jueves, 25 de febrero de 2010

Cuba: ¿Cuál es la posición?

Por Alfredo Cerpa
Después de la derrota sufrida en las urnas por la Concertación en enero pasado; Es entendible que los partidos de la izquierda chilena al igual que los partidos que componen la concertación se encuentren ocupados intentando crear líneas políticas, tácticas y estrategias para intentar crear una relación o, reganar una relación con la ciudadanía en Chile. Sin embargo, el hecho ocurrido en Cuba con la muerte de el obrero de la construcción Orlando Zapata, después de más de 80 días de huelga de hambre, debería llamarlos a un alto y dar a conocer sus posiciones ante este y otros hechos que ocurren en la Isla Socialista, como la negación de permiso a los integrantes de la Academia Cubana de la Lengua para participar en el V Congreso Internacional de la Lengua Española a realizarse en Valparaíso entre el 2 y el 5 de marzo entrante. Es importante hacerlo.
Es importante que salgan con una declaración, porque ambas hechos, constituyen cosas demasiado importantes para la ciudadanía chilena y su lucha por democracia y derechos humanos. Pero importante también porque trata de los partidos que intentan reganar la confianza del pueblo mediante propuestas y proyectos donde en mucho de ellos, la propuesta socialista, como solución a la enorme cantidad de problemas y abusos que sufrimos en chile, es el gran objetivo. Estos hechos ocurridos vuelven a poner en el tapete la discusión, el análisis y la autocritica sobre Socialismo y Democracia, sobre lo cual se precisa de una posición clara y de principios.
La ciudadanía que ha mantenido enormes recelos y críticas a la izquierda en los últimos anos, para no mencionar la Concertación que acaba de ser derrotada, espera una postura clara sobre estos hechos, porque en base a estas posturas se podrá medir acercamiento o mayor alejamiento de las mismas.
Hasta hoy esa postura no ha llegado y el silencio no ayuda a crear confianzas entre los partidos de la izquierda, la Concertación y la ciudadanía. Sin una posición sobre estos hechos y la discusión más importante sobre socialismo y democracia, las propuestas que ya empiezan a llegar a la ciudadanía mediante voceros y personeros partidarios, carecerán de valor y no podrán ser tomadas en serio para ser analizadas.
Entiendo que estos hechos de haber ocurrido en cualquier otro país no se hubieran gastado tanto papel o simplemente dicho: Una vez más…. Pero no ocurrió en otro país. Ocurrió en Cuba Socialista. Por lo tanto para las fuerzas que se aprestan hacernos proposiciones en función de la lucha por la democracia, la igualdad y los derechos humanos y hacernos llamados al socialismo no pueden quedar sin manifestar sus posiciones.
Los intelectuales que día a día y artículo tras artículos nos ayudan a tomar posiciones y a educarnos con respectos a tantos y tan variados temas, tampoco deberían quedar ausentes de este crucial tema. No deberían esperar una encuesta de opinión para pronunciarse a la segura y seguir la corriente. Se trata de cuestiones de principios de ética y moral no de un lineazo más.
Fesal Chain lo hizo hace un tiempo. Planteo una posición cuando ningún hecho, por lo menos de esta magnitud lo ameritaba, solo la valentía de hablarnos sobre un tema que se presenta tan angustiante para la izquierda. De tal artículo me quedo con una frase. “Ya no vale esa frase de que los sueños de la razón producen monstruos. No es suficiente. No sé la respuesta, pero el tema es cuánto nos cuesta acoplar nuestro sueños, nuestros amores, a la vida que deseamos construir a partir de ellos, y cómo a veces nos obligamos a traicionarnos.”Fesal Chain. A cuba con amor. En G-80.
Alfredo Cerpa
http://desdelacomuna.blogspot.com
alfrepolicom@gmail.com

lunes, 22 de febrero de 2010

Alianza y Concertación

Héctor Vega

Fuente. Fortin mapocho
La Alianza por Chile y la Concertación de partidos por la democracia, nacen de un mismo tronco institucional. Son fruto de las sensibilidades diversas con que se resolvió la transición a la democracia en Chile en los años 80 y de su consolidación con los gobiernos civiles. Acomodos en el transcurso del tiempo entre estos dos conglomerados explican un traspaso de mando que más tiene de ajuste dentro del modelo neo-liberal que de un verdadero cambio. Lo que se disputaba por ambas coaliciones en las elecciones presidenciales recién pasadas era el dominio sobre instituciones antidemocráticas heredadas de la dictadura con muy pocas ideas y menor voluntad para cambiarlas. Lejos estaba la pugna por la legitimidad que otorga la práctica democrática del poder.

La línea dura de la UDI dentro de la Alianza por Chile marca el rumbo de lo que sería la herencia institucional de la dictadura. Su fundador, Jaime Guzmán promueve el artículo 8 de la constitución de Pinochet que consagra la proscripción del PC. Es el inspirador del discurso de Chacarillas donde se afirma que una democracia “autoritaria, protegida, integradora, tecnificada y de auténtica participación popular”, se impondrá por sobre un gobierno fracasado e ilegítimo [se refiere a la Unidad Popular]. Es la retórica desde donde se acuña la noción de “democracia protegida”, la cual viene en rescate de un estado “liberal clásico, ingenuo e inerme” y que será reemplazado por la real participación que otorga un sistema antipartido cuyo fundamento en el orden económico estará dado por el principio de la subsidiariedad”. Su unión con RN –derecha económica que contrariamente a la derecha republicana se comprometió con el modelo de Chicago– y antiguos militantes del Partido Nacional y de la Democracia Cristiana que asesoraron a la dictadura, no se produce sin dificultades pues el retorno a la democracia de RN no coincide con el discurso autoritario y agresivo de la UDI, por lo cual meses más tarde, junto con la expulsión de Jaime Guzmán, esta decide formar tienda aparte.

Los partidos políticos que finalmente constituyeron la Concertación siempre fueron a la zaga de los hechos sociales provocados por las agrupaciones de trabajadores y ciudadanos sin mayor vinculación partidaria. 1980 es el año del plebiscito fraudulento de la Constitución de Pinochet, año en que las primeras manifestaciones ocupan las calles de Santiago y Clotario Blest, emblemático dirigente sindical, ya anciano, se encadena a las rejas del ex Congreso Nacional. Las cúpulas políticas siempre fueron reticentes y en algunos casos en abierta oposición a los movimientos sociales. Temieron perder la conducción de la protesta pero tampoco tomaron la iniciativa. A fines de 1982 se formó el PRODEN liderado por Jorge Lavandero quien en abierta oposición a su partido, la Democracia Cristiana, convocó el 4 de septiembre de 1983 a la primera protesta masiva contra la dictadura en Santiago en Alameda esquina General Velásquez: 120 mil personas concurrieron al acto. No es un hecho menor que el PRODEN agrupara alrededor de 200 organizaciones sociales y representantes de la derecha republicana, la DC, el PS y el PC. En la misma lógica de movilizaciones el Movimiento Democrático Popular [MDP, integrado por el PC, PS y MIR] participó en las protestas donde la Confederación Nacional de Trabajadores, sucesora de la Coordinadora Nacional Sindical, lideró las manifestaciones. En un hecho de gran significado político, la Asamblea Nacional de la Civilidad, convocada por el Dr. Juan Luis González, presentó al gobierno de Pinochet el 26 de abril de 1986, la llamada “Demanda de Chile” a la cual concurrieron más tarde los partidos políticos. La presión internacional en protesta por la violación a los derechos humanos y de la Iglesia Católica en aras del diálogo entre la oposición y la dictadura abrieron finalmente las puertas a la negociación.

Nunca estuvo en el espíritu de los dirigentes políticos superar los acuerdos cupulares. Procedimiento que a la larga llevaría a la desmovilización, no sólo de las organizaciones sociales que participaron en las movilizaciones, sino además de sus propios militantes. Al propiciar una “Concertación chica”, es decir restringida, la Democracia Cristiana caía en el juego de la dictadura, cuyo objetivo era mantener el andamiaje institucional de la Constitución de 1980 y que quienes se hicieran cargo en el futuro aseguraran su gobernabilidad.

Sin procesos de consulta directa de la ciudadanía o de referéndum revocatorio, o aún la posibilidad de actividad económica, el poder del Estado quedaba en manos de los grupos económicos que en más de 16 años habían establecido posiciones de poder. Ese fue el paquete institucional que la dictadura endosó finalmente a sus adversarios. Junto a la Democracia Cristiana, entrarían en la coalición restringida, el Partido Radical, la Alianza de Centro, la Social Democracia, el PADENA, y la USOPO, de manera que absolutamente excluido el PC, no quedaba sino considerar la inclusión del PS, la cual se materializó con las sucesivas incorporaciones del PS-Núñez y del PS-Almeyda. Con la unificación del socialismo el 12 de diciembre de 1989, y la incorporación del MAPU a sus filas, quedaba integrada en su forma definitiva la Concertación que inauguraría su primer gobierno en 1990. Sin embargo, la inspiración socialista ya no estaba allí. Sus dirigentes, profesionales y técnicos ya habían adoptado en el exilio el proyecto neoliberal y de lo que ahora se trataba era de un mero cambio de mando, sin traumas ni sobresaltos, el mismo que 20 años después, durante la campaña presidencial, la Coalición por el Cambio presentaría al electorado con un programa que significaba “lo mismo pero mejor”. La militancia, huérfana de dirección no tuvo otro recurso que refugiarse en grupos alternativos y disidencia de escasa –si ninguna– influencia en cúpulas de poder cada vez más restringidas.

El compromiso

Cuando Patricio Aylwin y Francisco Bulnes Sanfuentes, acordaron reconocer la validez de la Constitución de 1980 [“Una salida político institucional para Chile”, seminario realizado a comienzos de 1985], adquirieron un compromiso con la gobernabilidad del andamiaje institucional que servía de soporte a la concepción autoritaria del estado. Peor aún, asumieron un cogobierno en el cual, quien gobernaba debía negociar su programa de gobierno con la oposición, que aún cuando tuviera menos votos que el partido triunfante obtendría, en virtud del sistema binominal de elecciones, un virtual empate en el número de parlamentarios elegidos. Esta lapidaria conclusión señala claramente el rumbo en el cual la Concertación se iba a embarcar por un período de 20 años: suma cero donde los votos minoritarios de la oposición valen tanto como los votos de la mayoría.

Sendos artículos de Jaime Guzmán, inspirador de la Constitución de 1980, revelan la trama de la “democracia protegida”, la cual en su esencia determina que el gobierno elegido deberá gobernar obligadamente según realidades que podrían colocarlo aún al margen de sus deseos. “Es decir que si llegan a gobernar los adversarios –explica Guzmán– se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario” [entre otros, El camino político. Revista Realidad, año 1, Nº 7, diciembre de 1979].

La verdadera apuesta

Sería un error pensar que existió unanimidad entre los civiles que apoyaron el golpe. Así como tampoco existe la misma visión política en el gremialismo UDI y la derecha económica agrupada en RN en el primer gabinete de Piñera. Fuente de desconfianzas que explica la mayoría de independientes en el ministerio. Cuatro miembros de cada partido integran su núcleo militante. El resto, 12 ministros, son independientes. Su subido número y el funcionamiento transversal y coordinado de ministerios afines que se proclama, aminoran las confrontaciones partidarias, pero más importante aún, es la mayoría de independientes que proporciona la holgura que necesita Piñera en posibles futuros recambios, cuya esencia residirá más en la forma de ejercer el poder antes que querellas de influencia entre RN e UDI. Sin mayoría en el Congreso, Piñera estará obligado a negociar los quórum que en el pasado amarraron a la Concertación, lo cual implica concesiones y ajustes que esta vez juegan en contra de la Alianza y lo obligan a medir la habilidad de sus socios para sortear las dificultades.

Sin embargo, entrar en cálculos de eventuales alianzas y posiciones de poder es olvidar lo que la clase política, de la Concertación y la Alianza, busca preservar a saber, el terreno diseñado por Guzmán, es decir, que no haya otro remedio que gobernar según las reglas del cogobierno. Esa es la piedra fundacional del edificio de dominación que entregó la dictadura a sus sucesores; terreno en el cual el PS [en el curso de las negociaciones de la década de los 80 y después durante los gobiernos de la Concertación] entregó su programa, su inspiración y su voluntad de transformación…y con ello, renunció a su militancia. En definitiva, los negociadores no vieron el proyecto de dominación que estaba en juego y que se resumía en el núcleo institucional desde donde ejerció el poder la dictadura.

De cómo los gobiernos pierden legitimidad

En el curso de estos 20 años de gobierno concertacionista el mundo cambió radicalmente, se sucedieron más de media docena de crisis financieras –, la de 2008/2009 de mayor violencia que haya registrado la humanidad en los últimos 80 años, lo cual demuestra la escasa capacidad de los gobiernos e instituciones de Bretton Woods para resolverlas. Con ello, en un proceso irreversible, los gobiernos perdieron legitimidad, pues fueron incapaces de percibir el grado de desarrollo que las fuerzas productivas y financieras habían alcanzado y que la sociedad había cambiado en el curso de sus funciones; precisamente aquella desde donde derivaban sus mandatos.

Si la regulación del orden por el estado en sociedades modernas es una necesidad central, también lo es y de manera equivalente la legitimidad con que se ejerce la fuerza para mantener el orden...y el mercado. No olvidemos que el capítulo final con el cual se cerraron las negociaciones entre la oposición y Pinochet fue impecable: más de 7 millones y medio de ciudadanos, esto es 91% del electorado votó favorablemente. ¡Crimen perfecto! ¡Maniobra sin apelación! ¡Con la Concertación mediante se cerraba la victoria pinochetista! Lo cual explica que después de dos décadas aún no se cierren los juicios e indagaciones por las brutales violaciones a los derechos humanos y reparaciones a presos políticos y torturados; un estado limitado al principio de la subsidiaridad [bonos y subsidios en los hechos] y mero árbitro de las reglas del mercado; estado sin poder para desarrollar alguna actividad económica [nº 21 del Art. 19 de garantías constitucionales de la Constitución Política del Estado]. Más aún, es el estado de la Concertación quien completa la desnacionalización del cobre, así como la privatización de la salud, la educación…agreguemos el saldo de 2 millones de pobres en un país de 16 millones de habitantes clasificado como próspera economía emergente [¡?]. Por ello, para casi 50% del cuerpo electoral que no votó por la Alianza el orden institucional [negociado] por la Concertación es ilegítimo. Piñera fue votado en segunda vuelta por menos del tercio del electorado y 19% de la votación en segunda vuelta de Frei [que se agregan a su 29,6% de la primera vuelta] fue en realidad un votó contra Piñera, lo cual revela la escasa alternativa, si no ninguna, que tenía el electorado.

Una participación tardía

Cuando la subsidiariedad del estado está en crisis, no queda otro recurso, si prevalece el orden basado en la autorregulación del mercado, que el incesante crecimiento económico y de la riqueza. Pero la crisis energética, del agua, el calentamiento global y el agotamiento de recursos no renovables, demuestran la futilidad de esta solución; precisamente cuando el orden económico global, basado en el crecimiento indiscriminado –teniendo el mercado como señal– lleva al colapso de la humanidad.

De esa constatación surgen exigencias de mayor y más extensa participación en áreas de la vida social. Me refiero al elemento que introdujeran en la política los grandes dirigentes sociales del pasado, que en su mayoría fueron desterrados de la política partidaria porque resultaban incómodos.

Siempre fue más fácil resolver autoritaria y técnicamente los problemas de estado, para con ello proteger el núcleo social y la esfera de influencias de aquellos que decidían. Con ello progresivamente las organizaciones, cuya participación algunos militantes del socialismo concertacionista voceaban, fueron perdiendo influencia hasta encontrarse en la vereda del frente desde donde se gritaban las viejas consignas del socialismo pero esta vez como oposición a aquellos que habían negociado el poder con Pinochet.

Cuando la política intentó apelar en las elecciones presidenciales a las mismas fuerzas que había desmovilizado en beneficio de una transición tranquila y ordenada y dentro de las instituciones que había negociado con la dictadura ya era demasiado tarde.

Tengo la firme convicción en un hecho irreversible: la participación pertenece a una política de nueva generación. Quiero decir se producirán situaciones y desafíos tales para las cuales no tendrán cabida sino hombres y mujeres libres mientras la clase política actual, los negociadores del pasado, se disputan la herencia del pinochetismo.

Héctor Vega es Director de Fortín Mapocho.com. Doctor de Estado en Ciencias Económicas [Francia]. Profesor del doctorado en Procesos Sociales y Políticos en América Latina. Universidad ARCIS.
18/02/10

"Se acabó la transición"

Entrevista con Marcos Roitman

Por Osvaldo León
El próximo 11 de marzo, la presidenta Michelle Bachelet entregará el bastón de mando al multimillonario Sebastián Piñera. Más allá del protocolo, el acto marcará el cierre del ciclo político de la transición liderada por la Concertación a lo largo de diecinueve años. “Así acaba un período en el cual nadie se siente defraudado”, sostiene Marcos Roitman, sociólogo chileno y actualmente profesor de la Universidad Complutense de Madrid, en un análisis crítico que desarrolló en diálogo con ALAI, cuyos términos presentamos a continuación.

- ¿Cuál es tu lectura del triunfo presidencial de Sebastián Piñera y las implicaciones en la futura dinámica política chilena?

En primer lugar, con el triunfo de Sebastián Piñera se cierra la transición. Los acuerdos generados entre la derecha, las fuerzas armadas y los miembros del comando por el No, emergente en 1988, culminan con éxito. Así acaba un período en el cual nadie se siente defraudado. Lo acontecido refuerza la constitución política instaurada por el dictador y da alas a la derecha natural para no derogarla en sus artículos más represivos. En segundo lugar, el discurso oficial es triunfalista. Consiste en remarcar la excelencia de la democracia chilena. Es parte del juego y de la tan manida alternancia. En tercer lugar se da una explicación sobre falsos fundamentos. Se presenta a los partidos de gobierno como la izquierda real derrotada por la derecha natural. Pero se olvida que en los partidos de la Concertación viven golpistas, exiliados y sujetos que colaboraron con el orden represivo de la tiranía. La democracia cristiana, sin ir más lejos. Los hoy perdedores han jugado un sucio papel, lavarles las manos a los torturadores, dejar libre a los responsables políticos del golpe militar y administrar el orden neoliberal. En esta lógica, no se puede hablar de una derrota de la izquierda. Sus representantes éticos, políticos y sociales fueron marginados conscientemente con el fin de evitar una transición democrática. Me refiero a los movimientos populares, al Partido Comunista, a los restos del MIR, la Izquierda Cristiana e independientes, a los cuales hay que sumar los miles de desencantados provenientes de la concertación en sus primeros años. Aquellos que abandonaron la coalición de gobierno por falta de compromiso social y económico con las clases trabajadoras, el pueblo mapuche y los sectores mas desprotegidos afectados por las reformas neoliberales.

En estos diecinueve años de gobierno, la deserción se fue generalizando en la coalición de gobierno. Aunque algunos no lo hicieron precisamente por la izquierda. El triunfo de Piñera supone la consolidación del golpe militar bajo el paraguas de una constitución espuria y una fórmula electoral poco transparente. Más de cuatro millones de chilenos no se encuentran inscritos en los registros para votar. Y no olvidemos que tanto el nuevo presidente como su hermano, José Piñera, Ministro de Trabajo con Pinochet y Frei hijo, pertenecen a la generación de quienes conspiraron para derrocar al gobierno del presidente Salvador Allende.

Por otro lado, pienso que puede haber una recomposición política entre los partidos de la izquierda real y aquella que se define como tal inmersa en la Concertación. Sin embargo para que suceda debe haber una ruptura interna. La democracia cristiana no tiene cabida en un proyecto de estas dimensiones. Su espacio natural está cubierto por Renovación Nacional en la derecha. Seguramente, este resultado es el fin de la Concertación tal y como se la conoce. En esta dinámica, tras un mea culpa es posible que el Partido Socialista también se fracture o tome otro rumbo. Recordemos que el actual se refundó para gobernar y buscar el contrapeso a la Democracia Cristiana. En él cohabitan sectores del MAPU, Izquierda Cristiana, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Partido Radical, Partido Comunista, independientes y algunos militantes del Partido por la Democracia. Además, la candidatura de Enríquez Ominami con el 20% de votos, abre la posibilidad a la emergencia de una nueva fuerza política. Ello, claro está, si logra transformar los votos en organización militante. Un partido cuyo programa sería reivindicar aquello que la Concertación no hizo y que debería de haber hecho. Creo que no tendría un largo recorrido, aunque a corto plazo una parte de la juventud y sectores medios le darían su apoyo.

Asimismo, la derecha tiene que deshacerse de su pasado pinochetista, cuestión harto difícil sino imposible. Aún la memoria y la conciencia histórica siguen pesando en la formación del imaginario social chileno. Pero la democracia cristiana puede ayudar a deshacerse de tales lastres. Si la derecha confió en la Concertación para administrar su proyecto se debió en gran parte a la presencia de la democracia cristiana. Tras las elecciones, la derecha pinochetista y no pinochetista retoma el gobierno formal, pero no olvidemos que el poder real nunca le fue esquilmado.

- Se entiende que la mayoría de los cuatro millones que no participaron en el proceso electoral es joven. ¿Se podría hablar de una fractura generacional?

Si bien es cierto que la candidatura de Marco Enríquez Ominami Gumucio contaba con un apoyo más numeroso entre la población joven inscrita para votar, no podemos señalar que ese voto fuera un voto de compromiso con el candidato. Este no tenía un programa ni un proyecto alternativo de sociedad. Distintos elementos pueden haber condicionado tal aproximación. La propia juventud del candidato, la forma de hablar, ser hijo de Miguel Enríquez, un histórico dirigente de la izquierda chilena asesinado por la dictadura y porqué no decirlo sus películas y cortos criticando la acción de los viejos dirigentes de la izquierda chilena. Aunque esto último es mas bien secundario. Debemos además, ser concientes del tipo de campaña propio del marketing político. Su imagen era mucho más atractiva para los jóvenes que para una población cuya edad superase los cincuenta años. Pero no podemos decir que fuese un candidato antisistema. Su discurso está dentro del orden y como tal participa de esta lógica. Puede expresar ese cabreo latente por la política represiva contra el pueblo mapuche, los estudiantes secundarios, la corrupción, el aumento de la desigualdad, la pobreza extrema y la perdida de ideales. Sí su discurso fuese parte de un proyecto alternativo, hubiese calado en aquellos sectores entre 18 y 30 años, hijos de la concertación que no se inscriben para votar y que forman una no despreciable cifra de mas de un millón y medio de personas.

De modo que no veo una fractura generacional. Pero sí un desgaste en la forma de hacer política, en el sistema electoral y sobre todo en un proceso de despolitización. Proceso iniciado en los años siguientes a la dictadura y continuado y profundizado por los partidos de la Concertación. Tampoco creo que Marco Enríquez Ominami Gumucio, tenga un proyecto socialdemócrata enquistado en un capitalismo keynesiano de pleno empleo y distribución de la renta. Seguramente su máxima aspiración, que no es poca cosa en el Chile actual, sería tal vez poner fin a la impunidad y cuestionar la ley de amnistía. Aunque no metería mano a la falta de libertad de prensa, el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, el control sobre las aguas, hoy en manos de las transnacionales y los megaproyectos para la construcción de represas, autopistas, etc. En fin, no creo que ese 20% que votó por él en la primera vuelta, lo hiciera convencido de un proyecto alternativo, fue más bien un voto de castigo a Frei. Por ello la democratización del país deberá esperar al menos un lustro.

- Cuando hablas de despolitización, ¿cuál es el sentido y alcance de este fenómeno?

Hablo de la pérdida de la ciudadanía plena y la centralidad de la política a la hora de tomar las decisiones. La sustitución de la res-publica por el mercado, un espacio competitivo, altamente monopolizado, excluyente y sin posibilidad de crear ciudadanía, auspicia la guerra de todos contra todos. El mercado crea consumidores, la política ciudadanos con derechos y obligaciones en el proceso de toma de decisiones. En Chile se destruyó esa ciudadanía. Eso fue lo mas revolucionario del golpe militar. En su lugar emergió, aquello que Aristóteles denominó con justa razón, el idiota social. Una persona que renuncia a su participación en la esfera pública en aras de un individualismo extremo. Sálvese quien pueda pero yo el primero. Podríamos decir que la política pierde los valores éticos y las virtudes democráticas del ejercicio del poder. En su lugar emerge la política como gestión del Estado. Así, las decisiones se pactan fuera del parlamento. El voto se hace obligatorio en las bancadas. La conciencia se aparca con tal de no caerse de las listas de candidatos. La política se convierte en profesión, en peor sentido weberiano. Son funcionarios, empleados de la razón de estado. Burócratas bien disciplinados. Los acuerdos se alcanzan a espaldas de los propios diputados. No hay transparencia ni horizontalidad. En términos actuales, ni empoderamiento ni transversalidad. Aunque para contestar a la segunda parte de la pregunta, este fenómeno se puede generalizar en la mayoría de los países latinoamericanos y del mundo occidental en el cual se pusieron en práctica las políticas neoliberales. Las reformas del Estado, con sus procesos de desregulación, privatización, descentralización y cambio en la gestión pública tenían dicho fin. Se trataba de cambiar las relaciones entre la economía y el sujeto social. La primera se transformó en una teología fundante del orden social y el ciudadano se difuminó hasta su desaparición política. En contrapartida tenemos un sistema donde el social-conformismo emerge para facilitar el ejercicio de un poder totalitario, en el cual se renuncia a la conciencia y la voluntad en pro de una sumisión que garantice el éxito individual. Chile fue el primer laboratorio y desde luego no podemos decir que haya fracasado el experimento.

La entrega del poder formal por parte de los militares y el triunfo de la Concertación fueron la prueba de fuego de este proyecto. La Concertación administró el proyecto, y llevó a cabo las últimas reformas que Pinochet no había realizado. Por eso digo, volviendo a la primera respuesta, que se acabó la transición. El reproche al modelo impuesto por Pinochet y la derecha tenia su razón en haber tenido su origen en un golpe de estado. El regreso de las fuerzas armadas a sus cuarteles abría una interrogante: ¿es posible administrar el proyecto por quienes fueron sus detractores? Bien, la Concertación demostró su maleabilidad y su falta de ética. No tuvo problemas en administrarlo. Sólo tuvo que desprenderse de los valores democráticos que habían sido su bandera de lucha durante la dictadura. Y debo decir que no tuvieron empacho en hacerlo.

- Un proyecto que se le ha proyectado como ejemplar, por cierto…

Desde luego. Los medios de información y disuasión han proyectado esta imagen idílica. Pero no olvidemos que Chile es el país con mayor desigualdad en América Latina y de los primeros en el mundo. Mérito poco recomendable, para decir que es un país gobernado por la izquierda. Sin embargo, para no ser injustos, hay que reconocer que en el gobierno de Michelle Bachelet, se implementaron políticas sociales tendentes a disminuir la extrema pobreza, dando cierta cobertura sanitaria a los más desatendidos y salarios mínimos más acordes con el coste de la vida. Estas políticas se han vendido como parte de un proyecto de cohesión social. Mero espejismo, si consideramos la privatización de la sanidad, de las empresas públicas, el fracaso de las políticas educativas, la flexibilidad laboral y la creación de empleos de baja calidad amparados en las leyes que favorecen el despido libre. Factores a los cuales se debe sumar la emergencia de la corrupción política, cuestión relativamente inédita en Chile.

En este sentido, un gobierno de izquierda, como se autodenomina el chileno, debería haber construido una política social diferente a la dinámica neoliberal. Si sólo se dedican a tapar agujeros para un mejor funcionamiento del neoliberalismo en realidad no hay cambios estructurales. Si sus éxitos consisten en dar un retoque humano al capitalismo salvaje, entonces han fracasado. Por eso, tanto Ricardo Lagos como Michelle Bachelet quisieron darles un perfil progresista a sus gobiernos y distanciarse de los gobiernos democristianos de Patricio Alwyin y Eduardo Frei Ruiz Tagle. Y es cierto, lograron dar una capa de barniz a las políticas más excluyentes que habían marcado al Chile de Pinochet y los dos primeros gobiernos de la Concertación.

En ese sentido es ilustrativo lo que dijo el Ministro de Asuntos Exteriores de Bachelet, Alejandro Foxley en un ataque de sinceridad. Permítame citarlo textualmente ya que tengo la frase anotada en una ficha que siempre llevo conmigo: “Pinochet realizó una transformación sobre todo en la economía chilena, la más importante que ha habido en este siglo. Tuvo el mérito de adelantarse al proceso de globalización que ocurrió una década después. Al cual están tratando de encaramarse todos los países del mundo: descentralizar, privatizar, desregular. Esa es la contribución histórica que va a perdurar por muchas décadas en Chile y que quienes fuimos críticos con algunos aspectos de este proceso en su momento, hoy lo reconocemos como un proceso de importancia histórica para Chile, que ha terminado siendo aceptado prácticamente por todos los sectores. Además ha pasado el test de lo que significa hacer historia, pues terminó cambiando el modo de vida de todos los chilenos para bien no para mal, eso es lo que yo creo. Y eso sitúa a Pinochet en la historia de Chile en un alto lugar”. Bueno, cuando uno oye esto no sabe como reaccionar. Si no sabe su origen seguro que se lo atribuye a un miembro de la derecha o algún disidente de la dictadura.

- Con estos elementos, ¿qué se puede esperar del nuevo gobierno?

Yo creo que habrá un aumento de la conflictividad social entre otras cosas, porque hay que recordar que Piñera es un empresario y como tal va a tratar al país con el criterio de ser una empresa. Disciplina, eficacia, racionalidad y mucha mano dura para maximizar los beneficios. Una especie de Berlusconi, sin sus connotaciones esperpénticas. Es posible que se profundice el proceso desnacionalizador en la minería del cobre. También se seguirá aplicando la ley antiterrorista contra el pueblo mapuche, criminalizando sus demandas y protestas sociales. Las consecuencias inmediatas serán una militarización de la zona bajo el criterio de una guerra de baja intensidad. En esta dinámica, Piñera no tiene que justificarse, el es por antonomasia el ejemplo de hombre rico creado por la dictadura. Y se siente cómodo en ese traje.

En sentido opuesto, la Concertación, al ser oposición, puede presionar al gobierno con movilizar a su electorado con el lema “paremos a la derecha”. En esta estrategia, contará con el apoyo de los comunistas, los sindicatos y los movimientos sociales, hasta ahora reprimidos. A diferencia de Marco Enríquez Ominami Gumucio, la Concertación es una suma de partidos con cuadros y estructura, lo cual permite movilizar a sus afiliados de forma orgánica.

Cabe también recordar que cuando ganó Piñera, un sector no desdeñable de sus votantes exhibió carteles de Pinochet. Cuestión que deja al descubierto alguno de los compromisos adquiridos por Piñera. Su triunfo, no lo olvidemos, es visto por estos sectores como el comienzo de una revancha donde articula todo su odio contenido durante veinte años. Quizás sea lo más doloroso, observar que una proporción de chilenos siga pensando en Pinochet como un salvador de la patria y no como un asesino, culpable de crímenes de lesa humanidad.

- ¿Descartas que en los planes de Piñera esté una aproximación hacia la Democracia Cristiana?

Ya lo señale anteriormente. Como miembro de la derecha cuenta con muchos amigos dentro de la democracia cristiana. Mismos que se prestarían para una acción de estas características. Seguramente, si las condiciones lo ameritan, Piñera utilizará todos los medios para provocar primero una aproximación, que todo hay que decirlo ya existe. Pero su objetivo va mas lejos, busca la ruptura definitiva de la Concertación. En esta lógica, la Democracia Cristiana, dentro del gobierno de Piñera, le puede otorgar un respiro si quiere mantener cierta distancia con la UDI. No nos olvidemos que Piñera era un admirador de Frei padre y sus vínculos con militantes democristianos se remontan a décadas. Fijarse una política de atomización de la oposición y atraer la democracia cristiana forma parte de un proyecto refundacional de la derecha chilena a mediano plazo y seguro que Piñera está en este contubernio.

- En el frente externo, ¿qué podemos esperar del Chile bajo la conducción de Piñera?

En este plano, como en todos, los cambios irán a peor. Aún así, cabe recordar que fue un gobierno de la Concertación quien impidió a Venezuela sentarse en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, apoyando la candidatura de Guatemala, todo para después abstenerse. También debemos subrayar que durante todos estos años que ha gobernado la Concertación, Chile ha roto con el proceso de integración latinoamericana, es más, no ha querido estar en América Latina. Mira más al Norte que al Sur. Tiene firmados 72 tratados de libre comercio con los países del llamado “primer mundo”

Chile rompió ese concepto de lo latinoamericano presente en la identidad chilena. La nacionalidad chilena se entendía como parte del ser latinoamericano. Ahora el chileno medio y de éxito se siente más vinculado con EE.UU. y Europa. Es cierto que frente al golpe contra el presidente boliviano Evo Morales, el gobierno chileno y Michelle Bachelet lo condenó, apoyándose en la estructura de Unasur. Pero no ha participado y se ha mostrado indiferente, por decir lo menos, frente al ALBA, el Banco Sur y los proyectos de integración que buscan romper la hegemonía de los EE.UU. en la región. Por el contrario, EE.UU. ha encontrado en Chile un fiel aliado. Queda claro, entonces, que la política de los partidos de la Concertación ubicó a Chile en un bloque: el bloque hegemónico de los EE.UU. Con todo, es cierto que uno puede señalar que el nuevo presidente Sebastián Piñera va a inclinar la balanza hacia la posición colombiana defendida por Álvaro Uribe, tendiendo una mano a Felipe Calderón en México y dando una bocanada de oxigeno a los gobiernos conservadores de Panamá, Perú y Honduras. Su política exterior no se va a enfrentar a Brasil, no es un enemigo. Y en los aspectos más inmediatos y conflictivos, cerrará las puertas a cualquier diálogo con Bolivia en lo tocante a una salida al mar. En todo ello hay un común denominador, el triunfo de Piñera es un punto de inflexión a lo que se creía el fin de la hegemonía neoliberal en el continente. La batalla sigue y ahora se abre un nuevo capitulo. Esperemos que no suceda lo mismo en las próximas elecciones presidenciales en Brasil.

Pese a todo estoy seguro que estos nubarrones no anuncian tormenta. Pero el neoliberalismo no ha sido, como piensan algunos, derrotado. Hoy vive una segunda juventud, mucho más peligrosa. El orden neo-oligárquico se consolida. Combatirlo es el deber de todo demócrata, viva en Chile, Ecuador, México o Brasil.

http://alainet.org/active/35932

LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS FRENTE AL NUEVO GOBIERNO DE PIÑERA

20 February, 2010 03:21:00 Por Alfredo Seguel

Cabe mencionar que gran parte de los conflictos que existen en el presente ya sea por exigencias de restitución de tierras ancestrales o de resistencia ante la imposición de proyectos de inversiones privadas como forestales, celulosas, hidroeléctricas, salmoneras, mineras, entre otras, las que afectarían a numerosas vidas, se enfrentan, justamente, de manera directa y frontal, sin más caretas concertacionistas, de manera directa y frontal, con quienes asumirán la representatividad del nuevo Gobierno.
El Gabinete que tendrá el Presidente electo Sebastián Piñera son hasta el día de hoy, representantes de los principales sectores empresariales y de gremios de latifundistas de origen colonial, donde numerosas comunidades mantienen reclamaciones, por lo tanto, también, está en sus manos la opción de agudizar las tensiones e intensificar la senda de violaciones; O bien, el de dar una solución plena a los actuales conflictos, con el respeto de los Derechos Humanos y de cumplir cabalmente con las normas y estándares internacionales sobre Derechos Indígenas y Medio Ambiente.
El escenario que se ha venido viviendo en Chile en los últimos años con respecto a los Pueblos Originarios ha sido complejo y difícil. En los Gobiernos de la Concertación no ha existido la capacidad de los diferentes sectores políticos y empresariales, incluyendo en primer orden a quienes asumirán ahora el rol de Gobernar, para dar la debida atención y urgente solución a las demandas y conflictos que enfrentan los Pueblos y sus comunidades.
En efecto, ha habido estancamiento con respecto a los reconocimientos de derechos, mínimas reparaciones y restituciones, represión a la protesta social, falta de canales de participación efectivas y se ha dado prioridad a los asistencialismos para evadir temas de fondo, los que para más estuvieron mal manejados por el oficialismo y su escalafón burocrático.
Todo esto sin lugar a dudas ha causado desazón e indignación en Comunidades y organizaciones, síntomas que seguramente se trasladarán de distintas formas desde la diversidad de expresiones de los Movimientos ante el nuevo Gobierno de Piñera.
Cabe mencionar que gran parte de los conflictos que existen en el presente ya sea por restitución de tierras ancestrales o de resistencia ante la imposición de proyectos de inversiones privadas como forestales, celulosas, hidroeléctricas, salmoneras, mineras, entre otras, las que afectarían a numerosas vidas, se enfrentan, sin más caretas concertacionistas, de manera directa y frontal con quienes asumirán la representatividad del nuevo Gobierno.
El Gabinete que tendrá el Presidente electo Sebastián Piñera son hasta el día de hoy, representantes de los principales sectores empresariales y de gremios de latifundistas de origen colonial, donde numerosas comunidades mantienen reclamaciones, por lo tanto, también, está en sus manos, la opción de agudizar las tensiones e intensificar la senda de violaciones; O bien, el de dar una solución plena a los actuales conflictos, con el respeto de los Derechos Humanos y de cumplir cabalmente con las normas y estándares internacionales sobre Derechos Indígenas y Medio Ambiente.
Ejemplo de esto en el Gabinete es Ena Von Baer, la vocera que tendrá el ejecutivo, de origen latifundista colonial en la Región de la Araucanía, doctora en Ciencias Políticas en Alemania, “analista experta” de la cuestión Mapuche, y quien ha demostrado gran habilidad y disciplina en su carrera política. El otro, es el economista y Chicago, Cristián Larroulet quien reemplazará a Viera Gallo y deberá asumir las temáticas indígenas. Ambos cumplieron funciones en el ala doctrinaria de los Partidos de la Derecha, el Thin Tank de la Alianza: El Instituto Libertad y Desarrollo (LYD). Von Baer como directora del Programa Político y Larroulet como Director Ejecutivo.
Cabe mencionar que uno de los principales motores del LYD y de quien estribaron estos dos ejemplos, es Patricia Matte, socióloga, integrante del directorio del canal de TV Universidad Católica, junto a sus dos hermanos (Bernardo y Eliodoro) es Empresaria forestal y de papelería CMPC – Forestal Mininco, Empresa Colbún, Banco Bice, entre otras, cuyo grupo económico es uno de los principales que mantiene conflictos sociales y territoriales en Chile y cuyo padre, ya fallecido, fue sindicado como uno de los gestores del Golpe de estado en 1973 junto a Agustín Edwards.
Las tareas Pendientes
Luego que en el País se ha dado absoluta prioridad a la liberalización del mercado y del comercio a favor de ciertos grupos, se hace fundamental ahora, más allá del Gobierno que asoma, de dar prioridad a los Derechos Humanos y al Medio Ambiente donde habitan las Comunidades. No hacerlo, es seguir profundizando las crisis y a la vez, contrariar una serie de obligaciones internacionales que el estado chileno tiene pendiente y que a la postre, podrían dañar la imagen internacional y en los propios mercados de inserción donde cada vez más van importando los estándares e indicadores en estas materias.
El Gobierno, deberá entender que los planes operativos y conspirativos, la represión a la protesta social, los montajes comunicacionales, la intolerancia y el racismo como sucede en la imposición a la fuerza de proyectos atentatorios, como métodos frente a legítimas reclamaciones y como se ha venido haciendo en el Co Gobierno que ha sostenido en estos últimos veinte años la Concertación y la Derecha económica en Chile, son siempre un fracaso y que trae repercusiones serias.
Es de esperar que los sectores políticos de la concertación como del Nuevo Gobierno y los de la oposición verdadera, afronten de manera responsable los temas pendientes y más que acuerdos decorativos y superficiales, se permita el debate real sobre temas de fondo como es el de asumir de una vez por todas la reparación de derechos a los Pueblos originarios y cumplir así con las diversas medidas que se exigen. Entre otras materias pendientes están:
- La implementación plena y efectiva, de buena fe, de las Normativas Internacionales de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas y conexiones, como los diversos pactos y tratados, el Convenio 169 de la OIT, la declaración ONU sobre Pueblos Indígenas, que son obligatorias y de primer orden jerárquico dentro del ordenamiento jurídico, político y administrativo de Chile.
- Adecuación de la legislación local y sectorial de conformidad a esos criterios sobre estándares internacionales.
- Utilización de los mecanismos pacíficos de resolución de conflictos que establecen las normas internacionales de Derecho, principalmente frente a los hechos que son de carácter político e histórico como los conflictos por tierras ancestrales y de imposición de proyectos de inversión en tierras indígenas.
- Dar implementación eficiente para los procesos de demarcación y restitución de Tierras ancestrales a comunidades, como parte del conflicto histórico y actual del estado chileno y que han sido conminados a cumplir por órganos como el Comité de eliminación de la discriminación racial y de los Derechos Civiles y Políticos de la ONU, como asimismo, la atención a la rica jurisprudencia que existe en ese sentido, atendiendo la importancia de un territorio suficiente para el desarrollo y Bienestar de un Pueblo.
- La implementación efectiva, plena y de buena fe de los procedimientos de consulta a los Pueblos Indígenas, sus comunidades y organizaciones frente a iniciativas de políticas públicas, legislativas y administrativas; y reconocer, debidamente el Derecho a la participación atendiendo aspectos políticos y socio culturales.
- Atender la situación de racismo y discriminación de que son objeto los Pueblos Indígenas en Chile, entre otros, ante las políticas de asimilación y homogenización y exclusión en aspectos educativos, de salud, medio ambiente, como es la contaminación, el deterioro de las actividades económicas locales que se deben revitalizar y asumir, niveles de reconocimiento y valoración.
- Poner fin a la violencia estructural del estado hacia la protesta social de los Pueblos Indígenas, particularmente en hechos que tienen que ver con legítimas reclamaciones en materia de demandas de tierras y/o defensa de territorios. Escandalosa es la aplicación de Leyes represivas como la Ley antiterrorista que diversos organismos internacionales de Derechos Humanos han conminado a poner fin, ya que son prácticas de facto.
- Terminar con la existencia de instituciones fácticas como la competencia de los tribunales militares en causas civiles, tal como ordena la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA por la resolución del caso Palamara. Cabe mencionar que lo único que han generado son impunidades a abusos, atropellos y asesinatos ejecutados por agentes uniformados del estado en contra de numerosos civiles, hechos que han quedado en medio de verdaderos planes conspirativos.
- Reconocimiento de las instituciones tradicionales, como son sus autoridades; Y Potenciar las economías locales, las tradicionales y la vida rural.
Estos son temas que el Gobierno y el estado chileno en su conjunto deben asumir. Es una obligación hacerlo. Insistir en que no hacerlo, es retroceder y violar. Es ponerse al margen del Derecho que a la postre, pesarán en las instancias calificadoras de Derechos Humanos, medio ambiente y del mercado comercial internacional.
La despedida del Gobierno de Bachelet
Bachelet así como sus antecesores, son Gobiernos que se sometieron y actuaron de acuerdo a los intereses del poder del capital, que co gobernaron con ellos y que administraron algunos aspectos sociales. Así, se van los “administradores” de este modelo neocapitalista e ingresan de una vez los “patrones” de este modelo para asumir de manera totalitarista el control absoluto del poder de las instituciones del estado.
Bachelet se va con dos jóvenes Mapuches asesinados por miembros del GOPE de Carabineros en el marco de conflictos por tierras ancestrales (Matías Catrileo y Jaime Mendoza Collío). Se va con decenas de imputados judicialmente por la misma situación, con persecuciones, militarización y violencia extrema en Comunidades y no haber dado eficacia a procesos de restitución de tierras, posibilitando la especulación de mercenarios. Igualmente, se va con una serie de luces verdes que dio a diversos y nefastos proyectos de inversión para que se impongan, incluso, varios de ellos controlados por socios de Piñera, que llevan enormes impactos a numerosas comunidades en sus territorios.
Se termina así, un ciclo del maquillaje concertacionista, para que ingresen los verdaderos controladores del estado chileno. Por su parte, la Sociedad Civil y los Movimientos sociales frente a este escenario, deberá tener la capacidad de seguir creciendo y construir propuestas de vida, de alternativa frente al actual modelo y sistemas que están en crisis y que ahora lo administrarán sus sostenedores e ideólogos, quienes deberán asumir en su momento, que el saqueo y acumulación ya es suficiente, que es insostenible mantener el ritmo que han impuesto y que ya no es posible corregir sus fracasos.
Se debe seguir avanzando entonces en materias de autonomía y construcción de fuerzas sociales eficientes fuera del poder estatal y a su vez, intervenir instancias del estado para la conquista y reparación de derechos y logros de justicia.
Los Derechos Humanos y de la naturaleza en todas las esferas deben ser lo primero y se debe profundizar al respecto y hacerla sentir siempre ya que es urgente forjar un debate sobre esto, ya que no es posible tolerar más daño y destrucciones y que por causa o culpa de unos pocos, que quieren lucro insaciable y que obedecen a ideologías fascistas, lleven a las grandes mayorías a abismos y caos en medio de cercos “des-informativos” e ignorancia.
-Por Alfredo Seguel, integrante del Grupo de Trabajo por Derechos Colectivos y del Colectivo Informativo Mapuexpress. www.mapuexpress.net
Santiago de Chile, 20 de febrero 2010
Crónica Digital / Mapuexpress.net

"LA LUCHA POR LA NATURALEZA ES UNA LUCHA ESTRATÉGICA"

Entrevista con Héctor Kol, activista central contra la privatización del mar chileno:

Por Andrés Figueroa
Fuente. G-80.cl
Héctor Kol es encargado del Programa Salmonicultura de la AGO-Pescadores Artesanales de Aysén, desde febrero del 2008. Fue responsable del Programa Salmonicultura de la Confederación Nacional de Pesqueros Artesanales en 2007, durante la presidencia de Cosme Caracciolo. Sin militancia política, pero profundamente anticapitalista, es “un convencido de que el capitalismo es incompatible con la vida y el principal problema a resolver desde todos los ámbitos”.

¿Por qué se habla de la privatización del mar?

“Porque estamos en un proceso de reformas a la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA) que introduce cambios en el régimen de las concesiones acuícolas, permitiendo que estas sean objeto de empeño o hipotecas por parte de las empresas que las operan. En este caso, se trata de reformar la ley para que las empresas salmoneras puedan ser hipotecadas ante la banca privada, con la que mantienen deudas por unos US$ 4.000 millones, una deuda equivalente a dos años de exportaciones salmoneras en su mejor momento. Es decir, ante la nula posibilidad de que esta industria tóxica se recupere, los bancos se van a quedar con el mar chileno austral.

Estas reformas fueron introducidas por la Presidenta Bachelet en enero de 2009, en el marco de un plan de salvataje a la arruinada industria salmonera y el 20 de mayo de 2009 pasó su primer trámite legislativo, cuando la Cámara de Diputados, por 92 votos contra 1, aprobó ese paquete de reformas. Sólo votó en contra el diputado René Alinco de Aysén.

El 19 de Enero del 2010, el Senado aprobó esta Ley “progresista” de Privatización del Mar y se dio por resuelto el asunto. Pero 24 horas más tarde la Cámara de Diputados paralizó el proceso….lo que habían votado 92 a 1 en mayo de 2009, ahora fue votando en contra por 46 votos a 43…Un “milagro” marítimo."

LA INDUSTRIA TÓXICA

¿Cuáles son las características centrales de la explotación salmonera en Chile?

“Una especie de minería acuática. Destrucción localizada de la naturaleza y traslado a zonas aún por destruir. En Chile, la empresa noruega MARINE HARVEST llegó a ocupar hasta 36.600 veces más antibióticos que los que usaba Noruega. Por eso hablamos de una “industria tóxica”, por el peligro que representa su operación en el territorio marítimo donde trabaja la pesca artesanal que cubre el 70% de la demanda de productos del mar en el mercado chileno.

En lo laboral, sobre explotación de sus trabajadores hasta niveles que rayan con la esclavitud y bajo una campaña de alienación constante y de violación de los mínimos derechos laborales que contiene la normativa vigente. Además de ser inviable en lo social y en lo ambiental, la salmonicultura chilena es inviable en lo económico: depende exclusivamente de los subsidios estatales para sobrevivir. Esta farra de 20 años que duró este mito chilote, la pagamos todos los chilenos…y la seguimos pagando.”

¿A cuánto asciende en kilómetros, el litoral involucrado?

“El proceso de privatización del mar que inició el gobierno de la Concertación involucra a las tres regiones australes del país, unos 2.500 kilómetros lineales de territorio marítimo chileno y más del 90% del borde costero nacional. Es un asalto al patrimonio natural de todos los chilenos y a la soberanía nacional. La industria salmonera está dominada por capitales noruegos, españoles y japoneses. Ellos son los que se quedarán con nuestro mar para finalmente entregárselo a los bancos Santander (español) y Rabobank (holandés), entre otros.”

¿Qué responsabilidad le cabe a la Concertación en esta situación?

“La industria salmonera es como la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) que liquidaron los “pingüinos”. Es una industria creada por Pinochet, pero operada exclusivamente por la Concertación. Ella le facilitó todo, le regaló miles de millones de pesos de todos los chilenos, le promulgó normas ambientales absurdas para reducirles los costos y además desfinanció a los servicios públicos con competencia fiscalizadora para que, más encima, nadie pudiera fiscalizar esas insuficientes normas. SERNAPESCA, por ejemplo, no tiene una sola lancha para salir a inspeccionar. Deben llamar a las empresas para que les faciliten una lancha…y con 24 horas de anticipación. Ahora, para salvar a su “industria estrella”, llena de piojos y de enfermedades, la Concertación le quiere pasar el mar para que los “exitosos” lo empeñen como si fuera un refrigerador o una plancha.

La industria salmonera fue el niño símbolo de esta “teletón” para beneficio de los empresarios que levantó la Concertación durante los 20 años que gobernó.”

Hasta ahora, ¿Cómo se ha manifestado la resistencia de la sociedad frente a la privatización?

“Lo primero fue romper el círculo de la desinformación que encubre a la industria salmonera. Desde El Mercurio hasta la Estrella de Chiloé no se ha hecho más que repetir las mentiras que genera la agencia publicitaria Salmón-Chile. Eso lo hicimos pedazos en las regiones intervenidas por la industria tóxica y en la comunidad internacional. Ahora aspiramos a transformar esta pelea en algo nacional, para sacudirnos del último resabio de la incapacidad de la Concertación.

Hemos salido a la calle a juntar firmas y volantear con dípticos que muestran una realidad que la Bancada Salmonera que dirige el “patriota” Senador Horvath en el Congreso, quiere ocultar. Hemos publicado videos en Youtube; yo mismo he dado más de 100 conferencias y charlas en los últimos 3 años. Creo que he publicado unos 50 artículos sobre Salmonicultura y Pesca Artesanal, que rebotan en los medios de comunicación de contra-información y expanden no sólo la realidad de la salmonicultura chilena, sino la realidad de lo que es el “Progresismo” en Chile.

Creo que hemos contribuido a esclarecer que la imagen-país que proyecta Chile no es distinta a las mayores farsas que se han sostenido sobre la Tierra. Chile era tan “progresista” y “democrático” como plana era la Tierra. Esa es la razón del montaje que el Gobierno agónico y la industria salmonera (igualmente agónica) han armado en mi contra para sacarme de esta lucha.”

¿Cuáles son las medidas movilizadoras urgentes para encarar desde los trabajadores y el pueblo el flagelo privatizador?

“Salir a la calle a informar a la gente y a comprometer su voluntad contra este asalto al Patrimonio Natural de los chilenos y de toda la Humanidad, como es la privatización del 91% del borde costero nacional Ese compromiso de oponerse al asalto debe expresarse inmediatamente mediante su firma en las planillas contra la Privatización del Mar. Tenemos sólo 6 semanas para informar y aumentar la recaudación de firmas, ambas cosas simultáneamente, pues en marzo volverán al ataque los Parlamentarios Salmoneros, incluidos Escalona y Frei.

Hay que transformar esta lucha en una lucha política potente frente al nuevo gobierno: si usted señor Piñera pretende hacer lo mismo, en 4 años más tendrá que salir a buscar pega en otra cosa, tal como los “progresistas”. Pero también hay que hacer entender a la gente que esta situación no es sino un síntoma más del capitalismo que profundizó la Concertación en sus 20 años de gobiernos desastrosos. Y hay que hacer entender a los partidos y movimientos anticapitalistas, de una vez por todas, que la lucha por la Naturaleza es una lucha estratégica, que no se puede sólo tener la voluntad de alcanzar el poder, sino que debe haber un Planeta vivo donde ejercer ese poder alcanzado.”

Andrés Figueroa Cornejo
Febrero 5 de 2010

jueves, 18 de febrero de 2010

Las 'maras', o pandillas centroamericanas, cuyo ejemplo amenaza expandirse hacia el sur

Arturo Alejandro Muñoz
Fuente. G-80
Se han convertido en sociedades del crimen y su mal ejemplo avanza por América hacia el ‘finis terrae’. Es la respuesta de miles de jóvenes 'marginales' centroamericanos a una situación vital insoportable, desafiando a una sociedad que les niega participación, respeto y futuro. He aquí un extracto de varias publicaciones sobre el tema.

EL ACTUAL MODELO económico neoliberal, excluyente, concentrador de riqueza en un pequeño grupo de familias, que desnacionaliza países enteros en aras de convertir Centro y Sudamérica en una plataforma de comercio, exportaciones y servicios financieros depredando recursos y territorios sin compasión ninguna, no da cabida a las aspiraciones de millones de latinoamericanos, incluyendo por cierto a la juventud.

No constituye misterio ni despropósito afirmar que el sistema capitalista (hoy en su etapa evolutiva neoliberal) requiere contar, para su existencia, con determinados eventos que en absoluto son plausibles desde el punto de vista social y humano.

El capitalismo jamás podría mantenerse en el tiempo si no hay un significativo contingente de mano de obra de reserva (cesantía) que permita pagar oficialmente bajos salarios y amenazar con hambrunas a quienes osen alzarse en contra de lo estatuido. Así también ocurre con otros ‘males’ propios de ese sistema, como el narcotráfico, la delincuencia común, las pandillas juveniles, las barras bravas y la amplia diferenciación de clases sociales a partir de los ingresos económicos que permiten un mayor poder de consumo.

Tales asertos distinguen no solamente a los países tercermundistas, sino también a las sociedades de naciones desarrolladas, como Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Alemania, Rusia y Francia, donde existe una marginalidad de igual talante que aquella posible de encontrar en repúblicas latinoamericanas.

En estas últimas –especialmente en aquellas ubicadas en Centroamérica- ha surgido un elemento disociador de pésimo pronóstico social que mantiene en estado de alerta a los distintos gobiernos, amén de sumir en honda preocupación y temor a gran parte de la ciudadanía. Se trata de la violencia juvenil, de las pandillas, o ‘maras’, como se les conoce en algunas naciones centroamericanas.

La palabra ‘Mara’ nos remite a la visión y estructura de una pandilla, es decir a una asociación, a un grupo de varias personas reunidas por una causa común. Estas Maras tienen un origen doble. En un principio, se trató de grupos pertenecientes a barrios y/o universidades en algunas repúblicas centroamericanas (Guatemala, El Salvador, Honduras) que se reunían para acordar determinadas acciones. En esos primeros años, la noción de violencia todavía no estaba presente.

La segunda parte de este proceso tuvo lugar en Estados Unidos. Con la emigración masiva de los salvadoreños a esa especie de El Dorado después de la guerra civil (década de los ‘80) que desangró a la pequeña nación centroamericana, muchos jóvenes comenzaron a organizarse para defenderse del clasismo y racismo norteamericano, el que les dejaba un exiguo espacio laboral y sólo en determinadas ocupaciones de bajos ingresos, especialmente en la ciudad de Los Ángeles (California).

Poco a poco, dos grupos hacen su aparición, La Mara 18 (M18) y la Mara Salvatrucha (MS). Pronto, su única razón será el aniquilamiento de la otra pandilla para apropiarse no ya del barrio mismo sino, principalmente, del ‘seguro y resguardo protector’ que cobran a negocios y locales comerciales del sector.

El antropólogo guatemalteco Rolando Aecio, en el diario digital Elobservatodo.cl afirma que el término "Mara" “”surge en Guatemala a mediados de los años 70, inspirado en la película hollywoodense de ficción: "Marabunta", cuyo argumento gira en torno al desplazamiento y ataque de ese tipo de hormigas de las selvas amazónicas a centros urbanos en los EUA (al estilo de "Los Pájaros", "Abejas asesinas", "Ratas", "Snakes" y demás plagas hollywoodenses). La forma conjunta de actuar y lograr sus objetivos fue relacionada por los primeros grupos de pandilleros juveniles con esas hormigas; y el apócope del término fue adoptado para denominar a sus grupos: la "Mara"; el cual llegó también a El Salvador y de ahí fue exportado a Los Angeles. En Guatemala, en la actualidad, es común que los jóvenes (y no tan jóvenes) se refieran coloquialmente a su grupo de pertenencia como "la mara", aunque no sean pandilleros.””

Fue así entonces que en las primeras ‘maras’ salvadoreñas –fundadas en EEUU- se juntaron no sólo jóvenes latinos que vivían en las barriadas de Los Ángeles, sino también ex-guerrilleros y soldados desmovilizados, muy decepcionados con respecto a las esperanzas que tenían de obtener una vida mejor y un reconocimiento social luego del término de la guerra civil en El Salvador.

A estas ‘maras’ se suman luego algunos jóvenes que durante esa guerra civil emigraron con sus familias a los Estados Unidos o, como en muchos casos, quienes se suman a las pandillas son otros latinos que nacieron en California. Las biografías y experiencias de estos muchachos añaden a la mayoría de las ‘maras’ salvadoreñas corrientes especialmente violentas.

Las ‘maras’ fundadas en Estados Unidos se caracterizan por ser rigurosamente organizadas. También, por actuar con armas de fuego. Las dos más conocidas son las ya mencionadas Mara Salvatrucha (MS) y la Mara Dieciocho (M18). Sus miembros más activos y sus dirigentes pertenecían a gangs del mismo nombre en Los Ángeles, agrupando única y exclusivamente a jóvenes latinos. En El Salvador, ellas aglutinan hoy a miles de miembros y su campo de acción no está limitado a determinados barrios, pues se extiende a lo largo y ancho de las ciudades principales, incluyendo, por cierto, a la capital.

Hacia mediados de los años 80 el carácter de los grupos juveniles comienza a cambiar, pues, más rápido que lento, junto a los "grupos de esquina" y a los grupos de "niños de la calle" surgen y se extienden las pandillas. Comparativamente, tienen ya nuevas formas de organización y realizan acciones extremadamente violentas. Adquieren pronto un considerable significado y prestigio entre los jóvenes de sus barrios y algunas pandillas o maras llegan a tener 100 ‘soldados’ o más. La violencia es no sólo su carta de presentación, sino también su forma de ‘gobierno’.

Es así que la defensa de los territorios, delimitados por los mismos jóvenes -algunas cuadras o todo el barrio- se convierte en uno de los elementos centrales para entender sus acciones. Mientras que los antiguos grupos de la calle tendían a evitar llamar la atención, las pandillas irrumpen en el vecindario y en las escuelas de manera provocativa, veleidosa y violenta.

En Guatemala y más tarde en El Salvador y Honduras, esos grupos toman el nombre de maras. En Costa Rica se llaman chapulines. En El Salvador, a causa de la prolongada guerra civil, experimentaron cambios en el tiempo, apareciendo en grandes números a partir de 1992, después del acuerdo de paz.

Están subdivididas en grupos o ‘clikas’ locales, que actúan y avanzan independientemente con liderazgos propios. Mantienen relaciones con ‘maras’ de Guatemala y Honduras, procurando expandir la experiencia y organización hacia el sur del continente, a Colombia, Perú y Brasil. Lo grave radica en que todas estas agrupaciones dejaron de ser organizaciones de pandillas juveniles que cometían ilícitos menores, pues ahora se han convertido en la columna vertebral del fenómeno delincuencial de algunos países centroamericanos.

Se trata entonces de un fenómeno social múltiple, que abarca desde pequeños grupos de "esquineros" hasta organizaciones perfectamente estructuradas que llegan a tener carácter internacional, armas variadas y una decisión incontrarrestable para usarlas contra quienes se crucen en sus caminos. Por cierto, hay diferencias entre las pandillas de cada país y también las pandillas nacionales se van transformando con el paso del tiempo, llegando a constituir verdaderas ‘sociedades del crimen’, tanto o más peligrosas que las bandas de narcotraficantes.

A esta “evolución” ha contribuido la ausencia de políticas gubernamentales de prevención e incorporación de la juventud a la sociedad, y también ha jugado un rol de primera magnitud el modelo socio económico implementado en El Salvador, Honduras y Guatemala desde principios de los años noventa.

Ha sido, pues, el actual modelo económico que en su perfil político equivocó plenamente el camino, al aplicar, casi sin discriminación ni programas alternativos, una mano dura clasista rayana en la brutalidad… soslayando –negativamente, como ha quedado demostrado por los fríos hechos- que esa ‘brutalidad’ es el mejor nutriente, el más puro oxígeno, mediante el cual se alimentan las ‘maras’ y las pandillas juveniles, ya que el rito y la violencia son parte intrínseca de la constitución organizacional de ambas, habida consideración de que sus miembros han crecido, se han formado y viven rutinariamente en un ambiente hostil en extremo.

Basta recordar que para integrar una ‘mara’ los jóvenes (varones) tienen que sufrir una paliza de varios minutos propinada por cinco o más componentes antiguos, mientras que las mujeres obtienen la membresía luego de soportar una violación colectiva o, en el mejor de los casos (¿?), tener relaciones sexuales con uno de los jefes.

En cuanto al rito, el tatuaje es otro elemento fundamental de la ‘mara’. Tatuarse significa adquirir peso e importancia en el seno del clan y sobre todo demostrar sentido de pertenencia al mismo, quitándole la vida a cualquier enemigo o adversario que los líderes del clan consideren necesario eliminar físicamente. Entonces, el recién ingresado a la pandilla recibe la orden… y un arma.

Los delitos que los mareros cometen van desde robos simples hasta operaciones complejas con características de comandos paramilitares, crímenes por encargo, el paso por la frontera de ilegales y disputas de territorios por el control y el manejo de drogas.

También resultan ser utilizados, sobre todo los más jóvenes, por los carteles de la droga. Son la carne de cañón de los barones del narcotráfico:: a sueldo, aprovisionados de dinero, armas pesadas y drogas para consumo propio, son pagados (y muy bien pagados y protegidos) para introducir el comercio y vigilar la zona. Sus filas están formadas en su mayoría por jóvenes pobres y sin educación, lo que los deja en una situación de exclusión social sin inserción en el sistema. Los más arrojados suelen ser los miembros más jóvenes, de apenas 12 o 13 años de edad, quienes desean ganar status en la ‘mara’, y obtener tempranamente un lugar en la cúpula del liderazgo.

A tal grado y extremo ha llegado la desesperante (y fracasada) actuación de los gobiernos neoliberales centroamericanos en relación al fenómeno de la violencia juvenil y las ‘maras’, que la lectura obligatoria de la Biblia en las escuelas es la última propuesta o proyecto de ley que ha ingresado a la Asamblea Legislativa de El Salvador para hacer frente a la cifra de homicidios que han convertido a ese país centroamericano en el más violento del continente. Con esta medida sus promotores creen que se controlarán las acciones de las pandillas juveniles.

La pieza de correspondencia fue presentada en la Asamblea Legislativa salvadoreña por su principal impulsor, Antonio Almendáriz, coronel de la Fuerza Armada, evangélico y veterano diputado del derechista Partido de Conciliación Nacional (PCN).

“Está hablado con los otros partidos de derecha, y lo que queremos es aprobar el decreto en la sesión plenaria del próximo jueves”, dijo Almendáriz a www.elmundo.es’. Aunque dividida en cuatro partidos, la derecha controla con holgura el Parlamento salvadoreño.

En la pieza, que incluye dos citas bíblicas –Proverbios 22:6 e Isaías 55:11–, se explican las razones que le llevaron a plantear la lectura de la Biblia: El Salvador es una de las sociedades “más violentas del mundo”, y las cifras no han disminuido a pesar de las durísimas medidas anti delincuencia puestas en marcha.

“Es necesario admitir –reza la propuesta– que el incremento del índice delincuencial se debe a la interacción de factores políticos, económicos, sociales y culturales; sin embargo, todo ello podrá superarse si reconocemos que debería existir una formación moral, tomando como base la lectura diaria de la Santa Biblia, con lo cual, muchos de estos inconvenientes podrán solventarse (sic)”.

El decreto consta de tres artículos: el primero señala que la Biblia se deberá leer 10 minutos antes del inicio de las clases en los centros educativos públicos y privados; el segundo dice que el ministro de Educación deberá reunirse con los líderes religiosos para escoger lo que se leerá; y el tercer artículo facultará a los padres a autorizar la no asistencia de sus hijos a las lecturas si así lo consideran pertinente.

“Este último punto es para respetar la libertad de culto que consigna la Constitución”, dijo el diputado. Curiosamente, la pieza de correspondencia o proyecto de ley llegó a la Asamblea Legislativa el mismo día que los diputados aprobaron una reforma a la Ley Penal Juvenil para elevar de 7 a 15 años la pena de internamiento máxima para los menores infractores. En esta ocasión, la medida también se vendió como una herramienta para combatir a las maras.

Como es posible observar, al menos en algunas naciones centroamericanas, los efectos de las guerras civiles y de la aplicación a fondo del capitalismo salvaje, ha generado severos conflictos sociales que los gobiernos no pueden solucionar.

Las ‘maras’ y la violencia juvenil parece ser uno de los principales flancos deteriorados del neoliberalismo, por cuyos intersticios escapa a raudales la falsa paz y tranquilidad que a través de los medios de información y de las tiendas partidistas de la extrema derecha -y del falso progresismo-, viene prometiendo desde siempre el conservadurismo político-económico, tendencia ideológica a la cual, por cierto, le resulta imposible gobernar sin la existencia de alta cesantía, corrupción, narcotráfico y violencia.

El problema, en este caso, es que las ‘maras’ (o la violencia juvenil) superó largamente la capacidad de manejo del sistema en esas naciones centroamericanas… y al parecer, su ejemplo e influencia se proyectan y derraman hacia las repúblicas de Sudamérica, como ya está comenzando a ocurrir en estos momentos en Colombia y en Perú.

* Videos sobre las Maras::

http://www.youtube.com/watch?v=It1lhZuq9rc
http://www.youtube.com/watch?v=k55NrIu2wbk

Arturo Alejandro Muñoz

Sorpresivos cambios climáticos

Hugo Pérez White
Fuente. Gran valparaiso.cl
La Tierra está experimentando cambios climáticos que hacen peligrar la vida de sus habitantes y suceden en cualquier momento y en cualquier lugar manifestándose en diversas formas, dejando destrucción y desolación a su paso.-
Hace algunos años en Antofagasta hubo un desastre causado por fuertes lluvias, que produjeron deslizamientos de tierra, causando grandes estragos en calles y viviendas.-
Como país sufrimos las devastadoras consecuencias de un sunami en el fiordo de Aysén, en otra ocasión el volcán Hudson mostró su furia dejando campos destruidos e incertidumbre en sus pobladores y hace poco hubo que lamentar la erupción del volcán Chaitén que cubrió la ciudad con cenizas, haciéndola inhabitable.-
Estos cambios climáticos son sólo muestras visibles mencionados para formar conciencia ciudadana que estamos viviendo sobre una corteza terrestre frágil y traicionera que en cualquier momento puede aparecer con su furia demoledora y a pesar de su calma aparente, sigue cargando energía.-
La contaminación de las aguas afecta a las plantas, a los animales y a las personas, debido a que gran parte de la población busca en las ciudades su lugar para vivir y trabajar debido a la cercanía que existe con los servicios básicos fundamentales para su desarrollo personal y esta concentración poblacional atenta contra la salud que se ve deteriorada por varios factores entre los cuales podemos mencionar la evacuación de las aguas servidas que se producen en los hogares, cuyos excrementos van directamente al mar y en su trayecto contaminan las aguas de ríos, lagos y canales de regadío con cuyas aguas se riegan plantaciones de alimentos que el hombre consume, con microorganismos que producen hepatitis, fiebre tifoidea y cólera sólo por nombrar algunas enfermedades más comunes.-
En muchas ciudades aún se usa el sistema de evacuación de las aguas negras o excrementos residuales hacia el mar, contagiando sectores de plantaciones de alimentos con bacterias, parásitos y virus por la vía del regadío los cuales una vez consumidos por la población pueden producir enfermedades gastrointestinales u otras.-
Los detergentes y elementos de limpieza hogareña poseen un alto grado de fosfatos y los residuos industriales que se arrojan a las aguas contienen plomo, níquel y mercurio metales que son absorbidos por los moluscos y peces, que luego comemos con riesgo a contraer serias enfermedades.-
Hoy estamos consternados y alarmados a la vez, por las enfermedades virales que están causando estragos en la salud humana y preocupación en el mundo científico y no sabemos qué nos deparará el futuro inmediato y mucho menos a largo plazo, si no cambiamos nuestros hábitos de vida, empezando por cuidar el medio ambiente que habitamos.-

Chile: Un mundo político sin legitimidad

Héctor Vega
Fuente. G-80

Los 4 años de gobierno del presidente Aylwin constituyeron una búsqueda frustrada de identidad nacional que había perdido la sociedad chilena en 17 años de dictadura. Fueron 17 años en que se atropellaron brutalmente los derechos humanos y sus valores culturales. Sorprendentemente nunca hubo en este período una clara decisión en relación a la vigencia de la amnistía de 1978 decretada por la dictadura con el objeto de asegurar la impunidad de sus crímenes y que resultó inaceptable para la conciencia democrática de Chile y del mundo.

Burocráticamente en el gobierno Lagos y después de 15 años [2005] se pretendió dar por cerrada la transición con reformas constitucionales cosméticas. Su gobierno, como el que lo sucedió y los precedentes de la Concertación nunca entendieron que no bastaba modificar el aparato del Estado para legitimar el gobierno que presidían. Embarcados en acuerdos [en hombres, partidos e instituciones] los gobiernos de la Concertación, de factura propia y particular, transfirieron la soberanía popular al reino de los negocios. No vieron o no quisieron ver que al igual que en la dictadura trasladaban el quehacer de la política a las cúpulas empresariales y financieras.

Las organizaciones de trabajadores, de consumidores, de vecinos en cuanto instituciones relevantes del mundo social fueron relegadas al carácter de medios de apoyo electoral de los gobiernos de turno. Fue el Obispo Goic de la Iglesia Católica quien llamó la atención al gobierno de la Concertación acerca de la necesidad de consagrar un salario digno para los trabajadores. Preocupación que el próximo gobierno de la Alianza pretende sustituir – a instancias de la OCDE – por el objetivo de mayor productividad, anunciándose desde ya reglas para imponer una mayor flexibilidad laboral y una menor indemnización por años de servicio.

El modelo neoliberal: una continuidad planificada

El funcionamiento del modelo neo-liberal en su forma actual no habría sido posible sin la negociación de los cerrojos constitucionales con la dictadura [1989] que impedirían en las dos décadas siguientes romper las bases del modelo. No sólo no hubo intención de transformar la institucionalidad de la dictadura sino que ella fue adoptada consciente y planificadamente por la Concertación en un verdadero cogobierno con la Alianza. Por ello nunca se recuperaron los espacios sociales perdidos durante la dictadura. El Estado quedó así relegado a roles asistenciales y la pobreza fue considerada como un residuo social inevitable del mercado. Se había consagrado así la desmovilización social en Chile. Mientras el Estado aumentaba los beneficios tributarios para las transnacionales, los altos ingresos, fondos de inversión y grandes empresas, se incrementaban los bonos y subsidios con los cuales el Estado debía satisfacer las necesidades sociales. En esta estrategia se distribuyeron los roles entre los dos conglomerados políticos, donde hoy la Alianza postula hacer lo “mismo pero mejor”, asegurando así la continuidad de la Concertación.

Si bien la Ley Constitucional de Concesiones Mineras [LOCCM] fue dictada durante el gobierno de Pinochet [1982], así como el DL 600 de inversiones extranjeras y las franquicias tributarias que redundarían en mayores inversiones en el cobre no fue sino durante el gobierno de la Concertación que se produjo la desnacionalización de nuestra principal riqueza. Es en esa época cuando ilegalmente el Estado de Chile se deshace en beneficio de las transnacionales de las minas de reposición. El pueblo de Chile debe saber que sus tribunales se han negado sistemáticamente a hacerse cargo de las demandas iniciadas por el Comité de Defensa del Cobre para recuperar riquezas naturales que pertenecen al patrimonio de Chile, ilegalmente transferidas a inversionistas privados, con la complicidad de autoridades de gobierno de la época y de CODELCO en particular.

Las reglas del mercado

Bachelet no lo hizo mejor que sus antecesores. Creyó que los subsidios, fruto del precio del cobre, permitirían gobernar con las reglas del mercado neoliberal y el ropaje de la sensibilidad social. Vano intento porque en definitiva las platas del Estado se canalizan según las reglas del mercado del dinero – Administradoras de Fondos de Pensiones [AFP] e instituciones financieras entre otras – otorgando cuantiosas ganancias a los administradores del dinero del público. Es así como el gobierno Bachelet dejó en manos del mercado la educación en desprecio absoluto de lo que se pactó en un inicio con estudiantes y profesores en 2006. Agréguese a ello las jubilaciones, la salud, la vivienda popular…, bienes públicos hoy sometidos a las leyes del mercado.

Confundir las artes del mercado con el gobierno conllevó la pérdida inevitable de legitimidad política de la Concertación. Causa fundamental de su derrota electoral. Porque el orden político no solo no fue legitimado en sus resultados – quiero decir la participación popular – sino que además no logró canalizar las demandas políticas y sociales que surgieron durante la dictadura y desde el plebiscito del SI y del NO. Fue una época donde se acuñaron gestos de unidad y solidaridad y que nunca más volverían a repetirse en la sociedad chilena.

Lo político surge de lo social

En su afán de rectificación, la izquierda oficial, o tradicional, no lo hizo mejor pues cuando la militancia, en un acto de catarsis buscó la legitimidad en el pasado allendista, mediante formulaciones idealistas de la revolución social, de golpe ese acto se transformó en un tema trivial. Pues, la política no nace de un ideario abstracto. Eso es precisamente lo que practica y conoce la Concertación. Desvaloriza la política. Ejerce la política a partir de lo político, esto es, nunca entendió que la política procede de lo social. Lo social no es agotar la gestión en plazas ciudadanas, en campañas sociales, en hacer puerta a puerta, o repartir bonos y subsidios. Es mucho más que eso. Lo social significa transformar las inquietudes y necesidades de la población en poder político; transformar una noción estadística, electoral, como la de población o gente, grupos etarios, etcétera, en la noción de pueblo. El pueblo expresa su voluntad soberana cuando decide tomar su destino en sus propias manos. Es decir se convierte en actor político. Todo eso fue reemplazado por una sociedad que hoy vive la política a partir de la política. Es decir convirtió al pueblo y su participación en algo irrelevante; valedero solo en época de elecciones.

De esa práctica se desprendieron consecuencias mayores para el futuro republicano. El Congreso continúa siendo correa transmisora de intereses discutidos y resueltos en las instituciones patronales del comercio, la banca, instituciones financieras y los negocios. Los verdaderos foros se instalan en la Asociación de Bancos, la Sociedad Nacional de Agricultura, el Consejo Minero, la Sociedad Nacional de Minería, la SOFOFA, la Confederación de la Producción y el Comercio, la Cámara Chilena de la Construcción…

El 17 de enero pasado las mismas instituciones que durante 20 años fueron determinantes para el ejercicio de los acuerdos Concertación-Alianza, dieron al traste con la Concertación. No obstante, Concertación y Alianza expresan el mismo orden y sus mismas formas de vivir lo político [ethos]. Sin embargo, al igual que todo orden político, es necesaria la lealtad de la población para asegurar su legitimidad. Pues los valores mediante los cuales se constituye la identidad de la sociedad se ejercen a través de instituciones que deberán emplear el poder político como parte del proceso de integración social de la sociedad chilena. La legitimidad se pierde cuando el actor social del cambio, rehuye o se abstiene de llevarlo a cabo.

Un mundo que ya no existe

Todo indica que la institucionalización del cambio en la sociedad chilena está lejos de detenerse. Eso juega tanto para la Concertación como para la Alianza. Pues convivimos en un marco de dependencia global mutua donde las especulaciones financieras del mundo desarrollado llevaron a una crisis mundial de recesión. Sin embargo, el reclamo y demanda sociales del presente no se parangonan con la época ya lejana del NO. Hoy, la magnitud de la demanda está alentada por las grandes transformaciones sociales en un mundo global donde los bajos salarios del sudeste asiático provocan desempleo en Suramérica y donde las Transnacionales fijan las condiciones y precios de mercado de las materias primas y manufacturas del Tercer Mundo. Ello sin olvidar los conflictos de baja intensidad que cruzan las fronteras y asolan la población civil en sus consecuencias. Más aún se trata de un mundo donde la crisis energética y el calentamiento global plantean problemas que amenazan la supervivencia del género humano en el planeta.

Por eso, lo que ayer los actores políticos del pasado definieron como instituciones y prácticas dispuestas para asegurar la gobernabilidad, y que más aún creyeron en su legitimidad, ya no son válidas en un mundo que ya no existe.

sábado, 13 de febrero de 2010

La política chica.

Ignacio Torres
Esta semana ha sido terrible ver las noticias por TV. Como es febrero y pasa poco, nos han bombardeado con la noticia del nombramiento del gabinete del nuevo gobierno, y un sinfín de notas con comentarios respecto a las personas que conforman ese gabinete. Ha sido el festival de la política chica y vacía. Del lado de la Coalición por el cambio nos refriegan que es un “gabinete de excelencia” y del lado de la Concertación nos dicen que “son empresarios con conflictos de interés”. Y luego repiten las mismas frases. Y las repiten. Y las vuelven a repetir.
El espectáculo ha sido lamentable porque la clase política lo único que hace es intentar que su frase aparezca más veces en la pantalla. Pero no hay nada de fondo, ningún argumento, ninguna preocupación por las políticas públicas que se vayan a implementar. ¿Por qué el nuevo gobierno no nos cuenta que política pública en concreto va a impulsar cada ministro? ¿Por qué no se pronuncia la nueva ministra del medio ambiente sobre las termoeléctricas que la Corte Suprema mandó a derribar por estar hechas en un lugar prohibido y que igual están funcionando? ¿Por qué el ministro de educación no nos cuenta, de entrada, como pretende hacer para que las universidades del estado que ahora dependen de él no se sigan cayendo a pedazos, o si tiene alguna idea para que estudiar en la universidad no signifique endeudarse por décadas? ¿Por qué el nuevo ministro de cultura no nos dice que piensa respecto a las compañias de teatro a las que se les niega por años un Fondart por el “delito” de haber participado en una casa okupa brindando arte gratuito a cientos de personas? ¿Por qué la Concertación no interpela al nuevo gobierno por las políticas de “flexibilización laboral” que pueden terminar en una pauperización extrema del trabajo de los chilenos?
Estoy dando ideas de temas concretos, relevantes, que afectan directamente la calidad de vida de miles de personas en nuestro país y que están ausentes del debate político en los medios masivos, los que están llenos de peleas chicas. Y después se preguntan por qué hay poco interés en la política, pero ¿a quién le puede interesar un circo de peleas personales, que no pasan del “yo lo hago mejor” pero que no debaten ideas ni propuestas para el país?
Perfectamente algún político de la Concertación podría reclamar que la nueva ministra de medio ambiente defendió a empresas contaminantes y eso hace poco auspiciador su desempeño ministerial porque es fundamental la protección de los ecosistemas para asegurar la salud y la calidad de vida de la población y que entre las ganancias de una empresa y el bienestar de un pequeño pueblo rural debería elegirse sin lugar a dudas el bienestar del pequeño pueblo. Pero los políticos de la Concertación ni siquiera llegan a criticar a la ministra del medio ambiente. Todo es muy sospechoso, porque todo se parece demasiado a un debate premeditadamente artificioso que discute y exagera sobre temas secundarios pero que calla sobre los temas de fondo que afectan a las personas, ¿o será que están muy de acuerdo en esos temas y no tienen nada distinto que ofrecer?
Menos mal que hay prensa escrita como éste medio donde se pueden plantear estas cosas. A propósito, recomiendo la columna de Tomás Hirsch respecto al tema, quien ha sido de los pocos que ha avanzado de la crítica personal a preguntarse por las implicancias que tienen las trayectorias de los nuevos ministros en el actuar del nuevo gobierno, porque si Joaquín Lavín es uno de los dueños de la Universidad del Desarrollo ¿tenemos esperanza de que mejore la educación pública? ¿O su designación es la alerta de la privatización que viene?
Yo espero sinceramente que desde marzo la política se preocupe de temas país, de propuestas e ideas para que mejoremos nuestra calidad de vida. Porque si en vez de ver una discusión por el colegio en que estudió tal ministro vemos una airada polémica porque el gobierno decide gastar recursos en armas en vez de libros empezaremos a alejarnos de la polítiquería y a acercarnos a una política grande, a una política preocupada por el pueblo. A la verdadera política
Ignacio Torres

La Concertación y la Derecha contra la Educación Pública

Isaac Gajardo


“La Concertación y la Derecha unidas, jamás serán vencidas”

Creo que en la mayoría de mis publicaciones sobre educación siempre he reafirmado mi convencimiento de que la educación es la vía por la cual el país puede crecer, pero con el actual sistema lo único que se logra es potenciar las diferencias sociales y discriminar a la población más pobre, relegándolos a una educación gratuita administrada de mala forma por las municipalidades y por consiguiente de pésima calidad.

Hace unos días atrás leía una columna de Bernardo Kliksberg donde planteaba que una nueva investigación acaba de arrojar importantes conclusiones que pueden ser muy útiles en América Latina. El estudio muestra que, de cada 10 hombres que no terminaron el colegio secundario, uno está actualmente en la cárcel. Mientras que entre los que finalizaron la secundaria es uno de cada 35. Es decir, los jóvenes que no terminan la secundaria, tienen una posibilidad 400% mayor de caer en la delincuencia. La conclusión es clara: reforzar la educación.

Pero cuando hablamos de educación en Chile, casi no nos debería importar si es la concertación o la derecha la que gobierna, porque educación es uno de los pocos temas en los que estas dos coaliciones han podido llegar a acuerdos claros. Acuerdos que en medio de la turbiedad logran que la buena educación siga siendo un asunto para la clase mas privilegiada económicamente y por conclusión, la siguen preservando dentro del mercado. A ninguna de las dos les conviene que la educación salga del mercado, sino todo lo contrario, por un tema de intereses, a las dos coaliciones les conviene seguir profundizando y fortaleciendo la educación dentro del mercado.

La Concertación y la derecha han buscado potenciar un proyecto de desmunicipalizacion totalmente erróneo y con fallas que apuntarían a una privatización de la educación pública o a su inminente desaparición y traspaso de esa educación pública gratuita al sistema subvencionado-particular, esa es la nueva LFEP o Ley de Fortalecimiento de la Educación Pública. Mediante esa ley, que en vez de fortalecer la educación pública la termina debilitando aun mas, las dos coaliciones buscan seguir con el modelo de mercado y privilegiar la aplicación del sistema de Vouchers del que yo, hace bastante tiempo en este mismo blog toque como tema al hablar de la mercantilización de la educación. (Para ver esa publicación haz clic aquí)

Por otro lado, además del consenso logrado entre estos dos grupos oligarcas que han gobernado Chile desde la caída del dictador, llega la derecha al gobierno, con tienen una visión mucho más radical de éste tópico, aunque en muchas oportunidades el tema especifico de “Educación Pública” causa división dentro de quienes comenzarán su gobierno en marzo.

Educación de calidad por sobre la gratuidad o la cobertura

Por esta división que causa el tema dentro de la misma coalición, y analizando los ambiguos discursos de Sebastián Piñera hablando de educación, veo que se refiere a educación de calidad, por lo que, basándome en su punto de vista neoliberal me pregunto: ¿es necesario privatizar o aplicar un sistema de financiamiento como los subvencionados-particulares en la Educación Pública, eliminando el sello característico de ésta, la gratuidad, en pro de conseguir la supuesta “educación de calidad”?

Un texto de la OPECH responde a esa interrogante en el aclara que, con tal de llegar a una buena calidad en la educación, la derecha “es capaz de reducir las posibilidades a los más pobres, incluso privatizándola. Siempre privilegiando calidad por sobre gratuidad o cobertura.”

Y para terminar, sólo decir que creo que, para una buena educación no se necesita sólo calidad. Para que todos, tanto pobres como ricos, podamos tener una verdadera educación de calidad, ésta debe ir acompañada de una mejor calidad de vida, gratuidad en la educación pública, buena enseñanza, participación de la comunidad en la administración de los colegios y buena cobertura. Solo así lograremos que la brecha social disminuya.

Mientras siga habiendo políticos, tanto de la Concertación como de la derecha, que privilegien sus intereses personales y de clase por sobre el interés mayor que es brindar una buena educación a todos los chilenos, nunca lograremos disminuir las cifras en delincuencia ni hacer de Chile un mejor país.

Isaac Gajardo
Estudiante Secundario
Vicepresidente Centro de Alumnos del Liceo de Aplicación
www.esopino.cl.tc // www.twitter.com/esopino

Esos románticos ambientalistas

ALEJANDRO CANUT DE BON

Abrazar la causa ambiental es políticamente correcto. Escribir para abogar en pos de no intervenir la naturaleza, de preservarla y mantenerla prístina y alejada de la mano del hombre es artículo o columna segura de aplausos públicos desde hace ya tiempo. Por el contrario, decir que en un valle escasamente tocado por el hombre es quizás posible construir una industria, empresa o represa, equivale a buscar -de manera también segura- la condena pública.
Y cómo no, si ser romántico siempre ha sido bello. Es como el concepto del “buen salvaje” de J. J. Rousseau, o como -en otras arenas- la figura del “Che” Guevara estampada en la polera. Suele encantar a los jóvenes que, más inconsciente que conscientemente, adhieren sin recelo a la causa. No cabe ser racional frente a ella. Sólo cabe –para muchos- entregarse a su magia, como si se tratase de un dogma moderno.
En muy pocas palabras, el conservacionismo postula que la naturaleza puede y debe ser utilizada en nuestro favor, en la medida que ello se haga responsablemente, protegiendo ciertos equilibrios.
Esto ha quedado patente una vez más durante estas últimas semanas, en que hemos presenciado -en este medio- diferentes opiniones sobre un tema ambiental concreto. No deseo entrar en ese tema particular, pero si en el fondo del asunto, es decir, en nuestra actitud frente a la naturaleza y al cuidado ambiental. Y es que no se puede dejar de sentir que existe una suerte de contradicción en esos jóvenes románticos que, por un lado, aplauden cualquier argumento en pos del cuidado ambiental (incluido los argumentos preservacionistas) y, por otro, gozan -como los que más- de los privilegios de la sociedad industrial.
Y cuando digo “jóvenes románticos”, me refiero a veinteañeros que se oponen a tocar la naturaleza, pero que sueñan con lo que podrán comprar cuando, una vez graduados, se inserten en el sistema; o a esos sesenteros que esperan que su fondo de pensión de la AFP rente un 10% más en el año que viene, sin reparar que esas acciones son de empresas que requieren de la naturaleza y sus recursos.
Algo no cuadra en su discurso, y ese algo -creo yo- es que aún no distinguen entre preservacionismo y conservacionismo y, por lo mismo, aplauden cualquier argumento ambientalista, sin importar su fuente o la filosofía que lo inspira. Por lo mismo, esta columna busca poner atención en dicha distinción, diciendo desde ya que si usted quiere abogar por la causa ambiental –sea desde la tribuna preservacionista o desde una conservacionista- merece toda la tolerancia y respeto del resto. Cada cual con su causa, en la medida que sea consecuente.
En muy pocas palabras, el conservacionismo postula que la naturaleza puede y debe ser utilizada en nuestro favor, en la medida que ello se haga responsablemente, protegiendo ciertos equilibrios que buscan su cuidado y mantención para que las generaciones futuras puedan así seguir gozando de ella y utilizándola a su vez. Es consecuente no sólo con la filosofía del “Desarrollo Sustentable”, sino incluso con esa idea religiosa –verdad dogmática para muchos creyentes- que señala que la naturaleza y su diversidad ha sido creada para nosotros (“Que el temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la Tierra y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueve sobre la Tierra y en todos los peces del mar; los que en vuestras manos son entregados. Todo lo que se mueve o vive os será para mantenimiento, os he dado todo” – Génesis 9).
Los preservacionistas, por su parte, deifican a la naturaleza y le entregan a ésta, y no al ser humano, el papel principal, en una suerte de neo-panteísmo. “No tenemos más derechos que el resto de los animales”, podríamos escuchar decir a alguno de estos últimos en oposición a la cita bíblica. No intervenir la naturaleza, o hacerlo a un mínimo, es su consigna, aunque ello cambie el sistema económico y cultural que tenemos. Su texto favorito no sería el Génesis, por cierto, sino -quizás- esa famosa carta que Seattle, el Jefe de los indios Suwamish, dirige al Presidente de los Estados Unidos en 1855, en respuesta a la oferta de este último de comprar sus tierras.
Le expresa, entre otras cosas: “El Gran Jefe de los Estados Unidos, en Washington, nos manda a decir que desea comprar nuestras tierras. … pero no terminamos de comprender como podéis comprar o vender el cielo o el calor de la tierra. Esa idea nos parece extraña, curiosa, difícil de asimilar. No somos dueño de la frescura del aire ni tampoco del centelleo de las aguas. ¿Entonces, como vais a comprar la tierra a nosotros? Habéis de saber que cada partícula de esta tierra que es de todos los hombres, es sagrada para mi pueblo…”
Y aunque el tema parezca a ratos teórico, el hecho es que la diferencia entre estas dos corrientes plantea un sin fin de distinciones en el día a día. En el fondo, la esencia que diferencia a unos y otros no es detalle, sino que es gran parte del mundo cultural que nos rodea. Por lo mismo, no hablamos acá de consumir menos combustibles fósiles y evitar el calentamiento global (cosa con la cual todos estamos de acuerdo), ni de cuidar a las especies en peligro de extinción y luchar contra la caza de la ballenas (con lo que también estamos todos de acuerdo), sino que hablamos de un cambio mucho más profundo que, en definitiva, afecta la forma de vida que tenemos.
Como dije anteriormente, sea usted conservacionista o preservacionista merece tolerancia y respeto. Pero por favor sea consecuente. No venga a aplaudir argumentos preservacionistas, ni a criticar públicamente a quien se atreva a plantear la posibilidad de estudiar racional y responsablemente la explotación y utilización de un recurso natural (aunque sea en un valle prístino y aún intocado por el mundo industrial), mientras goza de los privilegios que esta misma sociedad industrial le provee dándolos además por garantizados, o mientras espera que su fondo de pensiones rente más y más año a año. Ello es contradictorio. Es como adorar al Dios del Génesis y ser panteísta a la vez. Simplemente, no pega.

El problema de la democracia de los acuerdos

El problema de la democracia de los acuerdos
Domingo Lovera
Coordinador del área de derecho constitucional y derechos humanos del Centro de Derechos Humanos, UDP
http://www.derechoshumanos.udp.cl/
La discusión política del momento se refiere a la democracia de los acuerdos. La democracia de los acuerdos consiste, de modo más menos general, en administrar los grandes asuntos de la República sobre la base de consensos, antes que debates. Hoy -afirman sus promotores- la política ha dejado atrás las luchas ideológicas y la nueva forma en que se adoptan las decisiones colectivas se ubica lejos de la dicotomía amigo-enemigo.
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Hoy, son todos amigos -y algunas interesantes investigaciones periodísticas nos revelan, además, que son socios privados, familiares, compañeros de vida-. Hoy, insisten los consensualistas, todos buscamos satisfacer los intereses generales de la nación, antes que reivindicar viejas escuelas que el propio devenir de los tiempos nos ha enseñado obsoletas.
Esta forma de hacer política, que en Chile se impuso desde el comienzo de la transición, llevó al Congreso a ocupar un lugar muy secundario. Ya no eran relevantes las ideologías políticas y los planes de gobierno de cada uno de los candidatos. La gente fue forzada (ideológicamente) a creer que es mejor votar por personas que por ideas; a escoger personas antes que partidos; a elegir personas pues estamos -en esa frase liviana patentada por Lavín- aburridos de la política.
¿No era que en democracia las decisiones se adoptan por mayoría? No en Chile.
Mientras la política de los acuerdos celebra el fin de las ideologías (al menos retóricamente; la democracia de los consensos es ella misma una), el lugar cuya esencia es servir de espacio a la deliberación pública, el Congreso pasó a ser una oficina encargada de visar los acuerdos negociados y adoptados en cualquier otro lugar entre las “fuerzas políticas relevantes” -citando a la Ministra de Educación en el contexto de las críticas estudiantiles a la LGE.
Hoy, la democracia de los acuerdos vuelve a ponerse en el tapete. Mientras la Alianza reclama la ayuda de la Concertación en vistas a construir un Gobierno de unidad nacional preocupado de los “problemas de la gente,” desde esta última se han escuchado algunas voces críticas frente a la invitación. Ya no existe una inestabilidad política con Pinochet a cargo del Ejército, llevamos un camino más menos prolongado -pero la historia nos ha enseñado que siempre frágil- de gobiernos democráticos y la alternancia en el poder se ha transformado, de modo casi irreflexivo, en un valor a tributar. Ya no es necesario consensuar todas y cada una de las grandes decisiones políticas.
Pero, ¿basta con buenas intenciones? ¿Son suficientes las palabras de quienes reclaman volver a una política de debate? La respuesta es evidente: no. Nuestros esquema constitucional posee una serie de arreglos institucionales que van a llevar a quienes reclamen el fin de la democracia de los acuerdos a la alienación. El sistema, en otras palabras, está armado para forzar los acuerdos y tarde o temprano van a terminar en lo mismo.
Primero, tenemos un sistema electoral que fuerza el empate en las Cámaras. Salvo dos o tres fuerzas políticas descolgadas, cuya relevancia aparece solo a efectos muy secundarios, tanto en el Senado como en la Cámara los dos grandes bloques políticos en cuestión comparten un número similar de parlamentarios. 2 o 3 parlamentarios más para la Alianza en la Cámara, 2 o 3 parlamentarios más en el Senado, para la Concertación.
Pero, ¿no era que en democracia las decisiones se adoptan por mayoría? No en Chile. En nuestro esquema constitucional, parte importante de las decisiones políticas más relevantes deben adoptarse por medio de quórum de súper mayoría. Esto es lo que ocurre con las leyes orgánicas constitucionales, mecanismo escogido por la dictadura -además de uno que otro ejercicio de enlace- para mantener esos mismos temas relevantes al margen de las mayorías cambiantes.
Esto explica que, en materia de educación, hayamos tenido que presenciar a los representantes de la Alianza y la Concertación de dedos entrelazados alzando los brazos al cielo en señal de acuerdo -de nuevo, alcanzado fuera del Congreso. En virtud de los quórum de súper mayoría que es necesario lograr, el sistema constitucional chileno demanda “grandes acuerdos para los “grandes temas”. La escasa ventaja de escaños que existe a favor de una y otra fuerza política en el Congreso es insignificante a la hora de modificar alguno de los aspectos estructurales “protegidos” por las leyes orgánicas constitucionales.
Como se aprecia, aún cuando se nos diga que la alternancia en el poder es buena, el mismo sistema responde de modo claro: eso no es cierto. La alternancia en el poder en este esquema es equivalente a hacerse cargo de la administración de los acuerdos, siempre y cuando los grandes asuntos permanezcan bajo la regulación que la dictadura nos legó y el sistema está diseñado para que eso sea así.
Finalmente, la misma política de los acuerdos que ha venido operando de manera perfecta para los intereses de la “clase política relevante” ha llevado a la Concertación y la Alianza a copar las instancias de control de los acuerdos parlamentarios con miembros que responden casi en igual número a uno y otro bloque. Otro empate.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con los miembros del Tribunal Constitucional, donde nuestros parlamentarios prefirieron ir designando “uno tú y uno yo” antes que debatir sobre sus perfiles y escrutar sus aptitudes. Acá el sistema constitucional chileno roza la perfección si lo que se quiere es forzar los acuerdos: (i) las mismas leyes orgánicas que demandan altísimos quórum que no pueden alcanzarse sino por medio de acuerdos, (ii) toda vez que el sistema binominal ha forzado ya un empate técnico en el Congreso, (iii) son controladas, además, por el TC.
Terminar con una política de convivencia y connivencia demanda más que solo palabras. Demanda reformas profundas a la institucionalidad. Sin embargo, acá es donde el sistema constitucional vuelve a darnos la espalda. ¿Cómo lograr esas grandes reformas sino por medio de acuerdos alcanzados fuera del Congreso?