sábado, 13 de febrero de 2010

La política chica.

Ignacio Torres
Esta semana ha sido terrible ver las noticias por TV. Como es febrero y pasa poco, nos han bombardeado con la noticia del nombramiento del gabinete del nuevo gobierno, y un sinfín de notas con comentarios respecto a las personas que conforman ese gabinete. Ha sido el festival de la política chica y vacía. Del lado de la Coalición por el cambio nos refriegan que es un “gabinete de excelencia” y del lado de la Concertación nos dicen que “son empresarios con conflictos de interés”. Y luego repiten las mismas frases. Y las repiten. Y las vuelven a repetir.
El espectáculo ha sido lamentable porque la clase política lo único que hace es intentar que su frase aparezca más veces en la pantalla. Pero no hay nada de fondo, ningún argumento, ninguna preocupación por las políticas públicas que se vayan a implementar. ¿Por qué el nuevo gobierno no nos cuenta que política pública en concreto va a impulsar cada ministro? ¿Por qué no se pronuncia la nueva ministra del medio ambiente sobre las termoeléctricas que la Corte Suprema mandó a derribar por estar hechas en un lugar prohibido y que igual están funcionando? ¿Por qué el ministro de educación no nos cuenta, de entrada, como pretende hacer para que las universidades del estado que ahora dependen de él no se sigan cayendo a pedazos, o si tiene alguna idea para que estudiar en la universidad no signifique endeudarse por décadas? ¿Por qué el nuevo ministro de cultura no nos dice que piensa respecto a las compañias de teatro a las que se les niega por años un Fondart por el “delito” de haber participado en una casa okupa brindando arte gratuito a cientos de personas? ¿Por qué la Concertación no interpela al nuevo gobierno por las políticas de “flexibilización laboral” que pueden terminar en una pauperización extrema del trabajo de los chilenos?
Estoy dando ideas de temas concretos, relevantes, que afectan directamente la calidad de vida de miles de personas en nuestro país y que están ausentes del debate político en los medios masivos, los que están llenos de peleas chicas. Y después se preguntan por qué hay poco interés en la política, pero ¿a quién le puede interesar un circo de peleas personales, que no pasan del “yo lo hago mejor” pero que no debaten ideas ni propuestas para el país?
Perfectamente algún político de la Concertación podría reclamar que la nueva ministra de medio ambiente defendió a empresas contaminantes y eso hace poco auspiciador su desempeño ministerial porque es fundamental la protección de los ecosistemas para asegurar la salud y la calidad de vida de la población y que entre las ganancias de una empresa y el bienestar de un pequeño pueblo rural debería elegirse sin lugar a dudas el bienestar del pequeño pueblo. Pero los políticos de la Concertación ni siquiera llegan a criticar a la ministra del medio ambiente. Todo es muy sospechoso, porque todo se parece demasiado a un debate premeditadamente artificioso que discute y exagera sobre temas secundarios pero que calla sobre los temas de fondo que afectan a las personas, ¿o será que están muy de acuerdo en esos temas y no tienen nada distinto que ofrecer?
Menos mal que hay prensa escrita como éste medio donde se pueden plantear estas cosas. A propósito, recomiendo la columna de Tomás Hirsch respecto al tema, quien ha sido de los pocos que ha avanzado de la crítica personal a preguntarse por las implicancias que tienen las trayectorias de los nuevos ministros en el actuar del nuevo gobierno, porque si Joaquín Lavín es uno de los dueños de la Universidad del Desarrollo ¿tenemos esperanza de que mejore la educación pública? ¿O su designación es la alerta de la privatización que viene?
Yo espero sinceramente que desde marzo la política se preocupe de temas país, de propuestas e ideas para que mejoremos nuestra calidad de vida. Porque si en vez de ver una discusión por el colegio en que estudió tal ministro vemos una airada polémica porque el gobierno decide gastar recursos en armas en vez de libros empezaremos a alejarnos de la polítiquería y a acercarnos a una política grande, a una política preocupada por el pueblo. A la verdadera política
Ignacio Torres

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