domingo, 30 de noviembre de 2008

La nueva forma de hacer política.

Por Alfredo Cerpa


 

    La renuncia del Senador Navarro al P.S. declarando la necesidad de una manera diferente de hacer política, nuevamente pone en la mesa de discusión el significado mismo de "diferente".

    Son muchas las organizaciones que surgen proponiendo cambiar las formas en que se da la política actualmente en nuestro país, pero pocas ha planteado exactamente qué significa en concreto, como se da en la práctica o, la forma que la política debería tener. A lo más, ha existido un cambio de discurso, que si bien más progresista y democrático que el existente, no explica esta nueva manera, como tampoco están presente conceptos que puedan permitir entenderla y sostenerla en el tiempo, de manera que se transforme en una práctica cotidiana.

    Sin embargo, la definición más precisa de lo que se propone como nuevo y diferente es de una importancia extrema si se quiere tener éxito en reunir a los excluidos en la nueva propuesta, porque esta no puede quedar suscrita solo a una declaración de intenciones o tan solo al nuevo discurso amplio y democrático, porque de quedar así, solo significa una nueva manera de pensar que no cambia ni incorpora un nuevo actuar, una nueva ética, una nueva moral.

    Una nueva forma de hacer política trata en lo fundamental, del ser diferente y, para ser diferente, necesitamos nuevas concepciones tanto orgánicas como éticas morales.

    Nuevas formas para organizarnos, nuevas formas para relacionarnos, nuevas formas de ver la representación en los marcos institucionales actuales como en la nueva institucionalidad que Chile deberá dotarse más temprano que tarde. De no desarrollar estos nuevos conceptos, quienes abogan por la nueva forma de hacer política, más democrática, más incluyente, solo estarán haciendo el camino más largo para llegar a lo mismo de siempre.

    La nueva forma de hacer política no solo trata de pensar diferente sino que a la vez, en el mismo tiempo y espacio, actuar diferente. El hablar de mas democracia, mas integración, es solo parte de un discurso evidente a la luz de lo mostrado y desarrollado por los conglomerados que luchan por alternarse en el poder dentro de un marco excluyente como es el sistema binominal.     El definir las formas orgánicas que permitan no solo participación democrática sino integración de gruesos contingente de personas a la política, permitirá dar confianza a esos nuevos contingentes, en el sentido que su integración es a algo vivo y dinámico, donde ellos son parte importante y fundamental y no se trata de aquella integración militante a organismo donde los sueños y los aportes llegan a morir. Eso sería un paso a cambiar lo existente. No se trata de solo abrir las viejas visiones y estructuras existentes a los nuevos contingentes con un discurso de bienvenida, porque las viejas estructuras que han abrigado a los partidos y organizaciones políticas y que tan bien sirvieron en el pasado, no dan cuenta hoy, a los cambios de mentalidad y cultura desarrollada en los últimos 25 anos, especialmente con el acceso a la información instantánea que provee el internet.

    Se debe a su vez definir, los tipos de relaciones que la organización que plantea cambiar la forma de hacer política tendrá y desarrollara con las organizaciones sociales de base y aun con movimientos que se han venido generando al margen de los partidos existentes, porque la vieja política copadora con la que se pretendía ganar la representación de las organizaciones sociales y populares, muchas veces dividiéndolas, tampoco hoy, darán resultados. La soledad en que actúan los partidos y organizaciones debería ser una prueba más que suficiente, de que eso no funcionara.

    Por lo tanto, quienes proponen nuevas formas de hacer política, tienen una enorme responsabilidad en explicar de qué exactamente están hablando.

    Necesariamente deberán desarrollar una nueva política de unidad que permita en un marco orgánico dar libertad y espacios a las organizaciones sociales y populares como así a los movimientos existentes para que sigan su marcha y desarrollo de actividades libres e independientes tras sus propios objetivos locales. La nueva política de unidad debería estar basada en el concepto de unidad necesaria más que en el concepto de la necesidad de la unidad.

    La necesidad de la unidad está basada en unirnos tras un enemigo común para fortalecernos y no ser arrasados, es en gran parte defensiva. Por el contrario la unidad necesaria está basada en aunar objetivos y necesidades comunes donde todas las fuerzas puedan aportar a su consecución iniciando una ofensiva por conquistar espacios, es unidad en base a intereses que durara mientras esos intereses estén representados y sean respetados y solo cambiaran una vez conquistados. Es una Unidad que no permite dejar los intereses de un sector botado a la orilla del camino por conveniencia política. La unidad basada en intereses comunes es más fuerte y duradera que cualquier declaración de principios generales, que más que unir, amarra organizaciones quitándoles espacios constriñéndolas o dirigiéndolas a lugares donde no quieren ir. La unidad basada en interés común y necesarios, es verdaderamente unitaria porque une a personas de diferente pensar con cosas e intereses comunes a todos y por las cuales están todos dispuesto a luchar por y, a defender.

    El caso del J.P.M. es más que elocuente y habla volúmenes acerca de la ineficacia de la unidad basada solo en necesidad y de sus declaraciones de principios con objetivos de larguísimo plazo, que abarcan todo y nada a la vez. Pero, que además deja fuera grupos, gente y organizaciones que si bien buscan una mejor sociedad no se suscriben a ciertos puntos, más bien ideologizantes que concretos, en la declaración de principio.

        La necesidad de la unidad es centralizante y presenta obligaciones a veces difícil de asumir como lo fue el punto seis para el PC en la declaración del JPM. Pasa por encima de las direcciones de las organizaciones y su dirigencia, quien después de todo es la que goza con la confianza de sus bases, donde muchas veces se ven trabajando por objetivos y caminos que no encuentran como propios ni han decidido seguir. Otro ejemplo en este sentido, esta vez por la derecha. La Alianza por Chile también es un manifiesto de que la unidad solo basada en la necesidad les representa más problemas que beneficios, aun cuando los dos socios ven la necesidad de ganar la presidencia. Cada vez que el candidato presidencial trata de centralizar la Alianza en función de propuestas, se quiebra la Alianza. El objetivo es común, pero sin un interés común, sin un para que común, sino más bien obligado, crea y desarrolla las desavenencias, que para un observador lejano le parecen ridículas, pero para ellas, no lo son.

    El pegamento que aun mantiene junta a la Concertación es precisamente el concepto de necesidad de la unidad. Pero no es una Unidad Necesaria. Para el pueblo de Chile no es necesaria, porque no lo representa en sus intereses ni aspiraciones. No hay una tarea común, no existe un para que común y no puede existir porque los intereses y objetivos estratégicos entre ellos son demasiado diferentes. Más que una necesidad para actuar juntos se trata de una necesidad de existir y sobrevivir juntos para gozar de privilegios que un partido por sí solo no podría obtener. El Partido Radical por fuera de la Concertación es bien probable que ya hubiese desaparecido, sin embargo cuenta con Senadores y Diputados privilegios increíbles, que organizaciones más grandes pero fuera de la Concertación no tienen.

    Las fuerzas progresistas no deben olvidar que la izquierda ya ha prometido nuevas formas de hacer política como lo fue el proceso de Renovación Socialista por los 80. Que fundamentalmente trato de una nueva forma de pensar pero no de actuar. Se cambio el discurso se desembarazo de parte de su ideología, levanto la democracia interna como una bandera importante de cambio e integración, pero mantuvo las mismas estructuras orgánicas que contradecían el nuevo discurso, para con el paso del tiempo olvidar el discurso y solo quedaron las estructuras que permiten el desarrollo de hombres fuertes y poderosos a cargo de la burocracia dueña del partido donde la militancia no tiene rol importante a jugar ni puede cambiar. Esta burocracia surgida de un nuevo pensar pero dentro de viejas estructuras a convertido al P.S en un partido de derecha que de paso a convertido la palabra izquierda en una palabra cochina y confusa. Confusa porque ha muchos hace hablar de izquierda autentica, verdadera, para diferenciarse de una izquierda no autentica y usurpadora. Que más que clarificar ayuda a confundir más a las fuerzas progresistas que tratan de organizarse a través del país por fuera de todo partido.

    Una nueva forma de hacer política trata de una nueva forma de actuar, que dé cuenta de la nueva cultura y necesidad de espacios. Por ende los llamados a la creación de organización a nivel nacional no pueden ser restringidos solo a la izquierda sino a todo el país en sus diferentes facetas e intereses para que pueda ser un llamado integrador y nacional. Los llamados solo a la "Izquierda verdadera" son limitantes con una gota grande de idealismo, porque pretende hacer pensar que todos en la izquierda "verdadera" piensan igual, cosa que no es cierta. Aun en la Izquierda y sus organizaciones existen diferentes visiones no solo de lo que se persigue en lo inmediato y como conseguirlo, sino también, sobre el objetivo estratégico de cambio de sociedad, que aunque todos le llaman igual no todos entienden lo mismo.

    La nueva forma de hacer política debe, como una cuestión de máxima importancia, mostrar no solo de palabras sino en hechos, una ética y moral diferente. Esta nueva ética y moral no puede estar supeditada a los cálculos políticos, porque es el cálculo político el que castiga y hace desaparecer la ética y la moral de los líderes y de las bases, quienes deben salir a defender a sus líderes por cosas indefendibles.

    Hacer lo ético y moralmente correcto precisa de un coraje y grandeza política tal, que por muchas décadas no hemos podido ver en los líderes de los partidos actuales. Es la falta de ética y moral lo que hace al grueso de la población del país ver a todos los políticos corruptos y apegados solo al poder y no a las causas que dicen representar.

    En este aspecto, de la ética y moral nueva, el Senador Navarro tiene un desafío en sus manos que espero pueda resolver mediante la grandeza y el coraje político, que lo merite a verlo como líder de nuevo cuño y moral diferente a sus pares en el Senado o a otros que han abandonado el partido por el cual fueron elegido a su cargo Senatorial. Ojala no resuelva el desafío de mostrar que es un líder diferente solo en base a retorica diferente de cálculo político. El Senador Navarro cuenta con una oportunidad histórica. Renunciar a su Senaduría y transformar su renuncia en lucha por la democracia, a luchar por no aceptar la denominación a dedo de el nuevo Senador para la Región, pero de ser elegido y quien acepte en el PS una nominación a dedo, este deberá someterse día a día a las protestas en el parlamento y su domicilio por parte de las fuerzas democráticas del país, crear un movimiento por la democracia que pida y luche por elecciones nuevas para la región, porque el derecho de elegir es del pueblo y no del PS u otro partido. Un Senador para tener cierta legitimidad aun en un sistema binominal, debe someterse al veredicto del pueblo o de una región en este caso. Nadie más debe tener ese derecho. Si el Senador Navarro logra hacer eso, ya comportaría una nueva forma de hacer política.

    
 

    
 

    
 


 

    
 

    
 

    
 


 

    
 

    


 

martes, 25 de noviembre de 2008

Carta a un luchador de los 80


 


 

Quizás tengas razón, amigo Ernesto, en buscar cobijo bajo la figura de un salario. Los hijos exigen educación, salud y alimento, los años piden sosiego y quieres caminar por las calles con paso seguro y pie firme, aunque vayas pensando en lo que pudo ser…. Pero ya no fue, te dices Ernesto, y esto es lo que te ha quedado, un salario que no alcanza, unos hijos que exigen y temes que llegue la hora en que les tengas que declarar lo imposible de sus sueños, que la universidad cuesta demasiado y que tus historias de lucha, de reivindicaciones y de ideales pertenecen a otros tiempos. Ahora, Ernesto, eres el rey de tu casa, admirado y creído, ejemplo de tus hijos. Pero qué será mañana, Ernesto, cuando quieran más que frugal comida, más que escuela gratuita de barrio, cuando el capitalismo haya entrado en sus venas y fluya por su sangre como oxígeno para sus ávidos deseos. Y se miren comparándose entre ellos. Y se apunten con el dedo por lo que no son, comenzando la carrera por quién llega al podio de los ganadores aun pisoteándose entre ellos mismos. Y te miren comparándote. Y no vean en ti más que al pobre proveedor que no los llevó más que a perpetuar la miseria. Cuéntales la verdad, Ernesto. Cuéntales de las luchas y de cómo perdiste tu carrera universitaria por luchar por tus ideales, porque no es tu vergüenza sino la de los opresores el haberte cortado las alas. Cuéntales Ernesto que estuviste en las barricadas. Amigo, te conocí agazapado en el murallón universitario de la Santa María enfrentando a la policía militarizada de Pinochet, te encontré nuevamente en las aulas de la Universidad Católica de Valparaíso organizando la resistencia. Tenías voz potente y fuego en la mirada. Diles de tus sueños, de tus esperanzas truncadas, diles lo que piensas de esto que estamos viviendo y revive tu solidaridad. Sé que temes arriesgarlos a ellos, sabes muy bien cuántos murieron por ser idealistas. Sabes también de la tortura en carne propia que te dejó una rodilla para siempre rota y, como todo hombre mentalmente sano, no quieres eso para tus hijos. Pero amigo, mira y míralos, se están muriendo. No es vida vivir marchitamente condenados ante lo que no fue. Lo que no ha sido será algún día y el legado de Salvador se hará realidad en nuestros hijos: "Superarán otros hombres este momento gris y amargo". Y esos hombres son ellos, siempre que juntos les dejemos el fuego de la esperanza. Morir de a poco en un mundo ajeno es más muerte que morir de un golpe persiguiendo un sueño. Déjales, Ernesto, tu legado de ideales, transmítele la historia esperanzadora que vivimos. Graba en su mente y en su sangre las cuarenta medidas de Allende, esperando que algún día tus hijos regalen ese mundo a sus hijos. El que caiga en la lucha caerá conciente del poder de su muerte, no los relegues a la lenta muerte de la aceptación y del miedo. Ernesto, lucha hoy porque tus hijos conozcan la felicidad de ser libres en conciencia, solidarios en su pueblo, laboriosos en la construcción de la justicia, generosos en su entrega compartida. Revive, amigo, la felicidad de tus días clandestinos, dando golpes y burlando al enemigo carcelario y cruel. Revive el calor de la solidaridad compañera de esas noches de lucha, de esos días de militancia y primaveras. No prives a tus hijos de la completitud de ir tras la verdad. No esclavices a tus hijos al yugo del consumismo despiadado. Libéralos, cuéntales, muéstrales las metas que nos propusimos, deja que su juventud haga el resto. No prives a la humanidad de la riqueza de contar entre sus luchadores por la dignidad y la paz, a los hijos de un tremendo luchador como tú. El pueblo no los ha olvidado, Ernestos del mundo, no se olviden ustedes de quienes son.

Oscar Madrid

lunes, 10 de noviembre de 2008

LA CRISIS Y LA ESPERANZA

Hoy se nos hace claro que las señales que anunciaban la actual crisis mundial estaban hace tiempo con luces rojas encendidas y, aunque las veíamos, no nos atrevíamos a interpretarlas. El cambio climático, el aumento de la miseria, la creciente escasez de alimentos, la polarización de las ideas, el alza de los combustibles y, en general, un rumor creciente tras cada acontecimiento como ruido de fondo que no nos dejaba escuchar el sonido del mundo. ¿Qué tiene que ver todo ello con la crisis financiera? Todo. Porque el equilibrio del mundo, como todo organismo vivo, refleja el equilibrio de todos sus componentes y, cuando uno de estos componentes colapsa, es todo el organismo el que viene colapsando con él.

Ahora, en plena crisis y frente a un futuro incierto, incerteza que se transforma en expectativa, angustia o temor según menos herramientas de sobrevivencia tenga la persona, intentamos mirar al pasado para encontrar las claves que nos permitan encontrar un camino de salida hacia un futuro mejor. Mas ante este ejercicio una suerte de repulsión nos oprime, nos deja con un vacío de alternativas, con una sensación de que no están en el pasado las respuestas. Poco costará darnos cuenta que estamos reaccionando ante la imposibilidad de realizar este ejercicio ya que, siendo que hasta hace sólo ayer actuábamos en función de que desde el presente y sin repetir los errores del pasado proyectaríamos hacia el futuro la esperanza, tiempo que siempre sería mejor, hoy miramos hacia el futuro con desconfianza, lo vemos como un tiempo lleno de amenazas, con peligros de guerras extendidas a punto de iniciarse, con escasez de alimentos cada vez más crítica y con una naturaleza al borde del colapso frente al desastre ecológico al que la hemos llevado, lo que no contribuye a encontrar un nicho de bienestar para el ser humano. Hasta ahora parecía que siempre todo iba para mejor, en lo individual y en lo colectivo, mas el péndulo de la historia comienza a devolverse y nos damos cuenta que ir siempre mejorando no es una condición natural por si misma, sino una característica delicada que puede romperse. Y se ha roto. Hoy dejamos de vivir en ese permanente razonamiento que hasta hoy fue tan natural, de apoyarnos en el presente para alcanzar nuestras esperanzas en el futuro. En cambio comenzamos a vivir apoyándonos en el desesperanzador futuro, para lograr mantener lo más integralmente posible lo mucho o poco que hayamos logrado en el presente. En lo económico, en lo social, en lo político, en lo familiar, en lo individual. En otras palabras, comenzamos a sentir que debemos defender lo que hemos logrado alcanzar hasta hoy. No sueños, no esperanzas, el mejor futuro se ha transformado en una quimera al menos por ahora. Simplemente defenderse, ese será el paradigma a partir de ahora y hasta que construyamos alguna nueva y revitalizadora visión. En este sentido podemos decir que sí, que la historia tal como la conocemos ha muerto. Tal como fue construida y vivida, ha muerto.

Con la llamada postmodernidad se termina el ciclo religión-metafísica-razón; y aunque algunos inducen a la gente a repetirlo refugiándose en la religión ante las amenazas del mundo, como sucedió en otras épocas, ni siquiera ese falso refugio ya es posible dado que hemos agotado la naturaleza. Y con ello hemos agotado la vida. Habría que inventar un dios entonces que concrete la esperanza y la fe en base a la extinción de las especies, en base a la muerte por hambre, en base a las calamidades colectivas que producen las epidemias actuales. Y si siempre son los más pobres los más susceptibles de volver su mirada hacia una esperanzadora imagen de dioses salvadores, que alguien trate de construirles a ellos un dios que justifique que sean los más pobres los que con más fuerza sufran estas tragedias.

Se termina la historia, la historia conocida, esa dictada desde los altares inalcanzables de religión, metafísica y razón, dioses, misterio y ciencia. Todos paradigmas levantados en función de mantener, a través del miedo, el poder en manos de unos pocos que se han enriquecido parasitando sobre el esfuerzo de muchos y sobre las condiciones naturales del mundo. Esa es la historia que se termina, para dar paso a la conciencia individual reflejada en acciones colectivas que interpreten a cada persona. No más dictadores de conciencia poseedores de misterios que encadenan, sí personas concientes buscando juntas nuevos paradigmas que liberen para un mejor futuro. El ser humano es esencialmente libre, meliorista por naturaleza, ecléctico por evolución. En manos de seres humanos limpios de esta tragedia construida por la avaricia, está la esperanza. En manos del pueblo. De ese pueblo que se desvive por una mejor educación para sus hijos, por criarlos sanos y moralmente limpios, que sufre por los sufrimientos de su vecino y que celebra cada avance de su barrio o de su comunidad.

No debemos mirar al pasado para interpretar el futuro. Es hora de que nos miremos a nosotros mismos. De que creamos en nosotros mismos. Y que desde dentro de nosotros, desde nuestras virtudes naturales de solidaridad, lealtad, honestidad y empuje, saquemos la fuerza para organizarnos en torno a buscar soluciones a nuestras necesidades urgentes, con nuestros vecinos, con nuestra familia y amigos, lo que nos dará la estructura colectiva que, sin darnos cuenta casi, nos abrirá las puertas a nuevas verdades y a la posibilidad de un mejor futuro.

Oscar Madrid Martínez

miércoles, 5 de noviembre de 2008

A QUÉ LE TEMEMOS


 

Cuando planteamos un cambio profundo, estructural e ideológico en nuestra sociedad latinoamericana, muchos entornan los ojos y se horrorizan de lo que, según sus creencias, estos cambios implicarían. La primera reacción de los ciudadanos no es de esperanza como debería ser en una sociedad históricamente oprimida como la nuestra, sino de rechazo aunque nadie sepa exactamente qué están rechazando. En cada país de nuestra diversa Latinoamérica se encuentran razones distintas para este irracional (natural dirán algunos) rechazo, todas razones apoyadas en los torcidos argumentos que insistentemente les plantean los medios de comunicación respecto a los fallidos intentos de sus sociedades de verdaderos cambios. En Chile, por ejemplo, el resultado del más serio intento de generar una sociedad distinta, fue la dictadura militar. Y por supuesto nadie quisiera una repetición de semejante periodo. En otros países que no tuvieron tan amargo episodio en su historia, los miedos son otros: perder su identidad, perder su libertad, perder lo que han alcanzado con sacrificio. Mas en síntesis, nadie sabe a ciencia cierta a qué temen. Pero tienen miedo.


 

Los abusadores del pueblo han sabido aprovechar convenientemente este miedo. Al ser un temor sin contenido, instintivo, casi animal, lo han llenado de argumentos y paradigmas construidos al alero de sus propios intereses. Pero, ¿a qué tememos realmente? Si fuera un miedo objetivo basado en lo que el cambio plantea, habría argumentos sólidos y se desarrollaría una enriquecedora confrontación de ideas que no haría más que solidificar, engrandecer y potenciar nuestras sociedades; pero el diálogo no se da, por el contrario se cierran las ideas. Eso nos dice que no es al cambio a lo que se teme, sino simplemente a lo desconocido, a la innovación, a iniciar un camino distinto cuyo destino no se encuentra esclarecido. Y aquí es donde radica la gran diferencia en los intentos de nuestros pueblos latinoamericanos por buscar una sociedad más justa, con los movimientos de otras partes del planeta que tienen una idea más clara de lo que los cambios significan, tienen esquemas filosóficos que los interpretan como sociedades, tienen estructuras políticas que, sin ser justas, sí son coherentes con su historia.


 

Nuestro pueblo fue quebrado en su estructura con la conquista americana de hace 500 años. Se destruyó su base social, su base religiosa, su base cultural. Se saqueó su base económica y sistemáticamente se nos impuso la creencia de que somos seres de clase inferior a aquella de los conquistadores. Sobre la estructura indoamericana destruida se impuso la estructura política de los colonizadores, quienes a su vez no tenían más motivación que el enriquecimiento y la aventura. Desde allí nacimos. Surgió con el tiempo y sostenido en la amargura de un pueblo nativo oprimido y atemorizado, una clase social de gamonales y mayorales, enriquecidos a la sombra de servir a los colonizadores y sus intereses foráneos. Con el pasar del tiempo, llegó la independencia de nuestros países y los colonizadores se fueron, dejando atrás una estructura social sin historia, sin argumentos, sin sustento más que el poder que otorga la riqueza de unos sobre la pobreza del resto. Esta debilidad estructural e ideológica generó miedos sobretodo en las elites criollas que eran las que más tenían que perder en este proceso, lo que las llevó a pactar con poderes extranjeros que se transformaron en sus bastones, generando la oligarquía que tuvo un nuevo sostén para estructurar la sociedad, emulando la estructura política que impusieron inicialmente los colonizadores europeos, pero ahora con otros amos.


 

Por eso es que en nuestra América hoy como ayer pocos se atreven a dar el salto necesario, simplemente porque nunca se ha dado, porque no conocemos una historia anterior que nos hable sobre una evolución sostenida de nuestras sociedades, porque no tenemos bases históricas y porque intuimos que es peligroso importar fórmulas de otras latitudes que no participan de nuestro quebrado pasado ni de nuestra accidentada historia. Mas ante la urgencia de que nos desarrollemos como pueblo liberado y digno, a pesar de la falta de certezas sólo queda dar el salto hacia lo desconocido, única ruta que abrirá al pueblo el camino de la esperanza. Ya algunos previeron anticipadamente que éste es el camino: Bolivar, Martí, Carrera, etc., quienes se lanzaron a la búsqueda del camino distinto y dejaron en su legado algunas señas de lo que ello significa. Hoy también hay de estos pocos iluminados que sin tener aun nombres en la historia, comienzan a perfilarse siguiendo la ruta de aquellos que prefirieron caminar caminos nuevos a pesar de la incertidumbre, en vez de quedarse anclados en los sistemas de injusticia y opresión en los cuales el pueblo no tiene oportunidad alguna de ser libre y de ser feliz.


 

Todos quisiéramos caminar senderos más seguros. Nos gustaría que para construir una sociedad más justa, una verdadera democracia, tuviéramos a la mano la receta dictada y probada, o al menos la línea conceptual sostenida por la historia, pero eso no es posible para América. Vivimos un mundo deformado por la conquista y la colonización, somos una civilización quebrada en sus raíces por potencias extranjeras que nos impusieron a la fuerza sus creencias, sus costumbres y su cultura. Y finalmente somos prisioneros de aquellos poderosos que llenaron los espacios que los colonizadores dejaron, a quienes dejamos entrar a nuestras vidas por miedo a lo desconocido.


 

Desde allí hemos nacido, desde la debacle social, cultural, económica y política que significó el que las culturas americanas ancestrales vieran torcido su camino, si no cortado para siempre, por los invasores. Somos no sólo un pueblo distinto, somos un pueblo nuevo. Entre el orgullo de nuestra naturaleza primigenia indómita y aquel de nuestra mezcla extranjera de dominadores por un lado y esclavos por otro, hemos nacido. Nuestros procesos sociales no son comparables ni asimilables a ningún otro de ninguna parte del mundo. Hemos sido tímidamente creadores de nuestra propia filosofía latinoamericana, de nuevos ritos religiosos, de una forma distinta de ver e interpretar el mundo. De estas circunstancias se han aprovechado las potencias extranjeras para subyugarnos y abusar de nuestro pueblo. De todo el pueblo. Porque hasta los oligarcas criollos han sido abusados, debiendo conformarse con las migajas que les dejan las transnacionales, haciéndolos poderosos a nuestros ojos y lacayos a los ojos de ellos. Porque ellos también tienen miedo a la innovación. Así, ni siquiera se trata hoy en día y en nuestra tierra, de lucha de clases. Se trata de dar de una vez este postergado salto hacia la esperanza, de dar este paso que hemos aplazado durante 200 años hacia lo por nadie intentado: hacia el futuro distinto, verdaderamente libre, solidario y justo de nuestro pueblo americano.


 

Oscar Madrid Martínez

*Nota de Desde la Comuna.

Los artículos de Oscar Madrid Martínez, también pueden verse en la página web de G-80. Link a G-80 se encuentra en la franja derecha de este blog.

domingo, 2 de noviembre de 2008

SI TODOS GANARON ¿QUIEN PERDIO?

Por Alfredo Cerpa.

alfrepolicom@gmail.com

    Al parecer dentro del sistema binominal todos los conglomerados han encontrado algo para sentirse felices y contentos con los resultados de la elección municipal pasada. Algo despreciado al menos de labios por algunos, se ha dado maneras para entregar alegría a unos y otros. Declaraciones llenas de optimismo y fotos de grandes sonrisas, así lo indican.

    Tal así, que aun aquellos que se oponen al sistema binominal corrieron a la moneda para no perderse tamaña celebración por el acto cívico. Nadie se siente perdedor excepto uno que otro partido dentro de los conglomerados, pero eso no fastidia la celebración general, después de todo se trata de cosas internas de cada partido que tocan al conglomerado solo de manera tangencial.

    Desde la Concertación están tan felices porque esta elección les ha permitido no solo seguir siendo el conglomerado mayor, sino también y muy importante, redescubrirse como centro izquierda. Es tanta la alegría, que todos piensan que es necesario reeditar la experiencia pasada con el JPM esta vez en las parlamentarias, algo que no se había hecho antes. Y, como el amor creció con la experiencia reciente, ampliarlo aun más. De hecho, el PC se convirtió en la muñeca que en la concertación todos quieren jugar. Unos la quieren vestir de ministro, otros sin embargo solo la quieren peinar.

    Dentro de este ambiente festivo, hay algunos que dicen que la política se ha vuelto hasta entretenida, por la expectación que crea el cómo se dará esas negociaciones. Las preguntas que abundan en la cabeza de todos es, quien dará qué y cómo.

    Desde el JPM a pesar de la algarabía con que desarrollo la campana de esta elección, la alegría es enorme. No solo porque si no hubiese sido por el casi, alcanzan la votación del 2004. Sino más bien, porque por fin son tomados en cuenta por la Concertación.

    El PC, voz oficial de facto del JPM, ya que las voces de los otros socios no se escuchan. Rebasado por tanto amor y envalentonado con tanto cariño, después de haber enviado tantas cartas de amor a la Concertación, quiere jugar al amor esquivo. Insiste en que está en contra del sistema binominal y le envía un recado a la Alianza en el sentido que si se modifica el sistema binominal, ellos participarían en las próximas elecciones como conglomerado aparte de la Concertación, sabiendo que la alianza sale privilegiada.

     Como el PC tiene dos ojos, también le guiño el otro a la disidencia PS Arrate y Navarro, pero, ofrecen amor solo si renuncian a la Concertación. Este guiño que trata de un abierto llamado a quebrar el PS, no parece inquietar a la Concertación quien toma todo como broma pesada solamente. Quizás no le presta mucha atención, porque después de todo, si han tenido los dos últimos gobiernos, es porque el PC se los ha dado. Todos saben, que después de cada elección presidencial el PC y aliados salen con el mismo cantico. Que la concertación es neoliberal, que hay dos derechas, que se niegan a terminar con el sistema binominal y todo eso que ya nadie presta atención, porque votaran por ella para que no salga la "derecha". Saben, que tanto Arrate como Navarro son y han sido parte de la Concertación, que cargan, al igual que todos, con la mochila de las promesas de democracia incumplidas y la profundización de la política económica neoliberal.

    Pero en medio de toda esta alegría de sentirse ganadores, de chantajes y de las posibilidades que a uno y otros se les presenta tras los resultados, nadie ha reparado en la gran ausente y única perdedora en esta elección. Porque si todos ganan, algo o alguien pierde. No puede ser de otra manera.

    En medio de tanta componenda la gran perdedora y ausente una vez mas es la Democracia. Al estar ausente perdió el país y no da credibilidad a este ejercicio. Perdedora, porque el sistema binominal excluye la Democracia sin apellido. Aquella donde la mayoría es mayoría, donde 37% no vale casi 50%. Esa democracia que no oculta la verdad detrás de cifras y tantos por cientos, sino que la desnuda a su real proporción.

    Esa Democracia estuvo ausente hasta en el discurso de los conglomerados y si estuvo presente fue en la voz de los candidatos comunales independientes por fuera de los pactos. En aquellos que con coraje marcharon por el camino difícil pero necesario y se lanzaron contra la corriente de los acomodamientos y las cuentas a que obliga jugar el sistema antidemocrático que rige al país.

    Estuvo presente bien allá abajo y fuera de los conglomerados sabiéndose abandonada por aquellos que una vez le juraron amor, sabiéndose perdedora o por lo menos ausente de la fiesta en su nombre. Presente en aquellos que sin recursos materiales, sin equipos de trabajo otros que no sean los voluntarios, sin consejeros ni apoyos importantes, se dieron maneras para llevar palabras y propuestas reales de desarrollo comunal y de nueva forma de hacer política, de unirse en base a necesidades reales y necesarias, de intentar hacer un debate de ideas y dijeron no a la demagogia de las estrategias a veces novedosas de los partidos y conglomerados.

    A pesar de las cuentas y tantos por cientos que cada conglomerado saca para enfrentar la próxima elección, la única cifra dura y real es la votación obtenida por los independientes por fuera de pactos. Setecientos votos de un independiente son setecientos votos reales, porque no fueron votos para castigar, que en última instancia es un voto de frustración. Fueron votos para incentivar e iniciar algo con posibilidades de futuro basado en lo local. Setecientos votos que dentro del contexto nacional puede parecer nada, pero que dentro de un contexto comunal local es una cantidad enorme a favor de cambios y repudio a lo existente.

    Ningún partido, ningún conglomerado puede decir lo mismo. A pesar de las sonrisas la gran preocupación que tienen desde ya, es como mantener o evitar desangres, porque saben que no tienen votos de convicción. Las estrategias cambian, los aliados cambian y con ello los votos de los partidos. Tanto es así, que el PRSD fue unos de los que más creció en votos sin haber hecho nunca una propuesta país de la cual el país se acuerde o concuerde. El partido más desapercibido en la escena nacional crece más que otros que llevaron propuestas, malas pero propuestas al fin y al cabo.

    Esto se puede explicar solo en un sistema que deforma la realidad y, a los esfuerzos de algunos políticos como Pepe para deformarla aun más con su juego de piernas y fintas de cintura que termino con un buen pase al lado que no beneficio su propia tienda. Creo que en football se llama autogol. Nada sería más gracioso si no fuera por el hecho que todas las energías que esas fintas demandan y los enormes recursos son puestos para deformar realidades por parte de partidos que se llaman democráticos.

    Lamentablemente para ellos, cada vez son más los que hablan y proponen el empoderamientos de las organizaciones sociales y sus dirigentes locales comunales. Cada vez son más los que ven que los cambios en la forma de ver la democracia comienzan y se desarrolla en lo local. Que las nuevas formas de organizarnos de ver y hacer política saldrán de lo local como una práctica cotidiana. Cada vez son más los que piensan que los cambios descritos no vendrán desde arriba, aun si los partidos hacen cambios generacionales, porque los nuevos líderes han sido educados, crecido y promovidos venerando este sistema. Jamás se verá en los partidos una promoción de líderes con ideas distintas al status quo que han generado los partidos. Los partidos mismos son antidemocráticos en su funcionamiento lo que impide aire fresco y renovador. Aun las disidencias de los partidos han vivido, desarrollado y aceptado por décadas este marco antidemocrático de funcionamiento y la política del gobierno, lo que cuestiona los motivos de sus reconversiones y el idealismo que profesan. Cada líder de partido una vez elegido como tal, normalmente en ausencia de ideas y dirección, ha creado un entorno de protección antidemocrática a su liderazgo que lo mantenga en el tiempo.

    Mientras se preparan nuevas fintas y juegos de pie, la democracia sin apellidos se refugia donde le gusta estar, abajo con los excluidos del sistema, porque han sido estos los que siempre le han dado vida y sabe que serán los excluidos, desde lo local, desde la población, desde la comuna una vez más, la elevaran y le darán prominencia a nivel nacional a través de nuevos líderes que irán surgiendo. La democracia solo puede surgir de abajo para ser verdadera y representativa. No es un regalo de las estructuras e instituciones dominantes a pesar de la buena intención de algunos. Si llega de estructuras e instituciones que han sido renuentes a aceptarla o ejercerla en sus propios pactos, seguro vendrá con corta pisas y explicaciones de que es lo que se puede por ahora.

    Es bien probable que después de la fanfarrea, estas elecciones municipales presenten un nuevo cuadro y composición de conglomerados, pero no nuevos líderes con nuevas ideas y formas diferentes de hacer política. Se tratara más bien de viejos líderes con viejas ideas y nuevo discurso fabricado en las alturas. En esa dirección bien podemos ver para las presidenciales una Concertación renovada, con un Frei o un Insulza. Por otra parte ya se puede visualizar una Concertación mas chica con JPM y Arrate a la cabeza en desmedro de Hirsch, quien moralmente esta mejor posicionado que cualquier otro candidato, después de todo tuvo el coraje y la convicción para retirarse de la Concertación, pero a quien el PC no le perdona que mantuviera una posición de principio en la presidencial pasada.

Así, la nueva oferta nace vieja. Así, solo pierde la democracia.


 


Alfredo Cerpa, junto a un grupo de dirigentes sociales, aboga por la creación de Partidos Comunales por todo el país. Partidos que se organicen, por y a partir, de las organizaciones sociales comunales mismas. Autónomos entre ellos e independientes de partidos nacionales. Alfredo, pública un Blog llamado: Política desde la comuna. http://desdelacomuna.blogspot.com