martes, 14 de diciembre de 2010

Más vale viajar lleno de esperanzas que llegar: la Generación Nini prefiere no viajar

Patricia Santa Lucía
especial para G80

Más vale viajar lleno de esperanzas que llegar: la Generación Nini prefiere no viajar

Este es el nuevo fenómeno que se está produciendo en América Latina y que preocupa a analistas y políticos. Según Rodrigo Hinzpeter, en Chile hay 680.000 Ninis, es decir jóvenes que ni estudian ni trabajan. Viven con sus padres y sólo “carretean”. Algunas jóvenes se embarazan e incorporan al hijo sin apoyo paterno al hogar de la madre, generalmente Jefa de Hogar sola.

La mayoría son jóvenes pobres y vulnerables en todo sentido. Vulnerabilidad que lleva a un diputado mexicano, preocupado por sus Ninis, a comentar que existe una gran asociación entre el suicidio y el desempleo con falta de estudios. Al mismo tiempo, que estos jóvenes se encuentran en una vulnerabilidad que los hace “blanco fácil de la delincuencia organizada.”1

Ignoramos las causas que llevan a nuestros jóvenes a retraerse a sus casas y carecemos de análisis sobre su situación y futuro. De lo único que tenemos certeza es que los jóvenes chilenos, Ninis o no, son los hijos de 30 años de neoliberalismo.

Más aún, del neoliberalismo en un país triunfador, cuyos éxitos se destacan constantemente en la prensa internacional. Uno de los países más abiertos del mundo. El país número 23 entre los mejores 128 para hacer negocios.2 El que cuenta con el mejor sistema financiero de la región.3. El líder en América Latina en formación de talentos, calidad de la educación, demografía y flujo de inversión extranjera.4. El país que no tiene deuda externa, que más bien es acreedor internacional. El de la mejor institucionalidad5 y el mejor sistema tributario en A.L., porque cobra la segunda tasa de gravamen empresarial más baja con un 17% y la menor tasa de impuestos como porcentaje de las ganancias, con un 25,3%, lo que ha favorecido la inversión extranjera.6 Al que no le afectó la última crisis mundial y que siguió siendo la cuarta economía en libertad del comercio internacional.7 El que encabeza la región en infraestructura.8 El país cuyos empresarios invierten en todo el continente. Que ingresa a la OCDE y que está a punto de entrar a los BRIC.

No trabajar ni estudiar podría ser una forma de protesta, o de reacción depresiva, al escuchar tamaños éxitos desde el árido escenario de segregación que los rodea. Éxitos que van acompañados de un llamado perentorio a ellos en sus casas, a ser felices y a lograr belleza y el amor a través del consumo y el dinero.

Su ventana al mundo, la que los formó desde su infancia, que divierte en las horas vacías a sus madres y abuelas, les ha mostrado a diario que, abriéndose a codazos, sólo el esfuerzo y capacidades individuales, los llevarán a la conquista del mundo. Ellas son las consignas de la TV del Siglo XXI.

Pero también saben, desde su gris realidad, que su única alternativa es pagar con ingresos que no cuentan, una educación que no sirve, y que, más temprano que tarde, tendrán que acceder a los trabajos precarios que profundizarán las mismas carencias de la situación económica que ya viven.

Ya no existe el Estado de Bienestar que entregaba a los jóvenes de antaño salud y educación gratuitas, lo que les daba el tiempo para soñar, compartir, estudiar y crear. Incluso los impulsaba a organizarse para luchar por una sociedad mejor.

Una situación así es inimaginable para los jóvenes de los sectores de menores ingresos de nuestra población, los que saben que, hagan lo que hagan, no van a alcanzar jamás a los que van a “la gran velocidad”. A los que cuentan con buena educación, salud, capital social, buenos profesores, enseñanza de sus padres, belleza en sus barrios y jardines, vacaciones en El Caribe y éxito profesional asegurado. Esa vida que los Ninis sólo conocen desde su ventana al mundo. La que ahora con el crédito plástico es más nítida y más grande.

Emprender el camino es demasiado arduo. No va acompañado de nada tibio que suavice la jornada. No hay ejemplos que imitar. Ya no hay fraternidad ni organización donde refugiarse. Tampoco hay nadie en quien confiar.

ES MEJOR NO VIAJAR.

No hay comentarios: