viernes, 31 de diciembre de 2010

¿Es posible estructurar, honestamente, una fortuna en Chile?

Arturo Alejandro Muñoz
especial para G80


Hay tres grupos de personas que gastan el dinero ajeno: los hijos, los ladrones y los políticos. El dinero no puede comprar el amor ni las conciencias, pero sí puede arrendarlas

SIEMPRE QUE en torno a un asado -con la correspondiente bebida ‘espirituosa’ emanada de la inocente uva-, el extenso grupo de amigos desarrolla conversaciones cuyos temas superan las fronteras de la liviandad, surge la pregunta del millón de euros: ¿cómo se puede estructurar una fortuna en Chile? Por cierto, la gracia es hacerlo (la fortuna) honestamente, y ahí está el detalle, como reza el título de una vieja película interpretada por aquel genio mexicano del humor social: Cantinflas.

Para evitar suspicacias informo que en este grupo de amigos no cunde la cepilladora de ningún partido político, pues en su interior los pensamientos abarcan todo el arco ideológico-partidista chileno, amén de algunos que consideran a la política como una ‘pérdida de tiempo’ y alzan a la gestión personal por ganar dinero cual fórmula mágica que diviniza la existencia.

Todo lo anterior indica que en ese grupo resulta en extremo difícil lograr consenso en tema alguno, lo cual permite entender por qué se armó una discusión de padre y señor mío cuando, luego de formulada la preguntita del millón de euros respecto de cómo se puede estructurar en Chile una fortuna, alguien tuvo la mala idea de echarle pelos a la sopa de los millonarios usando una frase atribuida a Napoleón Bonaparte: el método más seguro de permanecer pobre es ser honrado. A partir de ese momento nos fuimos de frase en frase, sin poder cerrar el punto ni lograr una opinión consensuada.

¿Cómo ponernos de acuerdo si, después de todo, para los ricos la pobreza es una ley de la madre natura? En cambio, para esos mismos ricos, su propia fortuna económica es producto exclusivamente del “trabajo y el ahorro”, aseveración esta última que resulta más que discutible ya que como dijo Groucho Marx, “trabajando para un rico, logré ascender de la pobreza a la pobreza extrema”.

Las recientes opiniones de una “servidora pública” de apellido Ossandon y nombre Ximena, miembro del Opus Dei, afiliada a Renovación Nacional, fundamentalista integral y cartuchona por antonomasia que mal dirigió la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI), cayeron como puntapié en el estómago a mis amigos derechistas, ya que asegurar en público que un sueldo de tres millones y medio de pesos mensuales (US$7.000) era una paga “reguleque”, sólo contribuyó a ratificar las aseveraciones de los mal pensados que juran y rejuran que los actuales gobernantes (la mayoría de ellos millonarios) sólo quieren llenar más y más sus faltriqueras y las de sus familiares con el dinero de los chilenos de a pie.

No existe ultra millonario que haya llegado a ese nivel de riqueza utilizando exclusivamente métodos legales y morales, aseguró una de las mujeres del grupo mientras encendía su cuarto cigarrillo frente al quincho donde se asaban a fuego lento chuletas y longanizas. Le pedimos que aclarara el aserto, y ella, muy decidida, agregó: “todo ultra millonario amasó su fortuna robando, estafando al fisco y a los particulares, mintiendo, evadiendo impuestos y en algunos casos, como ocurrió con ciertos terratenientes de la Araucanía en los siglos precedentes, asesinando indígenas con el apoyo de un Estado que ellos mismos controlaban a placer, para agenciarse legal y gratuitamente las tierras ancestrales de esas etnias”.

Como impulsados por un resorte saltaron dos viejos amigotes entregando apoyo a la opinión anterior, recordando la forma criminal y bárbara usada por colonizadores europeos en la Patagonia, quienes masacraron Onas, Alacalufes y Yaganes para dejar “limpias” las extensas praderas australes que luego inscribían a sus nombres como si allí nunca hubiese existido vida humana. Hoy, varios descendientes de esos genocidas, son considerados ‘gente bien’, ricachones inescrupulosos que con el billete verde han pretendido lavar la brutalidad de sus antepasados.

No faltó quien aseverara cuán peligroso sería para nuestra sociedad actual que las mayorías ciudadanas fueran debidamente informadas de estos y otros asuntos por una prensa objetiva y profesional.

“Si los pobres empiezan a razonar, todo está perdido”… la frase pertenece a Voltaire y fue emitida a mediados del siglos XVIII en los prolegómenos de la revolución francesa, aquella de Danton, Marat y Robespierre. Pero, la ‘aristocracia’ chilena continúa opinando que al pueblo se le debe formar exclusivamente en el uso del martillo, la sierra, la pala y el alicate…e informarle sólo respecto a farándula, fútbol y crónica roja, como una manera eficaz de impedirle subir algún peldaño en la pirámide de la reflexión y el entendimiento.

La ‘ideología’ del actual gobierno derechista-empresarial en estos asuntos se refleja nítidamente en las intenciones del Ministro de Educación respecto de la enseñanza de la Historia. Después les llegará el turno de la guillotina a la Filosofía y a las Ciencias Naturales (en este caso, a los temas ecológicos y medioambientales)… no me cabe duda.

Ah, es que el día en que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo, manifestó otro de los contertulios, seguramente adicto a las añosas teorías de Karl Marx y Federico Engels, rematando su desafortunada intervención con un pensamiento obtenido tal vez de algún muro parisino en la época de la revolución de las flores de aquel ya desteñido mes de mayo de 1968: Cuando el dinero habla, la verdad calla.

Y no sólo calla, apunté, sino que además abre puertas para alcanzar cargos superiores en la conducción del país, independiente de la real capacidad de administración que las personas puedan tener. Pareciera que basta con que un enorme montón de dinero acompañe a ciertos personajes (se derive o no esa riqueza económica de acciones lícitas), pues la verdad sea dicha, en nuestra América Latina es asunto de común ocurrencia que individuos poseedores de fantásticas fortunas –pese a sus pasados algo turbios en materias legales y financieras-, sean considerados como alternativas de primer orden para conducir los destinos de una nación…de la misma nación que despelucaron a destajo antes de dedicarse a los afanes públicos.

Los peores actores del escenario son aquellos que llegaron a insertarse en el mundo político sin más fortuna que un título profesional o técnico (de esos que permiten recibir sueldos ‘reguleques’, según ña Xime Ossandon), dispuestos a exprimir la teta y las tetillas de papá Fisco y del Estado en general, amasando finalmente una pequeña fortuna que les permite, al menos, sentarse en la puntita de la mesa donde cenan los grandes. Aunque, siendo sincero, algunos de estos personajes ‘aparecidos’ llegaron a convertirse en más grandes que los poderosos tradicionales, merced a su piel de dinosaurio. Veamos el listado siguiente que da cuenta del aserto anterior.
Alberto Fujimori y familia;

Augusto Pinochet, y el Banco Riggs, las ventas de armas, las apropiaciones fraudulentas de tierras y bienes;

Ponce Lerou y su suegrito….;

Carlos Saúl Menem y la mafia antisemita;

Néstor y Cristina, los Kirchner;

Álvaro Uribe y familia, construyendo un verdadero imperio económico a partir del narcotráfico, pero esta vez con el apoyo de paramilitares y Estados Unidos;

Carlitos Slim y las mafias hispano-mexicas, asociado con Polanco, Pepe Aznar y Felipe González;

Y un etcétera tan largo como la costa de Chile.
El grupo de mis amigos, luego de discutir y libar, libar y discutir, llegó al punto neurálgico de la conversación respecto a la posibilidad de amasar una fortuna lícitamente. El nombre de nuestro actual Presidente de la República saltó a la palestra: Tatán Piñera, la idea de las tarjetitas plásticas birlada a Ricardo Claro, y las andanzas en un Banco de provincia en las riberas del río Claro, fueron argumentos de pe$o.

Y como no todo tenía que ser solamente bla blá, mi compadre Walter tiró sobre la mesa la fotocopia de un documento que dejó a todos sin habla. Se trataba de la orden 531, formulario Nº 22, emanada del Segundo Juzgado del Crimen de Santiago, firmada por el ministro en visita, señor Luis Correa Bulo, el 27 de agosto de 1982, decretando la aprehensión por parte de la Prefectura de Investigaciones de Santiago, del señor Miguel Juan Sebastián Piñera Echeñique, domiciliado en Otoñal Nº 1015, Las Condes, por el delito de Infracción a los artículos 26 y 26 bis de la Ley General de Bancos, y Defraudación al Banco de Talca…todo ello bajo apercibimiento de rebeldía.

El documento anterior fue acompañado –en la conversación de mi grupo de amigos- por las opiniones emitidas ‘secretamente’ por el personal CIA de la Embajada de EEUU en Chile, cuyos cables enviados a Washington publicó urbi et orbi mister Julian Assange en Wikileaks.

En uno de esos informes, los funcionarios norteamericanos aseguraban a su gobierno que: “Piñera ha estado vinculado en el pasado a un número de cuestionables acciones sobre sus negocios, pero los votantes parecen relativamente desinteresados por estas acusaciones, pese a que maneja tanto sus negocios como su política hasta los límites de la ley y la ética”.

¿Se requiere hacer comentarios? Los aliados e íconos de los derechistas de Pelotillehue –los gringos, o yanquis, o norteamericanos- manifestaron claramente su opinión respecto de quien hoy gobierna nuestro país. En buen inglés, o en buen castellano, la CIA dio a entender que don Sebas era un especulador financiero que casi caía en la delincuencia (¿sobrará el ‘casi’?).

Con estas informaciones entregadas por algunos de los comensales, la discusión en mi grupo terminó en consenso: “prácticamente no existe familia ultra millonaria latinoamericana que haya conseguido su inmensa fortuna únicamente a través de métodos lícitos, legales y morales”.

Cuando María Inés –la encargada de pasar el platillo para que todos nos pusiéramos con nuestra respectiva cuota de dinero a objeto de sufragar los gastos de la parrillada- llegó a mi lado solicitándome el óbolo para tan digna y encomiable acción de amistad, la miré fijamente a los ojos y le dije: Las deudas viejas no se cobran ni se pagan… y a las nuevas hay que dejarlas que envejezcan, frase que es la máxima ‘ideológica’ de Bancos y Financieras chilenas las cuales, en época de la dictadura militar, solicitaron al Estado un urgente salvavidas ya que estaban ad portas de la quiebra general.

Pinochet y los ‘chicago boys’ endeudaron a Chile con un grueso préstamo del FMI, dinero que la Banca nacional nunca pagó, pero los millones de chilenos de a pie tuvimos que sufragar la cancelación de intereses y del cuerpo de la deuda, ‘a nombre de los bancos’ que estaban (y siguen estando) en manos de ‘conspicuas familias de bien, esforzadas, honestas y trabajadoras, de apellidos ilustres, vinosos y respetables, pues conforman sociedades de riquezas y fortunas’…¿bien ganadas?

“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al reino de los cielos”. Lo dijo Jesús de Nazaret, ese rebelde ‘hippiento’, hijo de carpintero, que desafió al poder del imperio romano y a los venales miembros del Sanedrín judío.

Brindo por ello

Arturo Alejandro Muñoz

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