martes, 6 de abril de 2010

Financiamiento y reconstrucción. ¿Cuál puede ser la solución de Piñera?

escrito por Pablo Monje Reyes
el clarin.cl
El gobierno de la derecha ha realizado una propuesta de política fiscal para el financiamiento de la reconstrucción de las regiones más afectadas por el terremoto y tsunami. En trazos muy generales, los elementos más importantes de la propuesta son: i) readecuar las prioridades del gasto fiscal por medio de reasignaciones presupuestarias del presupuesto de la nación, ii) utilizar parte del ahorro que el país tiene en el exterior, y iii) contratar préstamos con entidades financieras internacionales.
Las fuentes de financiamiento (reasignaciones presupuestarias, ahorro y endeudamiento) son viables. La UDI ha respaldado la propuesta y ha convocado a los partidos de la Concertación a ponerse a la altura de las circunstancias y a apoyar las medidas definidas por el Presidente. Hasta ahora la Concertación no se ha pronunciado públicamente.

La derecha económica no se ha expresado ni a favor ni en contra, por una sola razón: la propuesta sólo dice de dónde se van obtener los recursos, pero no dice nada de cómo se implementará su uso. No saben “cómo van ahí”. La derecha económica entregará su opinión cuando sepa cómo será el negocio o la oportunidad para seguir acumulando riqueza, que esta vez surge de la catástrofe que empobreció a cientos de chilenos y chilenas.

Sobre los principios del neoliberalismo, el negocio es claro. En el caso de la vivienda social, por ejemplo, podemos suponer que su reposición va ser financiada con empréstito internacional, que será devuelto con los impuestos que pagamos todos los chilenos y chilenas. El financiamiento será canalizado vía subsidios para la construcción de las soluciones habitacionales. Quienes ejecutarán las soluciones serán las grandes constructoras, que participarán en una licitación “transparente y objetiva”, y que propondrán precios de mercado competitivo. ¿Qué significa esto? Que los precios de la vivienda social serán calculados definiendo costos directos e indirectos de producción, pero manteniendo una ganancia que va en beneficio directo de los dueños de las constructoras. Entonces, con platas de todos y con la desgracia de parte de nuestros hermanos del Bio Bio y el Maule, habrá empresarios “competitivos” que se harán más ricos. Como siempre en las políticas neoliberales, el pueblo paga los costos y los empresarios se llevan las ganancias.

A esto podemos agregar otra suspicacia que surge del modelo neoliberal. Puede que las empresas constructoras necesiten apoyo, porque la reconstrucción, como “tarea patriótica”, lo exige. No faltará quien proponga subsidiarles la mano de obra, con el argumento de generar empleo en las regiones de la catástrofe. ¿Quién se podrá oponer a esto, si es prácticamente un imperativo ético? La cuestión relevante es que ese subsidio se financiará con cualquiera de las tres medidas propuestas por el Presidente, cuya mayor parte viene de los impuestos que pagamos todos y todas. Este subsidio no se realiza para que el empresario baje el porcentaje de su ganancia, sino para que la asegure y en algunos casos la incremente. Si esta idea se propusiera, el pueblo chileno nuevamente pagaría los costos. La desgracia y el dolor de los damnificados se convertirían en la ganancia de un grupo de empresarios.

Considerando el diseño institucional fuertemente presidencialista de nuestro Estado, estas medidas hipotéticas son totalmente posibles de implementar, ya sea con los recursos del actual presupuesto, o con la promulgación de leyes que son de simple aprobación.

¿Cuál sería una alternativa a la posible propuesta de la derecha en materia de vivienda social? Una política de autoconstrucción por medio de corporaciones de vivienda regionales, que permita a que las comunidades definan sus proyectos habitacionales, con apoyo técnicos de universidades regionales y equipos profesionales contratados por ellos mismos. Las fuentes de financiamiento pueden ser las mismas, pero los rendimientos económicos de los recursos serían mayores, ya que, los recursos no estarían sometidos a generar ganancia privada. Si no más a una ganancia social que es fortalecer los lazos de la comunidad, generarse soluciones propias y empezar a desarrollar formas de autogobierno y autogestión.

Pablo Monje Reyes
Administrador Público. Profesor de ELAP – Universidad ARCIS

Cullipeumo, marzo 2010

¿Vale la pena eliminar un bosque esclerófilo? escrito por Patricio Herman

escrito por Patricio Herman
el clarin.cl

El bosque esclerófilo Panul tiene 92 hectáreas y se localiza en la parte alta de la comuna de La Florida. Tiene una rica flora y avifauna valorada por las comunidades que viven en sus inmediaciones y su ecosistema tiene el riesgo latente de desaparecer porque su propietario desea rentabilizar este patrimonio ambiental eliminado todas sus especies vegetales para ser reemplazadas por 1.200 casas, 22 edificios y las calles necesarias : es decir, se cambiaría oxígeno por dióxido de carbono y más emisiones de partículas a la atmósfera.
Una experta manifestó al respecto "Estos bosques son únicos en Chile y en la zona central es donde se desarrollan con vegetación de mayor diversidad. El bosque esclerófilo que se ha adecuado al ambiente adverso es un tipo de ecosistema muy amenazado. Quedan pocos a nivel mundial y éste es vital para el contaminado Santiago. Hay temas de retención de aguas, de limpieza de aire, de valor escénico que son importantes para una megalópolis como ésta”.

El dueño del bosque presentó en la Conama una Declaración de Impacto Ambiental, a pesar de que sabía que el procedimiento idóneo era ingresar al sistema vía un Estudio y como era de esperarse los servicios públicos mayoritariamente la rechazaron por diversas razones, pero como el negocio ad portas es millonario, su titular se ha movido estratégicamente para que los anteriores modifiquen sus criterios para que finalmente la Dirección de Obras respectiva le autoricen el permiso de edificación.

Afortunadamente para los equilibrios ambientales existen 2 Decretos Supremos del Ministerio de Agricultura, vigentes desde hace 36 años, que protegen la zona precordillerana de esta región, los cuales prohíben la corta indiscriminada de vegetación (árboles y arbustos) para así evitar la erosión de los suelos en amplias zonas de las comunas del sector oriente de la capital. A pesar de que los textos de ambos cuerpos normativos son muy explícitos, en cuanto a la preservación de la naturaleza, hay algunos débiles funcionarios de la Administración del Estado quienes curiosamente han preferido interpretarlos de manera distinta a su letra y espíritu. Está claro que con ese tipo de lenidad pública se posibilitaría la consecución del proyecto inmobiliario y en paralelo se prescindiría de ese magnífico bosque.

Esos funcionarios, haciendo malabares lingüísticos con el vocablo “construcción”, aducen que en el área protegida por los Decretos Supremos se pueden autorizar construcciones, incluso las inmobiliarias privadas, en circunstancias que lo que sí se permite son las construcciones de obras que tengan por único propósito un beneficio público. Es tan burda esa disquisición que no resiste un análisis serio, entre otros motivos, porque contradice abiertamente el sentido de los decretos.

Es anecdótico que el empresario que desea devastar este bosque esclerófilo haya sido muy amigo del general Pinochet, en cuyo gobierno él lo compró muy barato, según lo consignó un medio de prensa y que sean 2 actos legales del anterior los que le impidan la obtención de esa atractiva plusvalía patrimonial. Si se respetan estos decretos, como lo esperamos en el gobierno del cambio, se salvarán infinidad de zorros, quiques, tordos, picaflores, chunchos, iguanas y una gran variedad de insectos que engrandecen la biodiversidad de esta cuenca saturada.

Por último, según un reciente informe de la Organización para la Agricultura y Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas, los bosques continúan perdiendo áreas a un ritmo alarmante en algunos países, señalando que en la evaluación de los recursos forestales mundiales se encontró que la desaparición más aguda de cubierta forestal se da en África y Sudamérica, lo que no es de extrañar porque, en general, las instituciones de los países de estos continentes todavía no entienden lo que es el desarrollo urbano sustentable.

El gobierno de Piñera podría derogar esos decretos de Pinochet para viabilizar el negocio aludido, pero tal iniciativa la consideraríamos de pésimo gusto.


Patricio Herman
Fundación “Defendamos la Ciudad”

El estilo de la derecha: privilegiando al gran empresariado e ignorando las comunidades

escrito por Pablo Monje – Reyes (*)
el clarín.cl

Hace unos días nos informamos por la prensa que el gobierno de la derecha, mediante una circular del Ministerio del Interior, daba a conocer la implementación del programa “Manos a la Obra”.
Tres grandes y conocidas empresas del rubro del retail de la construcción fueron designadas directamente como proveedoras, para surtir de insumos a los municipios afectados por el terremoto y tsunami del pasado 27 de febrero.



La polémica se inició poniendo en duda la legitimidad de la transacción sin licitación pública. Esto se despejó a la brevedad, pues nuestro ordenamiento jurídico permite al Estado realizar contratos directos de aprovisionamiento en estado de catástrofe.

Sin embargo, que la medida sea jurídicamente válida no significa que sea adecuada en términos socio - políticos, principalmente por tres razones. Primero, la reconstrucción de las regiones afectadas no consiste sólo en levantar y reparar las casas. Consiste también en levantar las economías regionales y locales, que perdieron su dinamismo por la catástrofe. Segundo, la medida privilegia la concentración de la riqueza y del poder, e incrementa las desigualdades sociales, indicadores en los que Chile es top ten en el mundo. Quizás después del terremoto subiremos algunos puntos en el ranking mundial de desigualdad. Por último, la medida deja instalada la duda sistemática y permanente ¿las decisiones del gobierno velan por los intereses de las comunidades regionales y locales, o son la oportunidad para privilegiar a los grandes grupos empresariales?

Desde el punto de vista de las dinámicas de desarrollo regional y local, esta medida es simplemente nefasta. ¿Por qué? Primero, las economías regionales y locales no se podrán dinamizar, ya que participarán marginalmente de la asignación (de hecho, no tendrían participación alguna si no fuera por la denuncia en los medios de comunicación). Segundo, la medida privilegia los grandes contratos de abastecimiento, dejando de lado las cadenas productivas regionales y locales, que generan empleo y utilizan insumos regionales y locales. Por último, el margen de ganancia de estas transacciones por abastecimiento no vuelve a las regiones y localidades, porque se materializa en las contabilidades nacionales de estas grandes empresas.

Por tanto, por donde uno analice, este tipo de medidas traerá consigo, en el mediano plazo, mayor depresión a las economías regionales y locales. Se podrá reparar y reconstruir casas, pero no habrá recursos suficientes para la satisfacción de necesidades de vida, porque los recursos del Estado caerán en manos de quienes más tienen y no en quienes más los necesitan.

Paradójicamente, este tipo de soluciones trae consigo una cuestión que ya venimos advirtiendo: unos pocos lucrarán y se harán más ricos y poderosos con el sufrimiento y calamidad de nuestros hermanos de la región del Maule y del Bío Bío.

La pregunta que los sectores progresistas debemos responder es ¿Cuál es la alternativa frente a este tipo de formas de ejercer el poder?. Para una reconstrucción efectiva, que no sólo pase por las necesidades materiales de las personas, cuestión en si misma fundamental, debemos pensar en cómo fortalecer las redes productivas locales y regionales. Estas redes productivas siempre han existido, pero hoy es imposible percibirlas porque están impedidas de producir debido a las pérdidas patrimoniales, de capital simbólico y productivo.

Es necesario instalar formas de organización productiva que partan de principios distintos a la generación de la renta individual, que hasta el día de hoy ha sido dominante en la sociedad chilena. Debemos pensar en la organización de empresas cooperativas, en donde el Estado, por medio de los Gobiernos Regionales y Municipales, participe con capital, las comunidades locales participen con mano de obra, las universidades regionales aporten conocimiento y tecnología, y las ONG entreguen formación y aprendizajes socio - productivos.

El desarrollo de estas formas de organización económico – productivas apuntan a fortalecer los principios de la solidaridad e igualdad social entre pares. Consecuentemente, fortaleceremos una sociedad más democrática y popular, que tanta falta le hace a Chile.

Cullipeumo, abril 2010.

* Administrador Público, Magíster en Gestión y Políticas Públicas, Profesor de la Escuela Latinoamericana de Postgrado de la Universidad ARCIS – Chile.

DEMOCRACIA Y DESCENTRALIZACIÓN EN CHILE ¿20 AÑOS NO ES NADA?

Por Pablo Monje


El retorno de la democracia en Chile trajo consigo una agenda político institucional orientada por valores y principios democratizadores, de corte social demócrata. La Concertación definió estos valores y principios como rectores de la modernización del Estado. Los aplicó en el proceso de democratización municipal, mediante la elección libre y democrática de Alcalde y Concejales. Con ello, fortaleció el proceso de democratización y descentralización del poder. La descentralización, como proceso político administrativo, estuvo presente en la agenda de la Concertación durante 20 años.
¿Cuáles fueron los mayores logros de la Concertación? i) la legitimación del proceso de descentralización y el avance en la institucionalidad del proceso, por medio de la creación de los Gobiernos Regionales y el incremento de los recursos de inversión de decisión regional; ii) ciertos avances en el desarrollo de las regiones, mediante la infraestructura vial y servicios de interconexión, iii) la identificación del municipio como un actor institucional de relevancia en el desarrollo de las comunidades locales; iv) la instalación de la necesidad de democratización de la elección de los consejeros regionales, concretizada en el gobierno de Bachelet mediante el cambio constitucional necesario para su implementación; y v) el inicio serio y prospectivo del traspaso de competencias institucionales a los gobiernos subnacionales, en áreas sensibles para el desarrollo de las regiones.

Los logros indican que estos 20 años abrieron un camino. Sin embargo, se observan falencias importantes que se resumen en: i) se trató de un proceso de descentralización trastocado, puesto que mayormente existió una desconcentración de los recursos y no una descentralización efectiva del poder ; ii) se produjo en ausencia de una discusión ciudadana respecto de lo que debiese ser la descentralización, lo que obedecería principalmente a la falta de voluntad política para crear instancias de discusión y al exacerbado rol que tiene la figura de Presidente en la institucionalidad chilena; iii) el proceso de descentralización fue dirigido centralmente, sin mayor participación de las regiones, es decir, de arriba hacia abajo; iv) se aplicó un modelo de desarrollo que genera un alto nivel de concentración de la riqueza, en términos sociales y productivos, lo cual impacta negativamente cualquier política de descentralización; y v) faltó un proyecto de modernización municipal consensuado entre los actores locales, los partidos políticos y el ejecutivo. Comparado con el proceso de modernización estatal, se avanzó poco o nada en un concepto de municipio moderno y a la altura de los actuales desafíos de la sociedad chilena, en términos de democratización, financiamiento y fomento del desarrollo de las comunidades locales.

La pregunta de hoy e; ¿por dónde podemos seguir? En términos de propuestas, se puede plantear: i) el proceso de descentralización debe fomentar los espacios de participación democrática de la ciudadanía en los gobiernos subnacionales, es decir, un política descentralización de abajo hacia arriba, que por supuesto debiera culminar con el proceso de democratización de los Gobiernos Regionales mediante la elección directa y popular del presidente del GORE; ii) se debe mejorar los planos de competencias institucionales de los gobiernos subnacionales, buscando sinergias y coordinaciones entre los Gobiernos Regionales y Comunales, sustentados en los principios de autonomía política y fiscal; iii) se debe entregar roles más efectivos a los Gobiernos Regionales y Locales en la regulación económica de los territorios, pero también en la capacidad de fomentar e inclusive de participar de actividades productivas estratégicas para el desarrollo de una región, como también la capacidad efectiva de recaudación de impuestos a las actividades productivas regionales y locales; y iv) legitimar un proyecto de modernización municipal de carácter popular y autogestionario, que ponga en el centro a las comunidades locales como artífices de su propio desarrollo.
Por Pablo Monje.El autor es Administrador Público; Magíster en Gestión y Políticas Públicas; Prof. Escuela Latinoamérica de Postgrado – Universidad Arte y Ciencias Sociales de Chile.Colaborador de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 31 de marzo 2010
Crónica Digital

La idiosincrasia barrial

Fuente . el ciudadano.cl
Un arroz por si sólo no hace nada, decían mis ancestros. Bien vale mencionarlo. Y lo menciono porque constantemente nos vemos identificados fuertemente a las conexiones que nos permiten sociabilizar sin mayor contratiempo con pares en diferentes ámbitos de nuestras vidas, ya sea en el trabajo, en juntas sociales, en el deporte, en nuestras épocas de estudiantes ó en otras facetas que nos puedan reunir de alguna manera, como es la música, las filosofías de vida, etc.
Todo nos entrega de una u otra forma una característica de comportamiento en la cual nos podemos desenvolver sin mayor barrera (ó la vilipendiada ‘presión social’) y sin las “caretas” que no nos dejan caminar de manera liviana y con la frente en alto.
Pero la génesis de identificación nos demuestra de forma más primitiva la esencia del ‘De dónde provenimos?’ y cómo ésta nos puede afectar positivamente. El Barrio, si ese Barrio que nos vio nacer y desarrollarnos, muchas veces lo dejamos de lado sin siquiera cuestionarnos como podemos influir y aportar desde esta arista sin caer en un prejuicio simplón de nuestra cuna barrial por factores socio-económicos principalmente.
Valparaíso es tan diferente a La Cisterna, ó Macul es tan dispar a Providencia. Claro que si. ¿Pero en qué momento puedo comenzar a observar tales diferencias?. Muchas veces me hice esta pregunta encontrando en cada momento que avanzaba en mi investigación del pensamiento, la lógica conclusión de que el Barrio te entrega un ADN sinigual y que debemos ó deberíamos saber enarbolarlo para probarnos a nosotros mismos como podemos influir en nuestra sociedad.
La geografía, la historia, la gente y los ‘inmigrantes’ barriales, nos dan una pequeña pero muy contundente muestra de lo que el conjunto tiende a ser (y no parecer). Entre tanta globalización positiva, hay instrumentos de medición del cuidado de calles, de las sincronías entre los vecinos ó los proyectos que en su conjunto, mediante sus organizaciones pueden plasmar y evidenciar la necesidad de comunicación entre “Tú y Yo”, como sociedades conjuntas y pertenecientes a un nombre mayor, en este caso de Chile.
Las sociedades más primitivas sin conocimientos de otras culturas lejanas geográficamente, crecieron en la incertidumbre constante de los efectos que tendrían sus acciones ó inventivas, sin embargo supieron sobreponerse a estas interrogantes y evidenciar planes de acción que sustituían prejuicios por elaboración diversa de recursos para sus necesidades y de esta forma ser parte de un todo.
El Barrio, sin duda marca la génesis de una sociedad en movimiento que no se detiene en ellos y que comienzo a analizar en estas columnas bañadas en el aire que nos convoca la sociedad como el todo. El Barrio, la potente herramienta de creación y superación de cada uno de nosotros. Al alcance de la mano. Y gratuita.