se encuentra desde sus orígenes identificada con las luchas de los trabajadores, el movimiento popular y la solidaridad internacional; con un clara definición anti-imperialista, solidaria con todas las causas que buscan afianzar la autodeterminación de los pueblos, la superación del capitalismo y la construcción del Socialismo del siglo 21"
Inmediatamente después en el siguiente párrafo de dicha declaración nos dice:
"Buscamos rescatar y proyectar en el Partido Socialista y en el país, nuestro patrimonio como fuerza de cambio, revolucionaria, democrática y autónoma en el campo internacional, con una profunda inspiración allendista y latinoamericanista. Y, en lo nacional protagonizar los cambios indispensables, que nos permitan ser reales actores e intérpretes del pueblo y sus demandas"
Dando una primera lectura a la declaración en su integridad y a estos dos párrafos en particular no pude hacer otra cosa que quedarme boquiabierto. Primero porque soy ignorante de lo que significa Socialismo del siglo 21, pero lo entiendo como algo diferente al del siglo 20 y eventualmente todo lo contrario al del siglo 22. Segundo. Hay que destacar que el Partido Socialista, del que esta gente es dirigente, es parte, ayer y hoy, de la coalición política más neoliberal de la historia del país. Han desarrollado la política económica de Libre Mercado con constancia y rigurosidad. Libre Mercado que en su definición más simple y práctica significa, ausencia de control. Más aun, han llevado esta política por encima de consideraciones a los derechos humanos, digamos China, por una Presidenta militante Socialista. Las consideraciones a los orígenes del P.S. es una consideración abstracta y vacía, que no se ajusta a lo concreto de su accionar. Usar los orígenes del P.S como forma de desmarcarse de sus camaradas, muestra más que certeza o práctica diferente, solo intenciones basadas en nada concreto. Y de intenciones, declaraciones y análisis de amor al pueblo, esta regada la historia del P.S. Una muestra.
En el mercurio del Domingo 25 de agosto 2002/ pág. D12 Política
Nos muestra en su gran título en relación al congreso PS la VICTORIA DEL MARXISMO CRITICO.
El artículo escrito por Mauricio Carballo nos describe como el sector renovador del PS perdió, según el articulista, la batalla ideológica.
(Lo que se aprobó)
« El capitalismo globalizado: genera injustas desigualdades, intrínsecas a las sociedades de mercado y es fuente de deshumanización, inseguridad y perdida de la diversidad de las culturas locales. Desigualdades a las que no nos resignamos y en contra de las cuales luchamos » Mas adelante señala que « se mantiene la lucha de clases y de grupos que se enfrentan por doquier por el desigual reparto de las riquezas creadas por la inteligencia y el trabajo humano ».
Esto, amigos del MAS, fue escrito en el 2002, puedo mostrar centenares de declaraciones todas iguales o parecidas y todas en momentos de elección.
En el segundo párrafo citado de la declaración el "MAS contra la exclusión" lo rescatable por revelador no es la retorica, sino, la última frase que nos dice: "Y, en lo nacional protagonizar los cambios indispensables, que nos permitan ser reales actores e intérpretes del pueblo y sus demandas". Esta frase es reveladora, pero no inherente al PS sino a todos los partidos. Bueno, reveladora hasta cierto punto, porque relegar al pueblo y sus organizaciones a segundo plano y en calidad de meros espectadores tal cual su propia militancia, es lo de siempre. Pero, si son intérpretes han sido malos intérpretes.
Ellos quieren ser intérpretes, que es actuar en el vacío desconectados de la realidad como ente neutro y mediador y..., mediadores bien sabemos los verdaderos excluidos política y económicamente, son los que nos mantienen en esta situación. Ya no necesitamos más.
En esencia los partidos han pasado de entes de cambios, aunque esto de entes de cambio siga siendo una discusión abierta, a mediadores. Sin embargo, los resultados de tal o cual mediación solo pueden verificarse por las consecuencias prácticas y sus impactos en la mayoría. La Concertación y sus partidos sabemos con certeza a favor de quien han mediado y puestos sus esfuerzos.
No existe la retorica que pueda disfrazar la realidad. Los partidos actuales dentro y fuera de la Concertación no son agentes de cambio. Seguir poniendo esperanzas en ellos es seguir postergando algo necesario y urgente como mejorar nuestras vidas no en los discursos sino en la realidad.
Nada hace predecir en el corto plazo que asistiremos a cambios verdaderos al sistema económico excluyente y a la democracia restringida que nos toca vivir. No existe en el Chile de hoy, la organización de base necesaria ni la coordinación capaz de generar dichos cambios. Se trata de una triste realidad. Realidad que se hace más penosa, mientras más constatamos que somos mayoritarios los que deseamos el cambio. Realidad que los excluidos debemos empezar a modificar a favor de nuestros intereses.
La confusión que generan los diferentes partidos oficiales como extraoficiales, con sus falsas promesas de cambio, renovación e inflexión, es en parte responsable que la militancia sacrificada y honesta de los partidos no pueda escapar al juego que sus dirigentes se prestan en afanes muy alejados de los intereses de los excluidos.
El sistema binominal, ha creado su propia lógica o simplemente la lógica esperada, que significa callejón sin salida. O, se sigue apoyando la Concertación a pesar de no ser los agentes del cambio, o caer bajo las garras de la Alianza por Chile.
Mediante esta lógica Chile estaría destinado a estar bajo una u otra garra por siempre.
Ante esto no nos podemos conformar. Si las opciones para el país son neoliberalismo económico "a la Concertación" o "a la Alianza", entonces no son opciones que podemos o debamos aceptar.
No debemos aceptar porque el callejón al que nos han metido es una ilusión. No es concreto ni imbatible, es una abstracción. La masa excluida del país puede optar salir del callejón de las dos opciones, o tres si tomamos en cuenta a quienes esperan afuera del callejón de las dos opciones. El sistema binominal es un truco de magos. Un truco porque no son dos opciones, es una. Una, diferenciada con necesarios matices para no ser descubierta como una. 18 anos deberían ser suficientes para que los excluidos podamos ver la diferencia y la ilusión. Esta ilusión solo puede ser sustentada por el miedo. El miedo que predicen e inculcan en el sentido que cualquier salida del callejón conlleva solo al caos.
Sin embargo ellos antes que nosotros se han dado cuenta que la ilusión es insostenible. Así, más y más voces se alzan pidiendo el regreso a los tres tercios históricos de la política nacional. Muchos consideran que eso sería un avance democrático, y en cierta forma lo es. Cada vez que se integran más voces a la discusión nacional es un avance para la democracia, pero todos entendemos que se trata de voces de partidos, donde puede como que no puede estar representada la voz de los excluidos, o, representada solo en retorica.
Parados ante el muro binominal que impide avanzar a favor de los cambios, suena lógico que sectores excluidos busquen refugio en las organizaciones extraparlamentarias. Aparentemente y a simple vista no existen más caminos. Sin embargo, las organizaciones y partidos políticos extraparlamentarios no se encuentran a la altura.
El fracaso del Junto Podemos ha dejado más diezmadas las fuerzas que han surgido y presentado como alternativas a la Concertación y sus partidos. Bien vale recordar que aun el Juntos Podemos nunca reunió a todas las fuerzas opositoras al neoliberalismo. Organizaciones como la Zurda, Fuerza Social Democrática, Movimiento Nueva Izquierda, nunca compraron el proyecto Podemistas. No que lo muestre a ellos como correctos por no comprar, pero viene a significar, que no basta ser ni sentirse anti- libre mercado para hacer la unidad de las fuerzas extra-parlamentarias.
El fracaso del Juntos Podemos y la actual división existente entre las fuerzas extraparlamentarias, pareciera ser incomprensible para muchos. Tal es así, que los llamados a la unidad de la izquierda y las fuerzas extraparlamentarias se han multiplicado últimamente, más basados en las desesperanzas que en posibilidades reales de cambio que esta unidad pueda traer.
La unidad de la izquierda extraparlamentaria es una tarea en extremo difícil como hemos podido presenciar. Difícil, porque aunque los partidos no lo admitan, siempre estarán los intereses partidarios como doctrinarios, más que el de los excluidos, en lo alto de la mesa de negociación, haciendo virtualmente imposible una unidad duradera, sin que alguien salga o se sienta desmerecido.
Y no es para menos. Cada vez que se da vida a una organización, el parto se da después de profundas, largas y a veces divisivas discusiones, que cuando finalmente se llega a sintetizar en una declaración de principios y programa, se ha creado una guagua imposible de abandonar... sin algo a cambio. Digamos P.C.
La formulación de los principios tan dignos como rígidos con sus guardianes eternos, mantienen la unidad siempre en peligro. Los principios doctrinarios y partidistas son algo parecido a los Diez Mandamientos, todos de acuerdo en su dignidad y valor, pero que nadie puede respetar todos y en todo momento. Una frase mal dicha puede significar una cantidad enorme de documentos y discusiones extensas para hacer volver al carril al descarriado o descarriados. Los partidos son una mirada permanente hacia adentro de sí mismo.
Si mantener la unidad dentro de un mismo partido es algo en extremo difícil, aun cuando se encuentran en el poder (P.S., D.C., P.P.D, U.D.I., R.N) cuanto más difícil será mantenerla dentro de un conglomerado en ausencia de poder. Sin nada que pueda menguar tragarse ciertos principios o puntos programáticos. Menguar con Alcaldías por ejemplo.
Y es que en verdad se trata de unidad para subsistir en primera instancia. Pueden mantenerse dentro de una unidad o conglomerado, mientras se asegure la existencia y cierta exposición con la esperanza de lograr hacer entender al pueblo que ellos si son lo que el pueblo espera.
La eventual vuelta a la política de los tres tercios que ya se vislumbra como posibilidad. Máxime, cuando desde la concertación en especial desde el P.S existen fuerzas que estarían dispuestas a esa unidad. Bien le puede dar a las organizaciones extraparlamentarias el incentivo a unirse. El incentivo que significa posibilidad cierta de acercarlos a las Alcaldías, cámara de diputados y senatorial y de ahí quien sabe, la presidencia. Cierto es que pelearan algo por los cupos, pero llamados por un ideal superior como ser diputado o senador, puede ser suficiente para mantener la unidad.
Sin embargo, de producirse esto, nada asegura que cambiara el sistema de la desigualdad o mejorara las condiciones de los excluidos.
Con lo anterior no trato ni en intención ni forma, agredir o disminuir los esfuerzos que la militancia de estas organizaciones pone con tanto sacrificio en la lucha por mejorar las condiciones de vida del pueblo de Chile. Solo creo que los esfuerzos y sacrificios están apuntando y siendo dirigidos en la dirección equivocada. Especialmente, cuando la mayoría de estas organizaciones se reclaman militantes o provienen de la raíz marxista, pero que han olvidado parte importante y central de su propia doctrina "la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos" Los cambios necesarios por ende vendrán de la mano de los excluidos mismos. No de sus vanguardias por dotadas que se encuentren de elementos teóricos.
La unidad necesaria ahora y siempre, la que produce verdaderos cambios, es la unidad de las organizaciones naturales de los pueblos. Jamás en la historia de los cambios sociales y avances en mejoras para los excluidos, ha tenido que ver con los partidos y sus unidades. Por el contrario, en la mayoría de las ocasiones estas uniones naturales y sus formas particulares de funcionamiento, se han producido a pesar de los partidos.
Los partidos van siempre detrás de las organizaciones y movilizaciones por cambio y mejoras. Primero las incentivan, apoya de boca con la intención de cambiarlas, y se han opuesto si van a contra pelos de sus propias estrategias de cambio, después cuando han crecido y desarrollado las han aceptado nuevamente intentando controlarlas y una vez controladas le cambian la estrategia y objetivos y por arte de magia son los héroes y los que la iniciaron.
Un ejemplo histórico contemporáneo. La reorganización del movimiento obrero, de las organizaciones sociales y populares, y del movimiento estudiantil en los primeros años de la década del 80, que dieron inicio a las protestas mediante coordinadoras de organizaciones sociales y populares en el área metropolitana y que se extendió por el país. Fue un acto de las organizaciones mismas sin injerencias de partidos, por obvias razones en aquel tiempo de gran represión, y fueron ellas la fuente que iniciaron y derrotaron la dictadura. Los partidos de aquel entonces hicieron grandes esfuerzos por recomponer sus aparatos y que solo una vez recompuestos con dinero en sus arcas hicieron todo lo posible por controlar el movimiento, hasta que lo lograron. Frenaron la lucha y la encauzaron hacia sus propios fines, con los resultados a la vista.
Estas "vanguardias partidarias" que usurparon la dirección natural de aquellas organizaciones y sus objetivos con dirigentes tales, como Núñez, Martner, Delvalle y muchos otros, primero dentro de lo que fue el Bloque Socialista y luego Lagos, Almeyda, Escalona y otros después, lograron el control de las organizaciones del pueblo y le propinaron tamaña derrota al pueblo de Chile en sus aspiraciones por una verdadera democracia, por un economía diferente de justicia social.
No fueron los partidos ni sus dirigentes los que derrotaron la dictadura. Fue el pueblo organizado. Ellos solo tomaron los frutos y control. Desbaratando la dirigencia real y natural que tuvo el movimiento social de aquel entonces. Y, luego para evitar reorganizaciones y/o opiniones independientes, desbarataron las revistas de opinión y análisis que nos acompañaron en aquella lucha una vez conquistada la democracia restringida. Pregúntenle a Juan Pablo Cárdenas. Si llegaron al poder, fue montados en las organizaciones sociales y populares que brindaron la lucha, los muertos y la protección. Protección que da un pueblo movilizado en sus demandas.
Y esa es la raíz de nuestros problemas con las alternativas de cambio que vienen de arriba.
Sin embargo la revolución de los pingüinos vino asustar y a recordarles, a las conducciones partidarias de la Concertación, al igual que en los 80, que no necesitamos conducciones externas para movilizarnos por nuestros intereses.
Para las extraparlamentarias fue un susto también porque los estudiantes no respondían a sus conducciones, y no puede ser que una lucha no pase por ellos y sus directivas. Malo para la imagen de alternativa. Para otros en la concertación, susto por no poder controlarlas a pesar que algunos dirigentes estudiantiles eran militantes de sus organizaciones.
Todas sus conquistas y logros pingüinos, fue a pesar de algunos partidos y de absoluta sorpresa para otros. Pregúntenle a Escalona por su pesar, seguro que acuso a los dirigentes estudiantiles de su propio partido como desleales con la presidenta. Pero, bravo por los estudiantes que fueron leales a su propia causa. La tardía reacción de las organizaciones extraparlamentarias y deseos de usurpar la dirección independiente del movimiento estudiantil demuestra que siempre van muy de atrás.
Las conquistas estudiantiles fueron obra de los estudiantes mismos y no de los partidos.
En junio próximo, Harán 25 años desde que comenzaron las protestas masivas en el área metropolitana.
25 anos que comenzamos la lucha por recobrar la democracia desde las organizaciones sociales y populares.
25 anos desde que tejimos la red de organizaciones sociales y coordinadoras de organizaciones sociales. Comenzamos desde los barrios de las Comunas en Zona Norte en Zona Sur, dejándonos mensajes de fecha y horas de las próximas protesta en las micros metropolitanas, el internet de la época, que funcionaba mejor que el TranSantiago.
Sabemos que la tarea por recobrar la democracia esta inconclusa y deberemos terminarla. Sabemos que si no lo hacemos nosotros mismos nadie más lo hará. Y, sabemos que deberemos organizarnos de la misma manera, uniéndonos no por doctrinas si no por necesidades, desarrollando y creando organizaciones necesarias al desarrollo de nuestras propias comunas, pero esta vez sabemos, que no podemos entregar nuestra lucha y nuestras necesidades a los partidos políticos nacionales.
Sabemos que deberemos crear nuestra propia organización política a partir de las organizaciones sociales y populares en nuestras comunas, y en todas las comunas, no esperando ni pidiendo que la organización sociales y populares se disuelvan ni entreguen la conducción o liderazgo que ellas mismas se han dado, ni que cambien sus objetivos y prácticas, sino mas bien unir en un ente político esos objetivos y practicas con las de otras organizaciones populares y así crear una organización política que nos permite entrar a disputar en cada comuna del país la conducción ejecutiva de la comuna, levantando nuestros propios candidatos a Alcalde y Concejal.
Sabemos que los partidos más que conducción son corrientes de opinión. Entonces, tomaremos en cuenta sus opiniones con respeto, pero no su conducción. Porque por encima de todo sabemos, que somos nosotros mismos los agentes de los cambios.
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