domingo, 9 de enero de 2011

La irrupción de la tercera fuerza

escrito por René Dintrans

Las elecciones municipales son una ocasión que se da cada 4 años. Un día entre 1460 para ejercer un derecho ciudadano que consiste en elegir a los concejales y al alcalde de la Comuna donde se habita.
Curiosamente, estas elecciones despiertan menor interés que las parlamentarias a pesar de no estar reguladas por el binominal, es decir, a pesar de ser una verdadera elección, y no un simulacro como lo es la de senadores y diputados, donde los cargos, son en efecto, previamente designados por las cúpulas de las 2 grandes coaliciones.

Con todo, la sombra del binominal alcanza a las municipales, la contamina, la salpica. Los electores siguen la inercia del binominal, y se comportan como si tuviera sentido obedecer la estrategia de los 2 grandes bloques, es decir, listas cerradas, monopólicas, con candidatos importados desde las sedes centrales partidarias, en que la confección de la papeleta está reservada a los escogidos, a los candidatos que se beneficiarán con el privilegio de participar en las grandes listas.

Si en las elecciones parlamentarias, el sistema binominal es el determinante de la distorsión del resultado en las urnas con relación a los representantes populares elegidos, en las municipales, el sistema proporcional da garantías, pero la falta de regulación o las prácticas abusivas de las listas mayoritarias facilita una distorsión relevante en desmedro de las minorías.

El sistema proporcional aplicado en las municipales, en los hechos es también distorsionador, es abusivo, y no es para nada proporcional. Este admite la elección de cierto número de concejales por las minorías existentes, pero en una proporción muchísimo menor que la alcanzada en los comicios.

Pruebas al canto: en las últimas elecciones municipales la lista A (Por un Chile limpio) con 7.56% obtuvo 117 concejales electos, mereciendo 162. La lista B (La fuerza del Norte) con un 0.5% obtuvo 7, mereciendo 12. La lista C (Concertación Democrática), con un 27.84% obtuvo 677 concejales, mereciendo 597. La lista D (Juntos Podemos) con un 9.12% obtuvo 79 concejales, mereciendo 195. La lista E (Alianza) con un 36.05% obtuvo 861 concejales , mereciendo 783 La lista F (Concertación Progresista) con un 17.29% obtuvo 393 concejales mereciendo 371.Y por último, la lista de los verdaderos independientes (independientes fuera de pacto), con un 1.5% obtuvo 12 concejales, mereciendo 33.

La última elección presidencial demostró que los electores de Izquierda cautivos de la Concertación interrumpieron por un momento su cautiverio, castigándola al reducir su votación al 29%.

La gran mayoría de este electorado díscolo que redujo a la Concertación a ese 29%, en 30 días volvió al redil, operó la inercia del binominal (1). En resumidas cuentas gran parte de los votos de ME-O, que habían emigrado momentáneamente de la Concertación , volvieron a la Concertación en 2ª vuelta. Además, como era de esperar, casi todos los votos de Arrate siguieron la misma suerte integrándose a la votación de Frei.

¿Qué tiene en común esa votación que es la expresión de la diferencia de la votación de Frei entre 1ª y 2ª vuelta?

Sin temor a equivocarme, afirmo que este electorado tiene en común su vocación de Izquierda, que pertenecen al tercio de los chilenos de Izquierda. Y antes de provocar el rechazo de alguien que cuestione esta afirmación, me adelanto a hacer una nueva afirmación: No es toda la Izquierda ciertamente el universo de la diferencia de los votos de Frei entre una y otra vuelta, existe otra que no está ahí, que no votó, que no le entregó por hastío el voto a Frei anulando su voto o absteniéndose, y todavía hay otra más, que tampoco está ahí contemplada, que fue retenida por la Concertación , que votó por Frei en la 1ª, y en la 2ª vuelta, y que quedó registrada en ese 29%.

La conclusión que se desprende de los hechos acaecidos, es que existe aprox. un 20% del electorado que de no existir una razón para seguir votando por el mal menor, se volatiza, y encuentra transitoriamente un espacio que la acoja, cuando existe el espacio para que ello ocurra. Que es lo que precisamente ocurrió en las presidenciales.

La idea de una tercera fuerza anda rondando, reconstruir una tercera fuerza estable, es motivante y esperanzador, aunque nada de fácil. El primer obstáculo a despejar, es la actitud del partido Comunista. En efecto, el PC, la principal fuerza política que apoyó a Arrate, se ha enredado en compromisos con la Concertación.

La dirigencia del PC cree haber dado 2 pasos adelante y uno atrás, al conseguir de la nada, algunos diputados, sin embargo, creo que se trata de una visión equivocada.

El PC dio demasiados pasos atrás, desde luego ha renunciado a su tradición de Izquierda al estar prestando ropa a una coalición moribunda que degeneró en una empresa política que busca la reconquista del poder para administrarlo en su provecho, el PC ha dejado un vacío en el liderato de la Izquierda , se ha desistido de la propicia ocasión de perfilar a la Izquierda apartándose de ella, arrimándose a su verdugo, a una Coalición que está en avanzado estado de descomposición.

Hay otros obstáculos que dicen relación con antiguas cuitas entre las partes llamadas a participar en el proyecto común. La sensatez y el realismo deberían dar cuenta de ellos.

Parece necesario diseñar una estrategia que optimice el fortalecimiento electoral de una nueva coalición política, sin perjuicio de desarrollar paralelamente una acción política directa, destinada a estar presente como protagonistas en el enfrentamiento con las políticas impulsadas por el gobierno de Derecha.

La forma para corregir las prácticas monopólicas de las grandes coaliciones en desmedro de las listas chicas e independientes, es la de crear otra coalición que reúna a los chicos y que sea capaz de seducir al electorado de la Concertación.

Los movimientos de Izquierda que aún no desarrollan capacidad electoral deben celebrar un pacto instrumental con el fin de optimizar sus resultados integrándose a esta nueva fuerza.

Los independientes fuera de pacto, que en esencia son neutros, y que sólo tienen en común con los propósitos de las minorías el ser igualmente castigados, deben ser invitados preferenciales a la tercera fuerza emergente.

Los líderes sociales, indígenas, medio-ambientalistas, las minorías de todo tipo, deben ser necesariamente integradas horizontalmente a la nueva coalición, a esta suerte de mesa del pellejo en que consistiría la nueva alianza de los que sobran.

Los partidos Comunista, Humanista, el PRO y tal vez el PRI, debieran sacar lecciones de su magra e injusta representación de concejales electos. El senador Navarro y Jorge Arrate son personajes claves para una empresa de esta naturaleza.

El asunto del rebase del sobrante de los votos de las listas chicas debiera ser tomado en cuenta, son votos que se pierden, son candidatos a concejales a los cuales no le alcanzaron los votos porque no tuvieron compañeros de lista que se los endosaran. Son concejales electos a los cuales les sobró votación y no pudieron endosárselos a un compañero porque no tenían a ese compañero que lo requería.

Los díscolos ya no podrán ser amenazados a optar ir como independientes, no será un castigo abandonar las filas, porque tendrán otra tienda que los estará esperando.

Los líderes locales ya no deberán resignarse porque sus partidos no los consideraron porque tendrán una tienda que valorizará su ascendencia en la Comuna y los acogerá.

Así las cosas, y si se tomara en cuenta estas reflexiones u otras similares que vayan por el mismo camino, el electorado de Izquierda tal vez cambiaría la visión negativa que tiene de las elecciones, por lo menos de las municipales. Volvería la esperanza porque los partidos y movimientos de la Izquierda habrían comenzado a suscribir acuerdos de unidad.

Los ciudadanos tendrían algo que oponer al desmantelamiento de las últimas riquezas del país que se salvaron de ser enajenadas por la traición, la ambición y el oportunismo en el pasado reciente.

Tendrían algo que valiera la pena llevar a cabo para contrarrestar la fuerza que tiene la Derecha todopoderosa, que está en el cielo, en la tierra y en todo lugar, pero por sobre todo, porque está instalada en el sillón presidencial, el último bastión del poder que le faltaba por conquistar.

La irrupción de la “tercera fuerza” no depende más que de la claridad de sus virtuales convocantes.

(1) irrupción interruptus


René Dintrans

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