martes, 14 de diciembre de 2010

El riesgo de una Navidad en la quiebra

El riesgo de una Navidad en la quiebra
Pamela Gutiérrez / LND
Uno de cada diez hogares en Chile consume el 75% de sus ingresos sólo en pagar deudas, la mayor parte de ellas, de tarjetas de crédito bancarias o de casas comerciales. La escasa educación financiera y las ofertas hacen de las fiestas de fin de año escenario propicio para que muchos sigan “encalillándose” para pagarle al Viejo Pascuero. Frente a ello, el gobierno y el retail está empeñado en educar en el uso responsable de los créditos.



A partir del 8 de diciembre, el barrio Meiggs comienza a vivir la fiebre navideña. De las 15 mil personas que circulan a diario durante el año, se aumenta a 70 mil que buscan juguetes y otros artículos para regalar. Los locatarios han visto cómo a lo largo de los años ha evolucionado la forma de pago de estos clientes y eso está ejemplificado en Dimeiggs, como explica el gerente general y dirigente del barrio, Alejandro Sepúlveda, cuyo local cuenta con 23 cajas: “Entre el ´80 y ´90, partimos con una caja recaudadora con tarjetas bancarias. Entre el ’90 y 2000 ya teníamos el 20% de las cajas habilitadas con máquinas para tarjetas de crédito bancaria. Entre el 2000 y el 2005, ya nos vimos incursionando en las tarjetas comerciales. Y entre el 2005 y el 2010, el 100% de las cajas están hoy día con recepción de tarjetas bancarias y comerciales”. Así como este negocio, el dinero en efectivo ha ido disminuyendo a favor del plástico y que registra su mayor alza de transacciones en época navideña según datos de Transbank. Pero este auge del dinero plástico también tiene su lado amargo: los hogares chilenos destinan el 26% de sus ingresos a pagos de deudas y el 10% de los hogares está en una “situación financiera vulnerable” (sobreendeudados) es decir, que destinan más del 75% de sus ingresos al pago de deudas, con lo cual un imprevisto como la cesantía o una enfermedad grave, caen en la más absoluta insolvencia, según el informe de hogares del Banco Central.
Eso ya lo saben las personas que se tentaron con “la tarjeta” o con un préstamo de fácil acceso. Un guardia de seguridad, que pidió la omisión de nombre, relató su caso. Tenía un sueldo base de $172.000 y llegó a tener seis tarjetas en un año. “En las empresas te las ofrecen y uno se tienta. Además, nadie me preguntaba si tenía otras o cómo estaban mis gastos”, se excusa. Cada uno de esos plásticos le daba un cupo de $200.000, que utilizó fundamentalmente para avances en efectivo, que es precisamente el tipo de préstamo más caro de pagar. “Se me empezaron a juntar las cuentas y al principio empecé a pagar sólo el pago mínimo y después no me alcanzaba el sueldo. Caí en Dicom y hace un año y medio que estoy tratando de organizarme”, dice apesadumbrado.
Los hogares chilenos, 4.399.952, ya se acostumbraron a vivir deudas y, de hecho, el 62% tiene algún compromiso financiero. De ellos, el 31,3% tiene deudas sólo con casas comerciales y apenas el 8,9% tiene sólo deudas con productos bancarios. El 17% de hogares vive con un mix de compromisos entre tarjetas y préstamos bancarios.
Así como el 62% de hogares tiene algún compromiso financiero, el desglose del tipo de deuda es el siguiente, según cifras del Banco Central: 45,1% está relacionado con el pago de dividendos, el 23,2% corresponde a deuda bancaria por consumo y el 11,1% corresponde a deudas por tarjetas de crédito emitidas por las casas comerciales. En relación al Producto Interno Bruto, el endeudamiento de los hogares se incrementó en la última década al pasar del 22,6% del PIB en el 2000 a 39,1% en el 2009, siendo los créditos de consumo los que más crecieron.
La Navidad es la época de mayores ventas del comercio, de hecho representa el 30% de las ventas anuales de la industria. Así lo confirman las cifras del Comité de Retail Financiero, entidad una creada el 2007 bajo el alero de la Cámara de Comercio de Santiago y que está constituida por Falabella, Presto, Cencosud, La Polar y Ripley. “Creemos que este año, con el ritmo que está trayendo nuestra economía y la confianza del consumidor, tenemos altas expectativas de que esta Navidad será mejor que la de los años 2008 y 2009”, dice a LND Claudio Ortiz, gerente general de esta institución.
La intuición de Ortiz está acompañada de que el año pasado y pese a ser un período de crisis económica, hubo ventas superiores a los US$ 5.000 millones y en cada hogar se desembolsó, en promedio, $100.000 para financiar al Viejo Pascuero.
A nivel de las tarjetas bancarias, la época navideña representa un 20% más de ventas que el mes promedio. Y para este año se espera una venta de UF 22.000 millones, superando al 2009 en UF 3.000 millones (ver infografía).
El barrio Meiggs es el mejor ejemplo de cómo el plástico se infiltró en los sectores de bajos recursos, obligando a los locatarios que sólo empleaban efectivo a cambiar de tecnología. “Por lo menos un 80% de los locales del barrio están recibiendo tarjetas comerciales y bancarias. Del porcentaje de venta de la temporada con tarjeta, ya sea crédito o débito, del 2005 a la fecha, ya supera el 30%”, afirma Sepúlveda.
Actualmente en Chile hay 7.620.641 tarjetas que registran operaciones de bancos y casas comerciales, dato con fecha de diciembre del año pasado, según el Comité de Retail Financiero. Las tarjetas que registran mayor número de operaciones son la CMR Falabella, con el 25,4%; Cencosud (abarca los plásticos de Jumbo, Más Easy y Más Paris), con 17,2% y Visa con 10,6% (ver infografía).
A juicio de los especialistas, la deuda en sí misma no es mala, si es que, por ejemplo, la persona contrajo algún crédito hipotecario. El problema ocurre cuando la carga financiera de una familia es tal, que se cae en mora o incumplimiento de pagos, que en el caso de las tarjetas de casas comerciales alcanza al 10% a 30 días, mientras que las tarjetas bancarias tienen una morosidad del 5%. Frente a esta diferencia, Claudio Ortiz, del Comité de Retail Financiero, asegura que “es importante destacar que los segmentos que aborda el retail son de bajos ingresos y no tienen acceso a la banca”.
Quiénes se endeudan más
Al contrario de lo que podría pensarse, los deciles más ricos son los que están más endeudados, según un estudio basado en la Encuesta Financiera de Hogares del Banco Central. En los deciles 9 y 10, el endeudamiento alcanza al 31,8% de los hogares, versus el 27,1% de los estratos más pobres.
Una visión que es compartida por el economista del Grupo Nueva Economía, Luis Eduardo Escobar: “La gente que está entre los $800.000 y el millón y medio de pesos, ahí es donde probablemente los problemas son más serios, porque ellos tienen acceso a más crédito, debido a sus niveles de ingreso y, además, sus demandas que enfrentan desde el punto de vista social y económico son mayores. Esto de parecerse al vecino es un aliciente importante para comprar bienes durables y tratar de mantener a los niños en colegios adecuados”.
El economista agrega que en los estratos más bajos hay un menor acceso a las tarjetas de crédito, “pero lo más probable es que sus problemas sean más bien cómo pagar las deudas que tengan por el lado de vivienda, hacer funcionar el auto los fines de semana. Aunque tienen tarjetas, no tienen crédito”.
Pese a que las tarjetas de crédito de retail operan fundamentalmente con los estratos más bajos de la población, en la industria aseguran que el nivel de cumplimiento de pago muy alto, “y han sabido sortear momentos económicos complejos como la crisis asiática y la crisis subprime y, pese a ello, han mantenido la cultura de pago envidiable para cualquier economía en el mundo”, dice el representante del Comité de Retail Financiero.
Pese a este panorama, el representante de la agrupación de retail asegura que “actualmente, la industria del retail está viviendo las tasas más bajas de morosidad de los últimos 20 años, lo que nos tiene extraordinariamente optimistas en el desarrollo futuro de este mercado”.
Esta afirmación es consistente con las cifras que maneja Equifax (Dicom) ya que morosidad de empresas y personas naturales (lamentablemente no se cuenta con una cifra desagregada) bajó 0,52% al comparar octubre de 2009 con la misma fecha del presente año.
De hecho, las cifras son más que alentadoras. Las colocaciones durante este año, dice el representante del retail, se ubican en torno a los 4.000 millones de dólares. En cuanto a las proyecciones del 2011, el crecimiento debería ser en torno al 7%.
Así como la gente empieza en esta fecha a sacarle más trote a la tarjeta, ocurre lo mismo con los créditos bancarios. Según el tesorero de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, Mario Mayer, “a pesar de que la gente recibe algún aguinaldo, algunos son tan mezquinos que no alcanzan, sobre todo en las empresas más chicas, donde apenas les pasan $15.000 ó $20.000”.
Según Mayer los usuarios cuyo promedio de renta es de $300.000 a $600.000 concurren a los bancos en esta fecha, adquieren créditos de consumo con un monto promedio de $150.000 a $200.000, que puede ser a 12, 18 y 24 meses plazo, siendo el más común a un año plazo.
“Lamentablemente, y eso uno lo puede ver con las dueñas de casa, que dicen “pedí un crédito de $100.000 y voy a pagar 12 cuotas de $13.000 ó $15.000”, pero al final va a pagar $150.000 ó $170.000, o sea, un 70% más. No se da cuenta de que está pagando una tasa altísima”, explica Mayer.
La peor de las tentaciones con las tarjetas son los avances en efectivo (ver recuadro) Un estudio del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), ya que se puede terminar pagando más del doble de lo que se pidió inicialmente.
Educación
Tanto el ámbito del retail como en el gobierno ha surgido la necesidad de educar a la población en torno al uso de las tarjetas y préstamos de consumo, para evitar el temido sobreendeudamiento y el desencanto con el sistema, como ocurre con el público que decide divorciarse del plástico, que no es otra cosa que un crédito preautorizado, tras haber pasado un mal rato: “Tuve un problema con una tarjeta y fue tanto el interés que me cobraron, que casi me embargaron el año pasado. Cuando estaba trabajando, ganaba $380.000, de los cuales casi $100.000 se me iban en pagar la tarjeta y apenas poco más de $200.000 para pagar el arriendo, la luz, el agua y el gas. No me quedó otra que ir juntando la plata de a poco y pagar al contado”, cuenta Pedro Donoso, obrero de la construcción.
De hecho, hace un año que ya no ocupa tarjeta de crédito: “Me han ofrecido, pero no he querido sacar, porque con esa experiencia, me di cuenta de que prefiero juntar la plata y pagar al contado”, dice Donoso.
La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) y el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) firmaron un convenio de educación financiera para dar charlas sobre endeudamiento responsable.
Al respecto, el director de Fosis, Claudio Storm, explica que parte de la educación a los beneficiarios consiste en no demonizar al crédito: “(Tras las charlas), ellos van asumiendo que el sistema financiero no solamente tiene riesgos, sino también beneficios que ellos pueden aprovechar. El crédito tiene la dificultad de que te puedes sobreendeudar, pero tiene al ventaja que adelanta un capital que de otra manera no lo puede obtener”.
Las clases están dirigidas a los microempresarios formados al alero del Fosis, como vendedores de carritos, costureras, y se les enseña a entender el costo del crédito, no sólo mirando la tasa de interés, sino también las cuotas, comparación con capital inicial. Además, hay una charla de instrumentos financieros y también se les enseña ahorrar: “El ahorro existe en los sectores vulnerables, no es algo que pertenece a los grupos más acomodados y lo que nosotros tratamos de mostrar es que el ahorro formal tiene más beneficios que hacerlo en bienes materiales o dejar la plata debajo del colchón”.
Por otra parte, retail periódicamente expone en los medios campañas para uso moderado de tarjetas. “Creemos sinceramente que debemos asumir una responsabilidad país de formar en esta materia al futuro consumidor, para lo cual se requiere el compromiso del Estado y más específicamente del Ministerio de Educación para incorporar en los programas curriculares materias sobre educación cívica y economía familiar. Nuestra meta es replicar la misma forma como se incorporó, décadas atrás, la educación por el medio ambiente, la que ha provocado importantes cambios en la cultura de los chilenos sobre el tema”, asegura Claudio Ortiz, del Comité de Retail Financiero.

MANUAL PARA UNA DEUDA RESPONSABLE
Si usted es de aquellos que no quiere “decepcionar” a sus seres queridos o bien quiere darse un gusto con plata prestada (sea avance en efectivo, crédito bancario o uso a morir de la tarjeta), el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) hace una serie de advertencias antes de contraer un compromiso financiero. O más bien, para evitarse sorpresas desagradables envueltas en papel celofán:
Es más barato usar la tarjeta que sacar un avance en efectivo
El costo total de un avance en efectivo de $100 mil en 12 cuotas, puede ir desde $103.880 (o $3.880 más de lo que pidió) hasta $243.023 (o $143.023 más de lo que pidió) lo que implica una diferencia de $139.143 o un 134% de incremento sobre el total más bajo.
Es decir, un consumidor puede terminar pagando más del doble de lo que pidió si accede a las condiciones menos convenientes.
¿Bancos, Retail o Cajas de Compensación?
Las Cajas de Compensación tienen el menor costo promedio de $108.344 (y costo único) por un crédito simple de $100 mil en 12 cuotas. Le siguen los avances con tarjetas de crédito bancarias con un mínimo promedio de $113.675 y un máximo de $177.072 y los avances con tarjetas de crédito del retail con un promedio mínimo de $125.918 y un máximo de $154.450.
• Prefiera la compra al contado pues por un avance en efectivo de $100 mil a 12 cuotas puede terminar pagando más del doble de lo que pidió.
• Recuerde que un avance en efectivo aunque parezca dinero fácil, es un crédito y no hay crédito gratis.
• Si de todas maneras decide usar el crédito, cotice, pues por un avance existen diferencias de más de 134% entre el más caro y el más barato, o casi $140 mil.
• Evalúe la real necesidad del crédito. Considere que por ejemplo, por un crédito de $500 mil a 36 meses, puede terminar pagando casi el doble de lo que pidió.
• Cotice, pues existen diferencias de más de 500% considerando el costo adicional que pagará por el dinero solicitado.
• Compare y no se deje llevar sólo por la tasa de interés, pues la institución que tenga la tasa más baja no necesariamente será la más económica pues el costo final del crédito está formado también por comisiones, seguros e impuestos.

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