sábado, 31 de mayo de 2008

Fundamentos de la organización política comunal.

Por Alfredo Cerpa.

Primera parte.

Introducción.

Los "Apuntes para la construcción de partidos comunales", presentados en septiembre pasado a todos quienes habíamos participado en conversaciones, discusiones y diálogos por años, fue para resumir lo conversado en un punteo a manera de refrescar la memoria.

Los apuntes aunque explican la idea para los que dialogábamos, no profundizan mas allá de la intención por la cual fueron preparados. No era la intención en aquel entonces sacar un documento que sirviera de base para llevar adelante la idea, en tanto solo debía servir para aunar criterios. No obstante lo anterior, al presentar los apuntes a otros dirigentes sociales en diversas comunas, precisamente para aunar criterios, valorar la idea y ver condiciones, la idea comenzó a tomar vida propia y los deseos de materializarla fueron creciendo, creando la necesidad de profundizar más las temáticas que le entregan vida a los apuntes. Tarea a la cual hoy nos entregamos.

Antes de entrar a fundamental las ideas de los apuntes, es necesario hacer un pequeño resumen de la razón central de los mismos.

Los apuntes plantean básicamente, la necesidad de crear estructuras de participación democrática partiendo de lo local, de la Comuna. Una estructura orgánica y política, que emerja de las organizaciones sociales y populares de las comunas, para las organizaciones sociales y populares de las comunas.

En los apuntes esta estructura se señala como partido o movimiento, pero los énfasis casi siempre se encuentran en Partido Comunal, aun sabiendo que la constitución no los contempla. La razón para esto, fue mostrar una vez más, la estrechez de la constitución pero a su vez y más importante, para dar fuerza a la idea central de los apuntes basada en que las organizaciones sociales y populares deben dar un salto político, pasar del activismo a la acción política como tal y el concepto de partido lo reflejaba mejor que cualquier otro.

Pese a lo anterior, de ninguna manera significaba que esa era la única forma de organización política posible, porque en realidad hay otras formas de coordinarse y unirse más democráticas y eficientes para las organizaciones sociales y populares que el mismo partido, tal cual son, el concepto federativo y el de movimiento. Por lo tanto, el uso del concepto de partido en estos escritos no tiene otra función más que el énfasis señalado anteriormente y, por ningún motivo significa la única forma de crear una organización política de las organizaciones sociales y populares.

La intención del salto que queríamos reflejar y dar énfasis, es para que las organizaciones sociales y populares no entreguen o deleguen su poder e influencias a terceros, sino que lo ejerzan ellas mismas de manera independiente. Pero, que para ejercer su independencia, se dotan de un instrumento político proponiéndose objetivos superiores, que las ponga en situación de igualdad con otros partidos de carácter nacional. El objetivo superior que proponemos en los apuntes, es el participar democráticamente en comicios municipales presentando sus propios candidatos. Convirtiendo la lucha y la movilización por las demandas sobre las cuales se han organizado, en posibilidades ciertas de satisfacerlas por ellos mismos, con sus propios dirigentes o encargados, al mando del poder político municipal.

Otro punto importante en los apuntes fue, que la unidad y coordinación de las organizaciones sociales y populares en un ente político superior, se diera en bases a las necesidades objetivas y necesarias inherentes a cada organización social de la comuna, pero no en base a doctrinas o ideologías políticas, porque introducirían elementos divisivos o duplicativos a esa unidad, creando competencias artificiales entre ellas.

Este punto importante y crucial, está basado en la masiva y exitosa experiencia organizativa llevada adelante por las organizaciones sociales y populares en el comienzo de los años 80. y que en los apuntes nosotros llamamos nuestro génesis.

Génesis, por la importancia que tuvieron estas organizaciones en la lucha contra la dictadura y, por sus formas de unidad y organización. En aquel periodo, surgieron organizaciones de base de manera independiente, que partiendo por la necesidad de ganar espacios para luchar por derechos y urgentes demandas necesarias, las llevo a enfrentarse directamente a la dictadura. La unidad, masividad y fortaleza alcanzada por estas organizaciones, precisamente se debió a que fueron surgiendo de manera independiente y uniéndose en base a intereses comunes y necesarios a todos, llegando a crear inmensas organizaciones territoriales.

Su debilidad, atomización y desaparición de la escena política posterior, se debió y comenzó con la introducción en su seno de planteos ideológicos doctrinarios, por los partidos políticos nacionales transformados en conglomerados, como lo fueron en su tiempo el Bloque Socialista (B.S.) y el Movimiento Democrático Popular (M.D.P.) que aunque entendemos que solo lo hacían cumpliendo su rol, fueron dividiendo o copando las organizaciones de bases en sectores políticamente definidos.

Esto fue así, porque los partidos mantenían una doble lucha: La lucha entre ellos por fortalecerse mediante el control del movimiento popular e imponer la agenda a seguir y, la lucha contra la dictadura; esto en total contraste con el movimiento social y popular, para quien se trataba de una misma y sola lucha: La lucha por las demandas y solución a sus necesidades mediante la lucha contra la dictadura.

Creemos firmemente, sacando las lecciones de ese periodo y mirando la política desde un prisma de base, que la cuestión de la unidad y coordinación del movimiento social de base, debe darse y pasar por sus intereses, necesidades y objetivos y jamás ser abandonados o delegados. Porque de lo que hoy se trata es aterrizar esas lecciones y conclusiones, de manera que ellas mismas se doten de estructuras que les permita a ellas darles solución a sus necesidades y, no esperar a que alguien se las soluciones, porque serán engañadas, divididas y/o desilusionadas. Aun cuando los partidos nacionales actúan con sus mejores intensiones y quieren lo mejor para el movimiento de masas en general y deseos de velar por sus intereses, no debemos olvidar que ellos tienen a su vez sus propios intereses, como son subsistir a cualquier costo, crecer y dirigir, que en el estado actual de las cosas, en tanto existen tantos y tan divididos, esa división se llevara hasta la base.

La creación de conglomerados y unidades de izquierda, como lo fue el Juntos Podemos por ejemplo, ha mostrado y las pruebas se encuentran a vista de todos, que tampoco son garantías que puedan mantener la organización y la unidad de bases. El quiebre ocurrido en la elección presidencial pasada, no hubiese tenido importancia de haber quedado tal cual fue presentado por la prensa, como quiebre y palabras cruzadas entre Teillier y Hirsch, pero las palabras de los dirigentes partidarios tienen un peso demasiado grande en sus bases como para pasar desapercibidos, por lo tanto, la unidad de las bases conseguida entre los diferentes partidos y organizaciones del Podemos, que hasta el momento de las declaraciones actuaban unidas y en camaradería tras un objetivo común, quedo hecha añico y las acusaciones mutuas no en los mejores términos terminaron esa unidad de bases, siendo reemplazada por el encono incomprensible.

Creemos que la política que debe interesar a la organización social y popular, la política que debemos aprender, la política que debemos generar y manejar, dada la situación presente y el actual estado de los partidos ; es la política que hagan de nuestras comunas una mejor comuna para todos, impulsando y entregando soluciones a nuestros problemas más urgentes y necesarios en nuestras propias comunas y organizarnos de manera tal que nos permita disputar el control político municipal, para que seamos nosotros mismos los que llevemos adelante las soluciones. Que partiendo de la experiencia propia y común a todos, apoyados e inspirados en nuestras capacidades y de lo que podemos hacer en nuestras propias comunas para ir cambiándolas, nos vaya entregando una idea, una visión de sociedad, que pueda ser compartida por todos.

Creemos que el poder de las organizaciones sociales y populares delegado a terceros, es poder perdido, porque les resta identidad y disminuye su rol al de simple apoyo. Por esto, en los apuntes hablamos mucho de la necesidad de mantenerse independientes, no solo de partidos nacionales, sino también entre los diferentes partidos comunales que vayan surgiendo en diversas comunas. Precisamente porque las comunas son diversas, es que cada partido comunal debe mantenerse independiente de los otros, para mejor representar la diversidad y características especiales de ellas. Intentar hegemonizar las diferentes comunas en un solo liderazgo común a todas, es hacer tabla raza de algo que tiene formas y contornos especiales y diferentes, que rendiría a los partidos por muy local y apegados a la ciudadanía que estén, en entes no representativos con tendencias marcadas al elitismo y su consagrada burocratización.

Decíamos que las relaciones de unidad entre partidos comunales deben darse dentro de un marco de respeto, cooperación y solidaridad y, no de inmiscuirse ni en los liderazgos que los partidos comunales se dotan ni sus decisiones. Se trata más bien de ir conversando las diferentes experiencias y traspasándolas. De conversar las diferentes visiones país que puedan ir surgiendo al hacer la experiencia de dirigir nuestras comunas, para ir generando un consenso más amplio hacia lo regional y nacional.

Por esto mismo insistimos una y muchas veces, que la presentación de los apuntes no trataban de inspirar a la creación de un instrumento superior para un grupo de líderes o para quienes abogamos por este tipo de organización. Ya no se trata de crear organizaciones de un grupo, para el grupo, por el grupo, por iluminados que sean, sino para que los dirigentes sociales y populares mismos representando en fidelidad sus organizaciones y dirigidos en cada una de sus comunas, se doten de un instrumento político superior, donde nosotros no tenemos otra injerencia o aporte, que el de haber, ojala inspirado y ayudado con algunas de las ideas. Ideas, que con completa autonomía, pueden ser tomadas todas, parte, o nada. Porque los líderes de las organizaciones sociales y populares de las comunas, son totalmente independientes de decidir en sus comunas, las características y objetivos que su organización deba tomar. Con los apuntes, solo buscamos nuevas formas de organización, mas democráticas, mas integradoras, más representativas, que nos entregue a su vez nuevos propósitos para la política, que la saque del elitismo en que se desenvuelve. Obviamente los que presentamos este proyecto y creemos en la necesidad de este nuevo rol para las organizaciones sociales y populares y en el instrumento que se debe dotar, trabajaremos en nuestras propias comunas para intentar materializarlo, pero atentos a las ideas y experiencias que otros ya empiezan a entregar, para enriquecernos e ir mejorando, sin el estorbo que producen los egos y los orgullos mal entendidos.


FUNDAMENTOS.


I.- LA NECESIDAD DEMOCRATICA.

La constitución política nacida de la dictadura en 1980 y que hoy rige los destinos del país, no fue aplicada en su integridad, hasta que al principio de 1990 los ayer detractores de la misma la pasaron a implementar en totalidad, sin más reparos que 54 medidas negociadas anteriormente con la dictadura.

En efecto, cada uno de los partidos que componen la Concertación fue en su momento, vigoroso oponente de la manera y forma en que la constitución política se dio a luz, pero fueron más pujantes aun, por la importancia para el país, en las críticas y oposición a su contenido.

Sin embargo una vez instalados en el poder, la legitimaron y no pareció importar que la participación directa de los ciudadanos en los asuntos de gobierno, quedara reducida a su mínima expresión en el texto constitucional.

Así la división de Chile entre ricos y pobres, dos mundos diferentes, creados por la constitución dictatorial, queda sellada de manera permanente, pero esta vez oficializada por casi la totalidad de los partidos políticos existentes.

Los muertos, el enorme sacrificio desplegado por las capas más pobres y débiles de la sociedad en su lucha por una real democracia, fueron pisoteados y maltratados en una mesa de negociación donde nunca sus aspiraciones fueron planteadas.

Nadie nunca pensó en aquel momento, ni aun el mas suspicaz, que los partidos a quienes se le había delegado el poder conseguido con la organización sindical, estudiantil y social, lo usarían solo para ganarse un espacio donde ellos podrían moverse libremente, ganar el poder del estado y dedicarse solo administrar el legado institucional y económico de la dictadura. Como tampoco desde la dictadura podían pensar, que estos vociferantes y acérrimos opositores podrían llevar a cabo mejor que ellos su propio trabajo.

De todos los tenaces dirigentes opositores de aquel entonces, Ricardo Lagos sobresale por un dedo. Jamás los empresarios y los grupos de poder surgidos y enriquecidos durante la dictadura imaginaron que en Ricardo tendrían al más querido y predilecto de sus hijos.

La excusa de que solo se trataba de una medida necesaria para proteger la estabilidad de la nueva "democracia", que se desarrollaba en los primeros años del retorno de los militares a sus cuarteles, hoy no cuaja cuando se hace cada vez más evidente la reticencia a cambios mínimos pero fundamentales a la carta constitucional.

Esta reticencia y falta de voluntad política agudiza una dependencia total de la ciudadanía con respecto a nuestros "representantes" políticos. Convierte al actual sistema en una democracia no de segunda clase sino de dos categorías: Democracia, libertades y derechos amplios a los líderes empresariales, mediante la ausencia de control a la economía por un lado y, restricciones y ausencia de derechos a la organización sindical y masa ciudadana por el otro.

El Conglomerado de gobierno y los partidos que lo componen, nada han hecho por pensar, proponer y desarrollar nuevas formas de participación directa, porque saben, usan y entienden, que el sistema electoral actual les favorece y que de mantenerse incólume les ayuda y socorre tanto de gobierno como de oposición.

Usan, saben y entienden, que la ciudadanía nada puede hacer para ejercer mínimo control de sus agendas más que esperar elección tras elección, para escuchar las promesas de cambio que jamás vendrán.

La Concertación por sus discursos eleccionarios, da la impresión que se dedica por entera a gobernar por el pueblo, pero sin el pueblo, por lo tanto sin presiones que la empujen a implementar sus palabras y promesas.

Esto es así, porque inmediatamente después de retirarse los militares a sus cuarteles dejándolos a ellos en el poder, la Concertación paso de inmediato y de manera diligente, tal cual la dictadura, a desmantelar todo viso de posible oposición, comenzando por los diarios y revistas que acompañaron de manera valiente y decidida la lucha por el retorno a la democracia. A paso seguido y sin vacilaciones, cortaron lazos con toda organización de base popular, convirtieron lideres de esas organizaciones en funcionarios del estado, para llegar al momento actual donde los partidos de la concertación están compuesto mayoritariamente por funcionarios de estado, ligando la suerte del gobierno a la suerte de los dirigentes, que cada vez más se burocratizan y perdieron hace mucho contacto real con sus bases.

La Concertación de esta manera pateo la maciza escalera que la elevo a los enclaves de poder quedándose sola arriba, dejando en su reemplazo, mediante el sistema binominal, una endeble escalera tejida de lana para quien sea capaz de subirla.

De esta manera el desarrollo del país en las diferentes áreas, ha quedado relegado a los periodos eleccionarios, en los cuales recuerdan los proyectos que durante años estuvieron en el olvido por irrealizables, nos lo ofrecen con nuevos bríos y de vez en vez, algunos mínimos programas se cumplen con modificaciones de última hora, que los reducen aun más.

En tanto los partidos se encuentran ausentes en las alturas, perdieron contacto con las bases del país real y, su militancia trata de funcionarios de gobierno, no le queda otra salida en periodos eleccionarios que confiar sus candidaturas a agencias de marketing. Convirtiendo el acto cívico, que tanta sangre costó conseguir, en ferias de imagen, donde los candidatos en el afán de presentar nueva imagen que los renueve o darse a conocer, son capaces de cualquier tontera sin sustancia, perdiendo la mayoría de las veces, el sentido del ridículo.

En la nueva jerga política eleccionaria se habla de presentar candidatos fuertes, que debería entenderse como poderoso. Y los son. Poderoso en relaciones pero no comprometidos a ninguna causa o cercano a las bases.

Todo esto para intentar diferenciarse entre conglomerados que en esencia piensan y tienen la misma visión de desarrollo.

Las campanas eleccionarias son financiadas a uno y otro conglomerado, por las mismas empresas que se benefician de esta visión de desarrollo.

El financiarles las campanas, les entrega recursos y pautas para crear fragor de elección y dar impresión de grandes diferencias y pelea entre ellos, mientras que para los empresarios, quien gane, los mantiene sin cuidado.

La situación política del país es tal, que si se enlaza libertades políticas y económicas restringidas para la mayoría ciudadana a, visión de desarrollo económico único, muestra por lo menos en apariencias, la continuación de la dictadura por otros medios.

Las propuestas de los conglomerados son tan similares que el debate se hace innecesario. Los esfuerzos de marketing y el uso del único argumento "político"; la descalificación y las acusaciones de corrupción, por cosas que unos y otros hacen por igual, es la gran discusión nacional que da la impresión de dos bandos. Así, la descalificación más jugosa es el argumento ganador de un inexistente debate.

En tiempo de paz eleccionaria, las grandes diferencias entre ellos, tratan de quien entre los dos se encuentra sometido a mayor o menor crisis o, quien presenta mejores condiciones de gobernabilidad en función de sus crisis. La discusión sobre cuestiones sociales, para nada les cuesta ponerse de acuerdo, por los pequeños pedidos de la concertación y el "ya", pero no tanto de la Alianza.

La política nacional, en este contexto, se nos presenta como un chiste cruel y no sabemos si reír o llorar. Porque de no mediar los esfuerzos marketeros y la descalificación entre ellos, perfectamente podrían crear un súper conglomerado o una coalición que los presente unidos a las elecciones o simplemente no realizarlas más. En medio de la apatía quizá a nadie importaría.

El sistema binominal y las coaliciones en asunto, ha rendido el ejercicio cívico innecesario o lo ha reducido a categoría de show de televisión chatarra. Lo cual no sería grave, entre tanta porquería televisiva, si no fuera por el hecho, que la vida y el bienestar de toda una nación depende del gran juego.

El sistema binominal desproporcionado y tergiversador, crea ilusorias mayorías y balances inexistentes en el país, que hace injustificable los inmensos costos en dineros que se gastan en elecciones. El mal uso de los recursos en tiempo eleccionario y gastados en crear ilusión, son solo una muestra de lo que ocurre en cada ministerio y repartición pública.

Los dineros para planes de desarrollo social son lanzados a sacos rotos, en tanto se trata de medidas destinadas más que a soluciones, van dirigidas a crear expectativas para mantenerse en el poder, porque no se repara en las causas estructurales que causan desigualdades.

La soledad política en la que se encuentra la mayoría del país, que no encuentra representación en esta democracia protegida, ha venido generando una antipatía tal en el sistema democrático protegido, que puede llegar a tener manifestaciones peligrosas por el engaño permanentes al que son sometidas y porque el principio de igualdad y proporcionalidad está ausente en esta democracia de T.V.

De esta manera queda claro, que la democracia protegida surgida de la negociación con la dictadura, es para protegerse con el sistema binominal, de los sectores más débiles de la sociedad, para mantenerlos permanentemente en situación de aislamiento de los procesos sociales y políticos. Como claro nos queda también, que lo ganado en el plebiscito del 5 de octubre, no fue la democracia donde todas las voces se escuchan y valoran en merito, sino solo el derecho a voto pero sin su poder de decisión, lo que trasforma la elección misma en un acto simbólico, que solo permite presentarse al resto del mundo como democracia.

Desde el gobierno se nos dice y repite constantemente que Chile es un país respetado en todo el mundo como una democracia. No es extraño con tanto dinero gastado en imagen internacional. Pero que importa, si el mundo también podría decir después de gastar varios millones en imagen, que los chilenos gozamos de salud y educación gratis. Y no por eso será cierto.

La constitución política dictatorial y la democracia que pario, ha creado dos mundos divididos por una zanja ancha y profunda, que produce y reproduce desigualdades, tanto políticas como económicas. Zanja que a medida que avanza el tiempo más se ensancha.

En estudio presentado en "Análisis de políticas públicas" # 29, agosto del 2004, aparte de recordarnos que ya antes del 2004 Chile era catalogado entre los diez países con peor distribución, escribe lo siguiente:

"La situación resulta tan escalofriante que, si se separa la población nacional en veintiles, en donde cada veintil representa un grupo de personas equivalentes al 5% de los chilenos ordenados según su ingreso per cápita, se puede observar que el 5% más rico de la población, equivalente a 750.000 personas aproximadamente, recibe ingresos 209veces más altos que el 5% más pobre. Esta situación se ha agudizado en la última década, puesto que en el año1990 esta diferencia llegaba a 130 veces. Desde entonces, mientras el grupo de menores recursos vio crecer sus ingresos en un 1%, el veintil más acaudalado presentó una tasa de crecimiento del 62%, vale decir, los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres."

Han pasado cuatro anos desde entonces, dos bajo Ricardo Lagos y dos con Michelle Bachelet ¿que tanto ha cambiado el país desde entonces?

Por otra parte en un artículo reciente en el blog de Marcel Claude y, reproducido en G-80 titulado
"Financiamiento Municipal, espejo de la injusticia", publicado el 16 de mayo, 2008 nos cuenta:

"En nuestro país, el financiamiento de las municipalidades es un tema no resuelto que provoca mucha percepción de abuso e injusticia y, de hecho, es común la clasificación natural entre municipios ricos y otros pobres" y a continuación nos alumbra.

"Si consideramos que dentro de los 345 municipios existentes, hay un porcentaje significativo –en torno al 48%- que no supera el promedio nacional de recursos per cápita, entonces, la situación no resulta para nada satisfactoria. Por ejemplo, el municipio de Vitacura con una población aproximada de 82 mil habitantes, tiene un presupuesto superior a los 31 mil millones de pesos, en cambio Quillota, comuna de la quinta región, con 83 mil habitantes, tiene un presupuesto de 4 mil 890 millones de pesos, o dicho de otro modo, Vitacura tiene 6,3 veces más recursos que Quillota. Y esta última debe atender tres veces la cantidad de alumnos que dicha comuna de la Región Metropolitana. En ese mismo escenario y peor aún, hay comunas como Alhué que en el 2006 no contaban con recursos propios para hacer inversiones en su territorio. Estas desigualdades se convierten en un problema muy complejo, particularmente en el caso de las comunas pobres, si se consideran los altísimos montos que deben destinar a Educación y Salud".

Si desde 1990, el momento en que la Concertación asumió el poder, la diferencia de ingresos entre el veintil más rico y el veintil mas bajo se trataba de una diferencia de 130 veces y, al 2004, catorce años después, es de 209 veces, nos indica entonces, de manera clara y sin cuestionamientos la dirección de la Concertación y a quién beneficia su estadía en el poder.

En medio de esta injusta situación tanto política como económica, ¿es posible asombrarse de la evaluación que tienen los ciudadanos de los partidos todos?

"Según el estudio sobre Partidos Políticos y Sistema Electoral, encabezado por el CEP, el 91% de los ciudadanos no confía en las colectividades y un 78% no les encuentra ninguna virtud". Extraído de Fortín Mapocho 16/05/08.

Ojo, el estudio encabezado por el CEP, no solo se refiere a los partidos de la Concertación sino a todos.

Al parecer en el 10 por ciento restante del estudio, deben caber, los empresarios ricos, el gobierno y su militancia –los funcionarios- y, la militancia de los partidos de izquierda, que obviamente confían en sus partidos.

Si el estudio es correcto, y es reflejo de la realidad del país en materia de confianza política, entonces, nos encontramos ante una trágica realidad nunca antes vista, que de analizarse y sacar todas las consecuencias, deberíamos concordar primero que nada, que la democracia protegida obtenida hace casi dos décadas y administrada por la Concertación; no ha cumplido con el propósito que tuvo la lucha por la democracia, de integrar las diferentes voces del concierto nacional. Por el contrario, las ha enmudecido y ha traicionado el propósito de generar una política económica más justa y equitativa y, segundo, que las organizaciones y partidos existentes no representan ni dan garantías de cambio ni gozan de confianza.

Tendríamos que concordar a su vez, que los excluidos están solos acompañados por pequeñas organizaciones y movimientos político sociales. Concordar, que tendrán que ser ellos mismos los que encuentren los caminos de hacer escuchar sus voces. Tendríamos que concordar que la apatía es una voz y un gesto. Voz y gesto que no significa que el futuro no les interesa, sino por el contrario, porque el futuro les interesa y mucho, es que al mirar hacia arriba, al panorama que les presentan, deciden no estar dispuestas a entregar apoyo ni piso a quienes no le presentan opciones de futuro y participación verdadera, optando por darles las espaldas y dirigirse hacia ellos mismos buscando respuestas y organización representativa a sus pasos en busca de futuro y bienestar para todos.

Producto de la globalización económica y de gobiernos que aceptan el neoliberalismo como forma de desarrollo y de sociedad, es que este fenómeno se da y reedita en cada córner del planeta. Ninguno de los partidos que por décadas y décadas jugaron un rol tanto por mantener el sistema o, los que luchaban por cambiarlo, logran crear confianza en sus coterráneos, en un mundo que se empobrece en medio de la abundancia. Por todos los rincones del planeta los excluidos buscan formas de organización que les permita frenar y revertir el proceso hacia carriles más humanos y en respeto a la naturaleza, que el capitalismo salvaje de nuestra época devora y devora acercándonos a una inminente catástrofe.



sábado, 17 de mayo de 2008

LAS ALTERNATIVAS: Avanzar o retroceder. Por Alfredo Cerpa

En cada periodo de elección post dictadura, los excluidos del sistema que piden cambios y participación, ineludiblemente quedan enfrentados ante el dilema: a quien apoyar. La Concertación o la izquierda organizada pero fuera del sistema.

Cuando aun existía ilusión y expectativas en la Concertación, especialmente en sus primeros años de gobierno, cuando la izquierda fuera de la concertación no era más que una mínima expresión este dilema se hacía fácil de solucionar inclinándose hacia ella y, hasta se podía, en cierta manera justificar por sectores críticos.

En la medida que las elecciones pasaban y la concertación mostraba de manera clara, la dirección pro sistema excluyente escogida, que los alejaba hasta de sus propias bases y, al tiempo que surgían organizaciones políticas con marcado carácter social, con las cuales se iniciaba un cierto crecimiento de oposición, permitió ir abriendo un nuevo abanico de posibilidades para los excluidos sociales que buscaban representatividad, llegando al Juntos Podemos.

El Juntos Podemos de lejos fue la máxima expresión organizativa que los partidos y organizaciones de izquierda han podido presentar desde que nos rige la democracia restringida. Genero expectación, hasta ilusión y, a muchos, hizo fácil el dilema.

El Juntos Podemos logro mantener y acrecentar esta expectación por dos años, antes de derrumbarse convertido en un fracaso, que bien puede confundirse con suicidio.

Suicidio, porque su fracaso no fue producido por fuerza externas sino por contradicciones internas. Contradicciones arrastradas desde su misma fundación por intentar conjugar en un solo verbo doctrinas e intereses políticos tan disimiles como contradictorios y no basar el documento fundacional sobre intereses concretos y necesarios. De esta manera, las diferentes organizaciones que concurrieron al pacto de unidad, parieron un hijo deforme.

La división del Podemos, bien se puede decir que fue sobre el punto seis de su carta fundacional, pero bien pudo haberse dado sobre cualquiera de los 11, en el momento de ponerlos a pruebas.

Las concesiones que cada una de estas organizaciones, entrega al resto de las organizaciones concurrentes, tienen que haber sido difíciles de hacer, aun en nombre de la unidad. Sin embargo eso es más fácil que cuando llega la hora de concretizarlo.

La idealización existente con respecto a procesos masivos de unidades anteriores, como lo fue la Unidad Popular, que en gran parte motivo la creación del Podemos, siempre conlleva una y otra vez como fatalismo histórico, a la repetición de errores con gran costo a la causa de los excluidos, crea desmoralización, apatía y deseos inmensos de nunca más participar.

La unidad popular, ni en la mejor versión de ensueño, fue un paseo tranquilizante por un parque. La unidad conseguida por los partidos de la unidad popular, en esencia también disimiles como los concurrentes de hoy, solo duro hasta que en las urnas Allende llego a la presidencia, porque inmediatamente después quedaron trenzados en feroz batalla sin entregarse concesión alguna, aun cuando se estaba en confrontación directa con el capitalismo. (Cuando Escalona usa este mismo argumento para unir tras el gobierno a su partido, obvia decir, que en aquel momento la lucha era por cambiar las estructuras del sistema capitalista en Chile, hoy, la lucha es por la permanencia en la administración del sistema capitalista en su forma más despiadada).

Toda la "fe fundada y certeza de experiencia, en la posibilidad de articular al más amplio conjunto de fuerzas políticas y sociales de izquierda" como nos dice la declaración del Podemos, no fue retorica, falta de fe o, malas intenciones. Fue solamente imposibilidad. Imposibilidad y, esto sí, basada en la experiencia histórica.

Todos los procesos unitarios de partidos con diferentes grados de éxito han sufrido el mismo destino a través del continente y el mundo. Si las experiencias pasadas algo dicen, es solo que las unidades partidarias no son prolongadas en el tiempo. Esto se debe a que las unidades son tácticas y no estratégicas, basadas en necesidad propia, en cómo se miran en relación a su rol de vanguardias, pero no en lo que se necesita para crear cambios. O, solo basados en programa general, que tampoco es garantía de sostener la unidad.

Si alguien propone la Concertación como ejemplo de unidad duradera en el tiempo, tendremos que decir que esa unidad no está basada ni en origen ni intención, como unidad que propusiese llevar adelante los cambios profundos que Chile necesita. Esa unidad fue dada primero para la conquista del poder y, reemplazo de la dictadura con limitado discurso democrático y humanista.

Indudablemente creo expectativas que iban más allá del propio discurso, culpa nuestra no de ellos, para pasar inmediatamente al aferramiento al poder, por el poder y, de beneficios limitados solo a ellos. Aun así, la unidad se les hace difícil en el juego de nunca acabar sobre quien está arriba. El poder los une y la falta de él los dividirá. Todas las unidades súper estructurales, más tarde o más temprano fracasan.

Pero lección más importante para los excluidos, en este nuevo periodo eleccionario, es entender que la unidad que no produce los cambios morales ni políticos para los cuales fue elegida como referente, no tiene ningún sentido apoyar.

Hoy, ante nuevas elecciones municipales, los excluidos nos encontramos ante un peor panorama que al de solo cuatro años atrás, haciendo el dilema aun más acuciante por el escenario que nos están preparando.

En cartilla vamos viendo por un lado a la misma coalición de gobierno desgastada y corrupta sin siquiera discurso remozado y, por el otro, el Podemos Edición II, solo que esta vez como apéndice de gobierno en un pacto por omisión.

Los reparos de las organizaciones políticas sociales, de las organizaciones sociales y populares mismas, de los intelectuales y críticos en general, a la posición de apéndice en que se han puesto las organizaciones y partidos de izquierda, no tienen sentido si se acaba por apoyar tal paso regresivo.

Es imperioso en esta disyuntiva que las organizaciones políticas sociales, las organizaciones sociales y populares mismas, no caigan presas de este engaño. Menos aun, enseñar ellas mismas, que se han organizado por fuera de la concertación, que las salidas a la exclusión están por dentro de la concertación y llevada adelante por aparatos.

Un qué le vamos hacer, la unidad es lo importante y un no existen más salidas, no constituye argumento alguno, otro que no sea dar vueltas las espaldas a nuestras propias bases y la masa de excluidos, enseñando que el poder no está en ellos ni sus organizaciones existentes o las por crear, sino en la habilidad de la izquierda para fraguar pacto de beneficios propios.

Las organizaciones políticas sociales y las organizaciones sociales mismas, pero también estudiantiles y sindicales no podemos, no debemos, defraudar de esa manera. No podemos porque somos los que más cerca estamos de los excluidos y, quienes han entendido la necesidad de organizarse y entregado su apoyo y confianza a una organización social, no fue para volver a la Concertación por la puerta de atrás. En tiempos de dudas, debemos recordar y sacar lecciones de lo que fue nuestra lucha desde el principio de los 80.

Este pacto, no importa la manera que se presente, no es un avance para la ampliación democrática ni en sentido estratégico ni táctico, por el contrario le vuelve entregar a la concertación el rol de sujeto de los cambios, volviendo la lucha democrática a punto cero.

Esto es grave. Grave porque aun en los peores momentos de nuestra lucha contra la dictadura, jamás concluimos que los avances por la democracia eran imposibles. De haber sido así, ni siquiera esta democracia restringida hubiese sido posible.

Este nuevo escenario político propuesto, no hace más que reforzar el sentimiento mayoritario, que ve los partidos como instrumentos de beneficio propio. Pero también refuerza el sentimiento cada vez más amplio, que las formas convencionales de ver y hacer la política ha tocado fondo. Que se han vuelto irrelevantes e incapaces de proveer guía teórica o inspiración practica a los excluidos en especial los jóvenes.

Las encuestas no solo muestran el estado triste y desolado de la opinión de la gente con respecto a los partidos, también son un pedido, es un clamor por el cambio en los propósitos y formas que debe tener la política.

Formas y propósitos que puedan inspirar a la participación. Debemos entender que la apatía es una bestia creada por los mismos partidos y organizaciones existentes y no es, un estado de ánimo espontaneo e inevitable.

La voz de la apatía es una voz que pide participación. Es una voz que dice, en el actual estado de las cosas no me meto.

Este mensaje más que deprimir debiera significar mayor esfuerzo e imaginación en la busca de caminos participativos. La actitud de dirigentes y organizaciones que usan la apatía de la gente como excusa para no hacer nada o, para demostrar la imposibilidad de hacer algo o, justificar los acuerdos, es precisamente el argumento que sostiene la apatía.

Pero peor, es un argumento a no pensar ni buscar soluciones. Achata la imaginación y esta se vuelve incapaz de crear estructuras organizativas democráticas, que entreguen poder a los excluidos levantándolos a ellos mismos como los actores principales. Porque el poder de los excluidos es inmenso e imbatible, que aun en estado de apatía infunde miedo a quienes se oponen a los cambios necesarios al país.

Sin embargo las organizaciones políticas de izquierda hacen todo lo contrario. Al crear estructuras orgánicas que sirven para solicitar el poder de los excluidos para ellos, con simples llamados de unidad y generalidades programáticas, que aunque puedan representar bolsones de excluidos, son llamados de demasiado lejos, que suenan a eco de llamados anteriores y, que el viento se llevo.

El dilema para los excluidos en este periodo eleccionario no trata como veces anteriores, en intentar decidir Concertación o izquierda extraparlamentaria, porque el pacto por omisión los ubica en el mismo bando.

La verdadera disyuntiva que los excluidos tenemos por delante es: Avanzar o retroceder.

O avanzamos hacia nuevas formas de organización, unidad y propósitos para la política, capaces de inspirar y entregar poder a los excluidos o, retrocedemos al camino concertacionalista y/o, reeditar la conformación de un conglomerado fracasado con inestable personalidad, de ideas viejas y gastadas.

Debemos entender y reconocer, por doloroso que sea, mordiéndose el orgullo, que las viejas ideas no han funcionado y hoy son trabas para el proceso político creativo, que debemos desarrollar para poder avanzar.

Entender que las viejas formas de hacer política y las orgánicas en que se desarrolla, no han acercado a los excluidos en los últimos 18 anos, por el contrario las alejas más y más. El fracaso de las viejas ideas y estructuras, se puede medir, porque es directamente proporcional a los índices de apatía. A mayor apatía mayor el fracaso. No hay otra forma de verlo. Todo excluido inorgánico nos podrá decir exactamente lo mismo, que aun sintiéndose excluido de alguna manera por el sistema, nada se puede hacer. Y esa conclusión nace y surge de la mirada a las organizaciones políticas existentes. No dan respuestas ni confianza.

Reganar esa confianza no pasa por un excelente manifiesto o, un buen elaborado programa. Pasara por trabajo, arduo trabajo y aun más imaginación en la creación de estructuras orgánicas, donde todos se puedan sentir importantes, confortables y escuchados, porque necesitamos escuchar y, en eso no somos buenos, somos mejores en dar recetas. Avanzados en este proceso, porque nunca terminara, recién entonces, podemos empezar hacer los programas y manifiestos, pero todos juntos.

De nada sirve apuntar a la concertación como más responsable de la apatía, que la izquierda extraparlamentaria, porque el fracaso es de todos, tal cual la responsabilidad de enmendar.

Hay muchos intelectuales que mediante interesantes y bien elaborados artículos, hacen lo suyo haciendo llamados a recrear un pasado. Pero que más que aclarar ideas, confunden aun más las cosas, instalando con sus llamados, debates sin importancia o, que carecen de proyección prácticas. Tal cual son los llamados a la "unidad de la verdadera izquierda".

Esta proposición es altamente confundidora, porque crea un debate artificial y sin bases, al tratar de definir quienes son los verdaderos y quienes los falsos. Si se trata de una forma de tomar distancia del PS, me imagino, tampoco tiene sentido, porque tendríamos que definir que el PS no es izquierda verdadera en relación a algo y, ¿quien en el resto de la izquierda tiene el derecho de subirse al pedestal de verdadero inmaculado? ¿especialmente en relación a los últimos espectáculos de pacto por omisión?

Seguramente después de un largo e hiriente proceso de discusión nos encontraríamos con que cada organización de izquierda existente, es y se siente verdadera, por lo tanto todos adentro de la unidad de los verdaderos. Pero, ¿que no son estos mismos partidos los que ya fracasaron en su unidad?

En el estado de apatía actual, ni siquiera deberíamos obsesionarnos con las elecciones al punto de tirar todo por la borda. En estas elecciones no hay nada en juego para los excluidos. En el presente estado de cosas, las elecciones municipales no representan un punto crucial en la búsqueda de cambio y terminar la exclusión. Al día siguiente de la elección nos despertaremos al mismo Chile, no importando cuantas alcaldías alcanzo la izquierda extraparlamentaria. Porque no importando cuanto saque, se consiguieron en total ausencia de representatividad, por lo tanto sin ninguna influencia en la masa excluida.

Las organizaciones políticas sociales, las organizaciones sociales y populares deberíamos más que concentrarnos en cálculos electoreros, en crear nuevas y mejores formas organizativas y aprovechar este periodo para darlas a conocer y avanzarlas, para que los excluidos las valoren, pulan ellos mismos, y así mejorarlas y, porque no, desecharlas sino sirven. La lucha por la democracia y terminar la exclusión exige abandonar orgullos, egos y la malsana idea de pensarse siempre correctos. En esta búsqueda por encontrar nuevas formas orgánicas representativas para avanzar y no retroceder, se trabaja a tientas y por seguro nos caeremos, pero nos levantaran los mismos excluidos si tan solo en algo ayudamos a encontrar el camino, no más correcto, solo el necesario.

Quién sabe si a las próximas elecciones no nos encontramos siendo parte de orgánicas nuevas e integradoras, que dan poder a los excluidos y no se los quita. Quizás ese día los excluidos se presentan a las elecciones con una fuerza arrolladora de cambio y democracia.

No debemos tener miedo a las nuevas ideas y formas organizativas que se están proponiendo o en elaboración por el hecho que no han sido probadas. Pero debemos tener miedo, mucho miedo, a seguir insistiendo en ideas probadamente erróneas.



domingo, 11 de mayo de 2008

A 25 años de las protestas nacionales.LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA CONTINUA.

    Por Alfredo Cerpa.

    Este 11 de mayo se cumple un cuarto de siglo desde que las organizaciones sindicales, estudiantiles, las organizaciones sociales y populares dieron un primer golpe de irreversible consecuencia a la dictadura en Chile.

    Un proceso re-organizativo que se gestaba desde principios del año 80, profundizado por la recesión del 81, culmina en una protesta de carácter nacional por el retorno a la democracia el 11 de mayo de 1983.

    A partir de ese día el Chile dictatorial ya no será el mismo. Desde aquel momento los deseos democráticos y la búsqueda de espacios para expresar demandas económicas y el respeto a los derechos humanos, recorrerían el país y no terminaría, a pesar de las distintas intensidades que tuvo, hasta la derrota de la dictadura.

    La primera protesta comenzó en realidad, como llamado a Paro Nacional por parte de la CTC y, solo días previos se cambio a un llamado de protesta nacional.

    Este llamado, a pesar de la importancia de la CTC, no hubiese tenido eco en las poblaciones y universidades, de no haber existido un proceso de recomposición por parte de los estudiantes y sindicatos, como de las organizaciones sociales y populares en las comunas.

    Reconocer este proceso de reorganización previo a las protestas, es de importancia para entender que no se trato de un acto espontaneo, sino mas bien, el resultado de un proceso incipiente, decidido y consiente por ganar espacios de expresión, por los sectores mas excluidos democrática y económicamente.

    Es de importancia entender también, que este proceso de reorganización se da en momentos en que los partidos políticos tradicionales de izquierda, actores importantes hasta el 73, eran perseguidos con vehemencia y crueldad por la dictadura y sus fuerzas represivas, pero además, se encontraban inmersos en profundas divisiones y discusiones internas, que los mantenía alejados del proceso que se llevaba adelante, por los pobladores de las diferentes comunas del país.

    Estos dos hechos comprenden una situación inédita en Chile. Implica que la recomposición de las organizaciones sociales y populares surge y se desarrolla en completa ausencia de conducciones políticas. Por primera vez organizaciones sociales y populares pueden organizarse y actuar con absoluta separación e independencia de los partidos políticos tradicionales.

    Este hecho explica a su vez la unidad, masividad y poder alcanzado. Esto permitió que las organizaciones pudieran actuar en función de sus propios intereses acuciantes y necesarios.

     La ausencia de ideologías y doctrinas permitía unir poblaciones enteras, ganar espacios e identidad para exigir democracia y demandas económicas en un ambiente de cooperación, coordinación y solidaridad tan inmensas como ausentes en el Chile actual.

    La reciproca solidaridad y cooperación entre el movimiento social, las organizaciones estudiantiles y sindicales fueron inmaculadas. Ningún sector impuso o exigió conducción u otra demanda, que no fuera avanzar en mayor coordinación para la conquista de más espacios.

    A pesar de las grandes diferencias que podían existir en la forma de ver e interpretar el mundo y el país en los coordinados por las organizaciones sociales y, entre las organizaciones mismas, los unía el sufrir y sentir las mismas necesidades. Cada logro organizativo como de espacio no se evaluaba en relación a ideología doctrinas o teorías, más bien se evaluaba en relación a si tal acción servía o no a sus intereses; si los acercaba al objetivo o los alejaba.

    Fueron 11 las jornadas de protestas masivas llevadas a cabo por las organizaciones sociales y populares, estudiantiles y sindicales, que abarcaron desde el 11 de mayo del 83, hasta el 30 de octubre del 84. Teniendo la última un carácter de Paro General.

    En agosto del 84, la dictadura dio señales de debilidad mediante una apertura política con Onofre Jarpa a la cabeza de tal estrategia. Sin embargo esto no freno las protestas y el 6 de noviembre la dictadura declara estado de sitio y lanza 18,000 soldados a las calles, intentando reganar las poblaciones mediante el sometiendo las organizaciones sociales y populares.

    El estado de sitio y el ejército en la calle, efectivamente disminuyo la masividad de las protestas, que de nacionales pasaron a ser poblacionales a través de coordinadoras de organizaciones sociales.

            

LOGROS
DEFICIENCIAS Y LECCIONES.

    Por la masividad lograda en el transcurso de las protestas nacionales, se logro abrir la puerta de entrada al país, a los exiliados políticos. Abrió un espacio de expresión política que permitió la reestructuración de los partidos y la actividad política. Amplio y creo espacios para que florecieran revistas, diarios y periódicos de análisis, investigación, información, opinión y culturales musicales, que jugaron un papel central en acompañar al movimiento popular.

    Sin este espacio político ganado, hubiese sido imposible la derrota de la dictadura años mas tarde.

    El espacio político creado por el movimiento popular independiente, les facilito a los partidos crear alianzas y conglomerados. Pero, como una paradoja, estos mismos avances en la conquista de espacios políticos por el movimiento popular independiente, que facilito tal reestructuración y la creación de conglomerados, fue lo que comenzó a dividir y debilitar el movimiento, una vez que los conglomerados políticos tomaron el control.

    A pesar de existir acuerdo y similitud en los deseos de reganar la democracia por parte de los partidos políticos de izquierda, las diferencias políticas, ideológicas y de tácticas que los separaban, adquirían mayor peso que la misma lucha por la democracia, limitando de esta manera los impactos y papel que la organización popular independiente venia obteniendo y jugando hasta entonces.

    La guerra fría que aun se daba entre Este y Oeste, le permitía a las organizaciones alineadas a la Unión Soviética mantener apoyos económicos y políticos, además de sentirse los herederos de la primera revolución socialista triunfante, que aun gozaba de prestigio.

    Estos veían en las inmensas organizaciones y movilizaciones de base, una posibilidad para reinsertarse y reganar la influencia pasada, radicalizando consignas e imposibilitando en concreto la unidad con otros partidos de izquierda, que venían en procesos de renovación y/o cuestionamiento a su acerbo ideológico, doctrinario y orgánico. Permitiendo de esta manera, la división y atomización y disminución de influencia del movimiento popular en las tareas por desarrollar.

    Las organizaciones que venían haciendo procesos de renovación política y cuestionaban en especial sus antiguas concepciones de partidos, el centralismo y la democracia interna, por nuevas relaciones más abiertas y democráticas, que debían comportar en su relación con las organizaciones sociales y sindicales, o explicado diferente, una redefinición entre la relación de política y sociedad, se encontraban en estado avanzado de definiciones.

    Sin embargo, se probo más fácil la comprensión abstracta e intelectual de las nuevas definiciones, que la puesta en práctica. Así como las personas no pueden aprender a escribir con otra mano que no sea la habitual, con la misma habilidad en pocas horas, en tiempos de necesidad recurrirá siempre a la mano habilidosa aun sabiendo que no es lo correcto.

    A las nuevas definiciones no se le dio una estructura orgánica donde pudiese florecer, hacerlas propias y desarrollarlas en la practicas. Las nuevas definiciones encasilladas en las viejas estructuras y sus hábitos de funcionamiento, dejo huérfano el nuevo discurso que hasta hoy se ve desconectado de las prácticas, tal si se tratara de dos cosas diferentes. Como si de sus bocas saliera un mensaje de avanzar hacia el futuro, confirmado por los ademanes de rostro y manos, pero con rodillas y pies apuntados hacia atrás.

    Así, las malas e irrespetuosas practicas que tienen los partidos para relacionarse entre ellos, fue llevada hasta las organizaciones de bases dividiéndolas en bandos políticos, diferenciados más que en objetivos; en tácticas, perdiendo así, la unidad y coordinación en la base, por ende su fuerza y poder.

    En este panorama de divisiones cupulares por parte de los partidos de izquierda, los partidos y organizaciones centristas de derecha democrática, que comprendían que la dictadura no se sostendría solo basada en la represión y, que una negociación se hacía necesaria, pasaron a ocupar un lugar central.

    La idea de crear una dirección política de coordinación entre las fuerzas democráticas de oposición, que combinara la movilización controlada y la negociación, necesitaba de algunas organizaciones de izquierda democrática, para que tuviera validez y representatividad, pero los dejaba a ellos en la posición mediadora y de dirigencia. No por peso político o representatividad en las bases, sino por contar con mayor acceso y contacto con personeros del régimen dictatorial, ya sea porque algunos de ellos habían pedido el golpe militar en el 73, o, porque habían tomado distancia recientemente.

    Así, con esta nueva realineación cupular de fuerzas políticas, que basaban su estrategia de reemplazo a la dictadura mediante la negociación, se llego al plebiscito y más tarde a elecciones que nos trajo como regalo, una democracia restringida.

    Dado el estado de división al que se sometió al movimiento popular, la negociación no es cuestionable per se. Pero si es cuestionable, la ausencia de los intereses populares en la negociación. Cuestionable también el que se hubiese hecho en situación de debilidad, cuando esta era inexistente, porque a pesar de la división había un pueblo de pie.

    A pesar que van 25 años desde que comenzamos a movilizarnos por reganar la democracia, el respeto a los derechos humanos, derechos sociales y demandas económicas, la tarea aun se encuentra inconclusa.

    Si bien podemos considerar un avance el término de una situación dictatorial, la democracia restringida que nos toca vivir no fue el objetivo. El objetivo fue antes y lo es hoy, una democracia plena. Una democracia que permita que todos podamos decidir el tipo de sociedad que queremos construir y la constitución que nos rija.

    Hoy, al mirar hacia el 11 de mayo del 83, vemos con pena y desilusión, que los partidos políticos de la izquierda no estuvieron a la altura de la situación. Sus diferencias, pequeñeces y malos hábitos de convivencia, les nublo la mirada y fueron incapaces, ambos bandos en disputa, de proyectarse hacia el futuro y por un pequeño y pírrico triunfo, sacrificaron los anhelos de libertad y democracia.

     Las organizaciones sociales y populares tuvieron una deficiencia fundamental: la incapacidad para mantenerse independientes de partidos y, seguir uniendo en base a intereses que fueron la fuente del crecimiento rápido y masivo a través de coordinaciones. Al cambiar este método de unidad por uno de ideologías y doctrinas como en el últimos tiempo de las protestas, termino dividiéndonos y debilitando el clamor de las demandas ya transformadas en slogan vacios e interesados.

    Deficiencia también al no haber comprendido la necesidad de desarrollar un salto político necesario, como lo era, el transformar la organización de activismo y demandas, en una organización política propia e independiente, que le permitiera actuar en igualdad de condiciones con las otras organizaciones políticas. Como socios de los cambios y no subordinados y apoyo.

    El haber entregado sus organizaciones y aspiraciones a partidos, por lo tanto el control de la causa, delegaron al mismo tiempo, el inmenso poder que gestaron y acumularon en su seno. Así, quedaron los partidos solos y dueños de las causas que nos motivaron a organizarnos, sin nadie que vigilara y velara por la santidad de las aspiraciones y los criticara o restara apoyos si se desviaban.

    Hoy, se hace necesario reorganizarnos y terminar la tarea democratizadora que comenzamos hace un cuarto de siglo. Debemos ser capaces de hacerlo. Las necesidades que nos motivo a organizarnos se mantienen intactas.

    Nuevamente debemos crear nuestro telescopio social que nos permita mirar el futuro que queremos crear.

    Nuevamente debemos comenzar de lo local, uniendo y coordinando desde nuestras propias poblaciones y avanzar hacia toda la comuna. Nuevamente uniendo en base a los intereses de todos, porque para todos debe ser el Chile que queremos desarrollar. Unir estos intereses y transformarlos en un instrumento político, democrático e independiente. Para que con este instrumento, comencemos a luchar democráticamente por el control de la administración de la Comuna, levantando nuestros propios candidatos a Alcalde y Concejales y dar inicio a los cambios en nuestro propio entorno.

    Debemos ser capaces de levantar estas organizaciones políticas comunales, que respondan solo a sus propias organizaciones sociales y populares y sus intereses, que es el lugar donde nacen, con estructuras democráticas flexibles que impliquen formación y promoción de líderes de manera constante, de manera que evite la burocratización e inamovilidad de dirigentes, tal cual vemos en partidos nacionales.

     Levantarlas por toda una región y por todo el país, pero todas independientes unas de otras. Creando coordinación a través de federaciones regionales de organizaciones políticas comunales llegando así a lo nacional. Basados en los intereses similares, la vocación solidaria y de cooperación. Donde cada una de estas organizaciones políticas comunales aporta en completa libertad y democracia la idea país que se debe desarrollar. Para una vez claros, consientes y seguro de lo que queremos, avanzar hacia una asamblea constituyente.

    El camino es largo y penoso, pero necesario y urgente, pero la urgencia no significa tomar el camino más fácil y corto, que inevitablemente lleva a entregar nuestro poder y delegarlo a otros, que nos prometerán ser fieles, pero que luego deberemos echar al canasto de las promesas incumplidas.

    A un cuarto de siglo de nuestra lucha democrática, no podemos más que recordar a las primeras víctimas de la nueva democracia. Victimas que desaparecían una a una en medio de la efervescencia por las expectativas creada con el regreso de los militares a los cuarteles. Análisis, Fortín Mapocho, Apsis, Cauce, Punto Final, La Bicicleta y tantas otras, fueron sucumbiendo, ahogadas en medio del auge de la nueva economía y el complaciente mirar del nuevo gobierno.     Extrañamos también, las voces de los que con canciones nos acompañaron en esta lucha y que después no tuvieron cabida en el Chile moderno de la música importada y banal. Pero por encima de todo, extrañamos las voces, las caras, las sonrisas, el coraje, la dedicación y el sacrificio de los hermanos caídos.

    A un cuarto de siglo, la tarea no está cumplida. Debemos continuar.