Fuente. Radio universidad de Chile.
Vivian Lavín
Redistribución es lo que más propugnan los economistas frente a las casi escandalosas ganancias que genera el actual boom bursátil. Nuestra economía es de un purismo tal, que no existe ni en los países donde nació el liberalismo, siendo un “caso extremo a nivel mundial”.
La Bolsa de Valores de Chile ha registrado cifras inéditas en el número de negocios de acciones en rueda, que ya se habla de un boom bursátil. Con un cobre que se empina sobre los cuatro dólares la libra, los rostros sonrientes también se ven en las autoridades estatales que verán sus arcas llenas.
Son cifras alegres las que abren este 2011. El problema que surge es qué vamos a hacer con la cantidad de rostros tristes que se quedan mirando la danza de millones. “Es una economía extraña porque las cifras macroeconómicas van para arriba, mientras un dólar bajo castiga a los sectores exportadores. Además, una mala distribución del ingreso que no sé por dónde va a mejorar, porque no hay una discusión en torno al enorme contraste entre utilidades y salarios, debido a la complacencia de la política económica impulsada por el Banco central”, acusa Andrés Solimano, director de FLACSO-Chile.
Y es que en un país donde las habilidades matemáticas son muy deficientes, no es raro que su población ni se entere de lo que significan las cifras que se exhiben en las secciones dedicadas a la economía. ¿Quiénes son los beneficiados con este boom en la Bolsa de Comercio? “Las cúpulas porque ellas son la encarnación de la concentración del ingreso, la riqueza y el poder”, responde el economista Luis Eduardo Escobar.
Esta concentración extrema podría acarrear duras consecuencias, si no se aprende la lección de otras naciones. “Un parlamentario inglés frente a la pregunta de qué fue lo que los llevó a desarrollar el sistema de protección social que tiene hoy Inglaterra, respondió que cuando terminó la Segunda Guerra Mundial o modificaban el sistema o la guerra iba a seguir en Londres. Esta es una lección muy importante para nosotros”, advierte Escobar.
“La distribución del ingreso es un problema fundamental del modelo económico chileno actual y desde hace 30 años, debido a su concentración. La constante de la desigualdad es enorme, lo que se conoce con el coeficiente de GINI, cercano al 53 por ciento, lo que es muy alto…hay que considerar que los países de la OCDE tienen un coeficiente de desigualdad del 38 por ciento”, apunta el economista Andrés Solimano.
Los ricos… más ricos
El ánimo en algunos sectores de nuestra sociedad es francamente exultante, cuando se trata de cuantificar. “Más de lo que proyectamos”, dice la gerenta general de la Asociación Gremial de Fondos Mutuos, Mónica Cavalllini, quien no oculta su enorme sonrisa por el 14 por ciento de aumento.
¿Quiénes más sonríen? Las empresas que más subieron en la Bolsa, como SQM-B, es decir, SOQUIMICH con más de cuatro mil 480 millones de dólares y que ha visto subir sus bonos debido al interés de empresas extranjeras por participar en un negocio que promete aún más, cuando se trata de la principal explotadora de litio en Chile y el mundo, el material con el que se hacen toda suerte de baterías y cuyo dueño, Julio Ponce Lerou, ya piensa empezar a hacerlas en suelo chileno.
La segunda empresa mejor transada en la Bolsa de Comercio chilena es Lan, que siempre ha sido una de las acciones “más líquidas del mercado” pero este año más, cuando logró una fusión con TAM, un impulso que se vio acrecentado con la venta de la participación de Sebastián Piñera.
¿Quién más? Pues Cencosud que se ha convertido en el tercer retailer más grande de la plaza.
En cuarto y quinto lugar, las empresas de energía, ENDESA, que como lo describe un diario económico, “ un nombre que ya es clásico entre las acciones más líquidas, y esta vez, a diferencia que en años anteriores, supera a su matriz ENERSIS, que es la que está en la quinta mejor posición”.
El problema es que estas buenas noticias son sólo para algunos, porque cuando hay que asomarse a la realidad laboral dentro de estas empresas, vemos que las utilidades no “chorrean” hacia todas las personas que hacen posible el éxito bursátil, es decir, a los empleados que trabajan día a día, sino que se quedan estancadas en su mayor parte en los bolsillos de quienes detentan las acciones.
No está de más recordar, que nuestra Bolsa de Comercio es la más concentrada de la región, y que según el Mapa de la extrema riqueza en Chile elaborado por el economista Hugo Fazio hace algunos años sobre la base de la información de la Bolsa y la Superintendencia de Valores y Seguros, se destacan los altos índices de concentración de los sectores de la Banca, Isapres, supermercados, sectores farmacéuticos y energía. Según la Revista Forbes son sólo cuatro familias las que poseen activos valuados sobre los mil millones de dólares en Chile, a saber, Luksic, Matte, Angelini y Piñera, ya que ellas controlan el 47 por ciento de lo que se transa en la Bolsa de Comercio chilena.
El caso de la Bolsa es muy emblemático para entender cómo funciona la caja negra de la economía chilena. Frente a la pregunta, ¿quiénes, además de los dueños de las acciones de las empresas más transadas, como es obvio, se ven beneficiados por este auge bursátil? “Todos aquellos que tienen cuentas de ahorro voluntario en la AFP o de ahorro previsional. También en las cuentas individuales, lo que abarca a una gran masa de ciudadanos. Segundo, aquellos que estén generando ahorro en Fondos Mutuos. Y por supuesto, además quienes son propensos al riesgo y que directamente han adquirido títulos con gran rentabilidad en el último tiempo”, responde el ingeniero comercial de la Universidad de Chile y master de la Universidad de Londres, Hernán Frigolet.
Sin embargo, los chilenos no somos reconocidos por nuestro hábito de ahorro. ¿Existe algo de rebalse o de chorreo, como se propugnaba con tanta energía en la década de los 80? “El chorreo opera poco, lento. En la economía chilena, el 70 por ciento de las remuneraciones están bajo los 600 mil pesos mensuales, con una media de 400 mil pesos, a pesar de que la economía en los últimos 20 años triplicó su ingreso por habitante, pasando de 4 mil 500 dólares a 14 mil, siendo el más alto de América Latina. Esto demuestra que el chorreo no llega a la gente”, dice el director de Flacso-Chile, Andrés Solimano.
Una discusión que falta
Con esta sentencia, sólo cabe preguntarse ahora, entonces ¿qué podemos hacer para corregir un sistema económico que no está logrando la justicia mínima que permita a todos sentarse en la mesa del progreso? “Que se abra la discusión, como lo hace Radio Universidad de Chile, ya que en el resto de los medios de comunicación se escucha el mismo discurso, que está muy sesgado con la creencia de que el mercado resuelve todos los problemas. Y la verdad, el que el mercado resuelve bien algunos problemas pero no todos los problemas, y uno de los que no resuelve es el del tema de la distribución del ingreso. En los países europeos, especialmente, ha habido una mejora sustancial de la calidad de vida de los trabajadores producto de un acuerdo social que existe sobre cómo se va a distribuir esta riqueza. Y eso supone que los ricos pagan impuestos y que parte de ese dinero van a mejorar los niveles de vida. Otro aspecto tiene que ver con los altos niveles de sindicalización que permite que los trabajadores negocien de mejor manera. Además, estos gozan de un sistema de protección respecto de los abusos que pueden cometer grandes empresas. Hoy, ya hay economistas del sector más liberal que sostienen que una de las condiciones para crecer en forma sostenida a lo largo del tiempo es un mayor grado de igualdad social, entonces, tenemos que ser capaces de convencer a nuestros compatriotas que eso es posible y no es dañino. Esto va a tomar algún tiempo, porque este discurso ultramercadista está muy instalado a nivel social y dificulta hacer entender que Chile es un caso extremo a nivel mundial”, advierte Luis Eduardo Escobar.
“Es una pregunta de fondo- dice Solimano-. Un área por mejorar es la tributaria donde hay sectores, como la banca, con enormes excedentes, que si fuera más progresivo, éstos podrían transferirse al sector público y gastarse en educación, salud, vivienda, etc. Es que la redistribución de los excedentes no está funcionando. La concentración económica crea dos polos productivos, uno con acceso a crédito más barato, con tecnologías buenas, y otro, con una gran masa de PYMES que genera el 80 por ciento del empleo, pero una proporción menor de la producción, que tiene accede a un crédito caro, poco acceso a mercado, y ese desbalance hay que regularlo. Otro de los desafíos es cómo alinear los precios de los activos que están muy altos con otro activo, como el dólar, que está muy bajo, que castiga a los agricultores, exportadores, importadores, es decir, al sector productor de bienes comerciales, especialmente, que generan empleo. El Banco Central dice que su mandato es sólo la inflación, sin embargo, en muchos otros países del mundo se interviene el dólar, pero acá somos ultrapuristas. El Ministerio de Hacienda y el Banco Central debieran actuar más en ese sentido”.
De nuevo, el rol de los medios es relevado por los especialistas. “Esto requiere una discusión que no se ve en los medios de comunicación, salvo Radio Universidad de Chile, que es una excepción”, acusa Solimano.
Por lo que corregir el modelo es una tarea de todos aquellos que se llaman ciudadanos, para no dejar la discusión sólo en manos de unos pocos expertos.
domingo, 9 de enero de 2011
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