Noticias desde Venezuela
30 mayo 2009
Esta semana que termina, la última del mes de mayo, visitó Caracas una veintena de intelectuales de derecha, para realizar un encuentro internacional sobre "libertad y democracia" realizado por la organización de pensamiento neoliberal Cedice. Asistimos por televisión a la llegada de algunos de ellos, los más conocidos, entre ellos Vargas Llosa. De nombre supimos de la llegada de otros menos conocidos. Y de aquellos que no conoce nadie hubo muchos asistentes, entre ellos Joaquín Lavín de Chile, que de no ser por el revuelo que levantó la derecha en Chile porque en el aeropuerto venezolano le advirtieron, como a todos, que no cometiera ilícitos en sus declaraciones, nunca me hubiera enterado que andaba en esta ciudad. ¡Cómo me iba a imaginar que Juaco iba a ser un participante de un encuentro de intelectuales! Es increíble el alcance de la crisis del capitalismo.
Es necesaria una aclaración: la advertencia que le hicieron a cada uno de los asistentes en el aeropuerto, fue oportuna en cuanto a que hasta ahora cualquiera podía venir a Caracas y decir lo que le viniera en gana contra el Estado venezolano, no sólo contra el gobierno sino contra el Estado, pudiendo así escucharse y leerse las cosas más increíbles de visitantes extranjeros sin cortes ni censuras en radios, canales de televisión y periódicos. Aburridos de ese abuso basado en la buena fe de los anfitriones, el gobierno decidió poner fin a esa grosera actitud de algunos visitantes, advirtiéndoles que en casa se respeta a la nación.
Este encuentro coincidió con la celebración de los 10 años del "Aló Presidente", programa televisivo semanal donde el presidente mismo, sin libreto y en vivo, atiende las consultas y quejas de la población, la cual o asiste al programa o llama por teléfono para hablar directamente con él. Por supuesto que el Presidente aprovechó la ocasión para referirse al mencionado encuentro. Y no halló mejor cosa que poner a disposición de dicho encuentro el espacio de su programa para realizar un encuentro ampliado de intelectuales, tanto neoliberales como socialistas, para discutir sobre la crisis mundial, Sudamérica y, tal como él lo dijo, sobre lo que se quisiera sin agenda previa ni limitantes de temas. El presidente se marginó de la reunión, ya que consideró que mantener la pureza de una discusión de intelectuales sería provechoso. (Me sigue dando vueltas en la cabeza la asistencia de Joaquín). Ofreció incluso que si la gente del Cedice así lo quería, les otorgaba espacio en cadena nacional. Porque, dijo el presidente, era incomprensible que un seminario sobre libertad y democracia se hiciera a puertas cerradas. En el mismo momento designó a un personero de gobierno para que se comunicara con la gente del Cedice para acordar la reunión, pautada para el sábado (hoy) a las 11 de la mañana.
Pues bien, al día siguiente llegó la respuesta del Cedice, la cual fue que aceptaban, pero siempre que el Presidente Chávez participara. En un principio fue renuente a ello aduciendo las mismas razones antes expuestas para marginarse, pero ahí mismo, ante cámaras, finalmente dijo "bueno ya, participaré". Esto fue el jueves.
El viernes en la mañana aparece un representante del Cedice dando una conferencia de prensa, rodeado de unos 12 asistentes al encuentro, con Vargas Llosa a su lado, declarando que finalmente habían decidido que en el encuentro ofrecido la discusión debía darse sólo entre dos personas, el Presidente y Vargas Llosa. ¡Qué descaro! El Presidente entonces fue enfático. Dijo que habían dos razones para que ello no fuera posible: primero, él era un soldado que ejercía de presidente y no un intelectual como Vargas Llosa, por lo que una discusión entre ambos perdería el sentido original del asunto. Y segundo, Vargas Llosa tendría antes de esa reunión que recuperar su nacionalidad peruana a la cual renunció para hacerse español, postular como candidato a las próximas elecciones presidenciales de su expaís, ganar las elecciones y sólo entonces podría pensar en sentarse a discutir con el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela de igual a igual. Aun así, aseguró que hoy sábado, a las 11 de la mañana, las puertas de la Casa de Gobierno estarían abiertas y todo dispuesto para transmitir la reunión por cadena nacional, por si a última hora algunos de ellos se decidían a asistir.
Por supuesto que ninguno de los autoproclamados intelectuales neoliberales asistió. Terminaron su reunión a puertas cerradas, hablaron hasta que se cansaron de la falta de libertad de expresión que hay en este país, sacaron una declaración anodina, simplona y totalmente sesgada tratando de convencer con ella que el capitalismo era la salvación del pueblo. Aquí causó nada. El pueblo estaba hoy disfrutando del descanso del sábado, entre música al aire libre en las plazas y parques, playa y reuniones de amigos, con la tranquilidad que da vivir en un país donde la cesantía sigue bajando y nuevamente ahora en mayo subieron los sueldos.
Y se fueron. Seguramente a hablar de lo mal que los trataron, de la falta de libertad de expresión que acá existe. Mientras tanto, se perdieron la oportunidad de lujo que ningún otro Presidente en el mundo les habría dado: transmitir sus ideas desde la casa de gobierno, por cadena nacional, sin exclusión de temas ni límites de tiempo para exponer. Parece que el mundo de donde vienen los tiene acostumbrados a la autocensura; y de paso, agredieron nuestro derecho a conocer sus ideas. Porque interesante habría sido ver cómo nos convencen que ese capitalismo neoliberal que tiene al mundo en crisis, por el cual miles han perdido sus casas y millones sus trabajos, ese que mantiene a más de mil millones de seres humanos en el mundo en situación de desnutrición extrema, ese que ha agotado los recursos y depredado la naturaleza, ese que realizó el mayor ilícito financiero de la historia, puede ayudar al pueblo a mejorar su calidad de vida.
Oscar Madrid Martínez
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