escrito por Rómulo Pardo Silva
La propuesta de los socialistas tiene que contemplar también respuestas a los problemas que harán crisis en el futuro. Se necesita un cambio radical al conservadurismo de izquierda. Datos de realidad entregados en el documental ‘Un mundo de gente’ de la BBC:
Hacia el 2050 la población mundial habrá aumentado de 6.800 a 9.000 millones de personas. El crecimiento corresponde a la suma de las poblaciones actuales de Europa, África y América. Se necesita duplicar la cantidad de comida lo más rápido posible.
Se está utilizando casi toda la tierra cultivable y no hay donde expandirse y el rendimiento agrícola global está empezando a estancarse. Países ricos están adquiriendo grandes extensiones de tierras a algunos más pobres que tienen problemas para alimentar a su población (de Etiopía se exporta comida aunque su gente depende de la ayuda internacional para comer).
La agricultura consume una enorme cantidad de agua, por ejemplo para producir una hamburguesa se ocupan 8 mil litros. El nivel del agua está bajando en todo el mundo. En los próximos 20 años la mitad de la población mundial vivirá en zonas donde habrá escasez de agua. La contaminación de ríos y pantanos es cada vez mayor. Hay más de 1.200 millones de personas que carecen de agua potable y eso se agravará.
El petróleo se está agotando. La agricultura depende de él para sus fertilizantes, pesticidas y maquinarias. Actualmente se consumen 85 millones de barriles diarios. El precio subirá.
En los océanos se ha reducido enormemente la cantidad de peces, el 10% de arrecifes de coral se arruinaron sin recuperación posible. Un tercio de los anfibios, un quinto de los mamíferos y el 70% de las plantas están amenazados.
Se pronostica que la demanda de energía crecerá un 40% en las próximas dos décadas y según un documental de Telesur es imposible que antes de algunos decenios las fuentes de energía limpia puedan reemplazar a las contaminantes por lo tanto el cambio climático se agravará.
Leonardo Boff señala que 60 millones de personas han migrado debido al cambio climático y que se prevé que en cinco o siete años serán 100 millones lo que creará conflictos políticos. La BBC advierte que uno de los factores de la matanza en tres meses de casi un millón de ruandeses en 1994 fue el objetivo de apoderarse de las tierras de cultivo y el ganado de vecinos.
El documental británico concluye con que se debe consumir menos recursos, cambiar la tecnología y reducir el crecimiento de la población y si no se actúa tendremos 2 a 3 grados de temperatura más, 9.000 millones de personas y menos alimento.
Inexcusablemente la izquierda se desentiende de estos hechos. Manuel Casal Lodeiro en su artículo ‘Es urgente que la izquierda comprenda las implicaciones del Cénit del petróleo’ (1) lo denuncia y entrega una propuesta.
“En consecuencia, la izquierda debe abordar este radical cambio de escenario con urgencia, revisando estrategias e incluso principios hasta ahora sagrados, como el derecho al trabajo asalariado o el protagonismo de una clase obrera condenada en su mayor parte a reconvertirse de nuevo en clase agraria a medida que buena parte de las industrias y las ciudades se conviertan en insostenibles. La izquierda debería también abjurar de un industrialismo y un productivismo que se van a quedar sin combustible, renegar del mito del crecimiento perpetuo y la tecnología taumatúrgica, convertirse en decrecedora y neorrural, poner la soberanía alimentaria y energética como puntas de lanza de la lucha social y política, y ser la primera en abandonar el Titanic capitalista industrial para comenzar a construir, desde abajo, múltiples y heterogéneas alternativas autogestionadas de vida simple, orgánica y local guiadas por los principios de la Economía Ecológica que ofrezcan —sin esperar más a asaltar ningún palacio de invierno— una alternativa tangible para los millones de náufragos del sistema. El caos y resentimiento social que con toda seguridad acompañarán los próximos años o décadas de colapso de esta civilización industrial petróleo-dependiente serán caldo de cultivo para el autoritarismo y el fascismo pero también una oportunidad para una revolución no meramente social o política, sino antropológica; una revolución que una izquierda postindustrial debería poner en marcha de manera anticipada si quiere que dé origen a una sociedad necesariamente más modesta, pero más justa.”
Los socialistas no deben callar los desafíos del porvenir para mostrarse favorables a las aspiraciones consumistas imperantes en el hoy. Una marcha responsable en minoría es la alternativa a integrarse al sistema como díscolos.
Referencia
1 Ver http://www.rebelion.org/noticia.php?id=119266
Contacto romulo.pardo@gmail.com Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los bots de spam, necesita activar Javascript para verla
Rómulo Pardo Silva
www.malpublicados.blogspot.com
domingo, 9 de enero de 2011
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