Por Alfredo Cerpa
Hace algunos días leí en un diario electrónico alternativo un artículo que se refería al movimiento antiglobalización y su "desaparición". Con anterioridad había leído otros artículos críticos con respecto a este movimiento vanguardia en la lucha contra el capital globalizado desde 1999.
Las críticas todas parecen centrarse en que no logro transformarse en "alternativa". Pero para cualquiera que haya seguido algo este movimiento global, entenderá, que nace de manera "espontanea", a modo de defenderse del capitalismo salvaje y sus esfuerzos globalizadores, no para ser alternativa a este. Por lo menos no dentro del escenario global en que actuaba.
Es bueno recordar, para entender este aspecto, que esta lucha se da en medio del desprestigio del Socialismo como alternativa al capitalismo. En un enorme vacío dejado por las organizaciones políticas de izquierda derrotadas y en retroceso político e ideológico. Es decir, que por más de una década, fueron la única respuesta organizada y defensa de la sociedad contra el capitalismo.
De este punto de vista si fueron alternativa de movilización y motivo para que enormes contingentes de ciudadanos a través del mundo entraran a la política anticapitalista.
El grueso de estos contingentes a través del mundo, son los que hoy, le hacen difícil la vida a la izquierda, porque al no venir de esa corriente y con diferente experiencia organizativa se niegan a participar en organizaciones estrechas y funcionar por decretos y aceptar sin más el Socialismo como sistema superador. Más aun cuando este movimiento por ser anticapitalista, motivo a cientos de economistas, sociólogos, filósofos y pensadores políticos en general a pensar y definir un sistema superador al capitalismo, pero también, superador de la experiencia socialista soviética. Mucho han avanzado y varias propuestas ya existen.
En el 2003, al discutir el fenómeno antiglobalización con algunos amigos, a raíz de unas notas escritas en ese mismo año, que llevaban por título "El dios Mercado. Da vida a lo muerto y aniquila lo vivo" que en esencia planteaban el enfrentamiento entre capitalismo y naturaleza, nos llevo a concluir que había surgido y cada vez se notaba mas una incipiente corriente que llamamos- para referirnos a ellos de algún modo- de nuevos anticapitalistas.
Nuevos porque su proceso para llegar a concluir oposición al sistema no venía de algún proceso político -ideológico ni motivado por la izquierda y sus partidos que se encontraban en franco retroceso a raíz de la caída de los socialismos reales. Por lo tanto estos nuevos anticapitalistas no abrazaban, ni abrazan hoy, el socialismo como respuesta al capitalismo.
Por el contrario esta corriente, que no es homogénea en ningún sentido, emerge a raíz de dos factores nuevos diferentes pero que se motivan mutuamente. La lucha contra la globalización llevada por las organizaciones sociales a través de los Foros Sociales en el mundo, por una parte y, la lucha ecológica en defensa de la tierra motivada por los científicos del mundo en "advertencia a la humanidad" (Warning to Humanity) suscrita por 1700 científicos la mayoría de ellos Premios Nobel en 1992 por la otra. Estas dos luchas solo en apariencia diferentes, ilustraban desde sus diferentes puntos de vista, el desastre tanto social como económico y ambiental que ha creado el capitalismo y el peligro en que ha puesto a la humanidad.
Por la forma en que amplios sectores arribaban a la lucha anticapitalista nos llamo mucho la atención. Porque en más de un siglo de luchas entre capitalismo y socialismo, por primera vez la oposición a uno no significa apoyo ni adhesión al opuesto.
Por cierto la caída de los socialismos reales con su ideología y las consecuencias que tuvo para los partidos que mayoritariamente a través del mundo, a excepción del movimiento Trotskista, apoyaban el experimento Soviético y lo publicitaba como ejemplo a seguir, juegan un papel central en este fenómeno. Pero, no lo explica del todo. Porque ni el movimiento Trotskista, que siempre mantuvo una actitud de crítica y oposición de izquierda al experimento Stalinista, ha sido beneficiado de la manera que se pudo esperar.
Este fenómeno tiene inmensa importancia porque marca un punto de inflexión con el pasado. Por cuanto en el pasado adherir al socialismo implicaba un proceso de formación político ideológico más o menos largo y el rompimiento con el capitalismo casi automáticamente significaba abrazar el socialismo y militar en algún partido de la izquierda. Hoy no es así.
Mientras más y amplios sectores de la ciudadanía toman conciencia, analizan y entienden la gravedad y urgencia del problema medio ambiental, de la misma manera comienzan a entender que ha sido el sistema capitalista el que la ha creado esta situación. Por ende entiende también, que las soluciones integrales no vendrán ni pueden venir del sistema que género la crisis.
Mas fácil se hace llegar a tales conclusiones cuando los representantes de los gobiernos admiten, acorralados por la ciencia, que este desastre ambiental ha sido producido por el hombre y su actividad en el planeta. Traducido de otra manera, es la actividad del hombre y su sistema
social de producción lo que tiene a la humanidad al borde del desastre.
Alcanzada estas definiciones no es largo el proceso para alcanzar una definición anticapitalista.
Por otra parte, el movimiento anti globalización jugó un papel importante y crucial no solo en atraer y unir a través de los foros sociales fuerzas distintas en origen y objetivos, no todas anticapitalistas y, oponerse al avance económico totalizador del sistema, sino también, entregar a la izquierda tradicional un lugar de intervención que le permitiera, a pesar de estar confundida en retroceso y atónita por la derrota sufrida de sus postulados, un rol en la lucha que de otra manera no hubiese tenido.
De los foros sociales salieron cientos sino miles de luchadores anticapitalista, pero al igual que aquellos que alcanzaban esas definiciones mediante la ecología, no se adscriben al socialismo como respuesta al sistema actual.
De igual manera, la actual crisis financiera global generada en los centros de poder mediante el mayor robo en la historia de la humanidad contra la humanidad ya ha estado generando una nueva camada de nuevos anticapitalistas. ¿A qué adscribirán? Es temprano para decirlo. Pero lo más probable es que seguirán la ruta de sus predecesores.
En general la izquierda no ha entendido este fenómeno. No lo puede entender porque aun no ha hecho un balance integro, profundo de las causas que degeneraron desde el inicio la experiencia socialista en la Unión Soviética. Degeneración que trasmitió e impuso al resto de los socialismos reales. Como tampoco existe un balance con respecto a sus propias organizaciones en cuanto a porque siguieron apoyando sin cuestionamiento a un régimen dictatorial que no representaba la causa de los trabajadores ni su liberación, aun cuando los aspectos degenerados eran aparentes o lo debieron ser para ellas. Lo debieron ser, porque según ellas mismas representan o se reclaman del socialismo científico y siempre, analizan lo concreto de la realidad concreta.
Sin ese balance serio es incapaz de tomar conciencia de los daños y efectos negativos profundos que tuvo para la humanidad el conocer una experiencia de supuesta liberación tan horrenda y repulsiva. Estos efectos profundos son reales, y con los nuevos anticapitalistas emergentes queda demostrado que no son superficiales como ella cree. Tampoco es un problema que desaparecerá con el tiempo. Mientras no lo enfrente como corresponde y de manera integral es algo que la izquierda tendrá que cargar y hacerse responsable siempre.
Para la retina de la humanidad, socialismo y democracia es una contradicción de términos y no forman una unidad. Eso es real. Eso es concreto. El socialismo fue derrotado en lo concreto, aunque no lo haya sido en lo abstracto. Pero para la humanidad, para los trabajadores, para las organizaciones sociales, esa es una sutileza que se deja a los académicos. Porque ella no está dispuesta aceptar un simple "nos equivocamos solo en la aplicación hagámoslo de nuevo"
Estos dos nuevos movimientos en las dos últimas décadas han ayudado a la humanidad a dar un salto anticapitalista de gran importancia a futuro, la mayoría de las veces sin ser su intención, estamos de acuerdo, pero lo ha hecho en ausencia de otra alternativa organizada que sirva de freno más potente a la loca amenaza capitalista. Sin embargo deberemos admitir también que ningún partido de la izquierda puede reclamarse tanto éxito como ellas en esta lucha, ni puede mostrar tanto éxito en haber reclutado tanto anticapitalista.
Ellos, han parado, denunciado, retrasado o hecho difícil proyecto capitalistas que de otra manera hubiesen pasado sin estudios serios de impacto ambiental. Solo un ejemplo para no llenar paginas y paginas. Pascua Lama.
Mientras la izquierda habla de lo anticapitalistas que son y miden sus programas para ver cual es más radical y definir contra quien dentro de la izquierda hay que pelear. Los nuevos anticapitalistas preparan nuevas movilizaciones como en Caserones, Valle de Copiapó, por ejemplo, que seguramente producirá otro número de nuevos anticapitalistas cuando la región comprenda que significa ese proyecto minero y que lo motiva.
Articulistas se preguntan ¿donde están las fuerzas antiglobalización? y ¿qué ocurrió con ellas? La respuesta es simple. En Chile están en terreno. En lucha contra Barrick Gold en Pascua Lama, en Caserones, creando organizaciones sociales, luchando por un semáforo en una comuna, defendiendo la tercera edad, peleando una sede social, organizando campeonatos de futbol, muchos luchando por una nueva constitución y a través del mundo cada uno en sus países generando acciones concretas y necesarias. Lo que hace pensar que la pregunta es al revés. Los nuevos anticapitalistas preguntan ¿Dónde y en que esta la izquierda?
Porque con ellas no ha ocurrido nada. No desaparecieron. Se encuentran muchos en los nuevos movimientos emergentes. Porque una vez tomada conciencia, muchos decidieron que era necesario luchar contra los capitalismos locales porque se presenta más concreto que a nivel global que es algo más abstracto. En otras palabras partir de lo local a lo global.
Se les acusa de no tener alternativas y es cierto. Una alternativa al capitalismo donde exista consenso no hay. Pero estudia las diferentes posibilidades presentadas. Entre ellas, la de Marcel Claude "Eco socialismo" que es un bosquejo de sociedad más que interesante, pero la izquierda ni lo ha mirado. A nivel internacional Michel Albert ha presentado ya hace muchos años su propuesta de superación al capitalismo llamada "Economía participativa" más conocida como Parecon. Y así, existen otras posibilidades todas poniendo énfasis en la cuestión democrática y en saber bien quien tiene el poder: la sociedad o el partido u otro grupo de interés.
Para la izquierda no existe alternativa otra que no sea el Socialismo, está bien, es una opción respetable, pero está mal cuando aparte de darle un apellido democrático no lo define de manera que explique las diferencias superadora con la experiencia soviética y donde radicara el poder democrático sin dudas y ambigüedades. Pero sin ese balance exhaustivo que se pide, es difícil que pueda llegar a nuevas definiciones. Hace mal también no mirar al lado y pensar que nada mas existe, porque peca de ignorante. Para cientistas sociales, eso es feo.
Por los artículos presentados podemos ver cada vez con mayor claridad en los movimientos emergentes, que las diferencias en experiencia y origen comienzan a jugar un papel relevante en la construcción de estas organizaciones.
La formación de nuevos movimientos por fuera de la izquierda tradicional donde confluyen ex militantes de partidos por una parte y militantes de organizaciones sociales de experiencias autónomas e independientes por otra, plantea desde los mismos inicios una cantidad de concesiones mutuas, que dan origen a una síntesis que les da un carácter nuevo y refrescante a estas organizaciones.
Sin embargo, precisamente por no existir un balance serio de la izquierda con respecto a su pasado que le entregue lecciones y un mirar más amplio, con el tiempo estas diferencias tienden a tensionarse por la necesidad de unos y otros de mantener sus características y formas organizativas diferentes. Lo mismo ocurre con los métodos para arribar a políticas de intervención o cuestiones ideológicas mas complicadas.
Por un lado la experiencia y formación centralizadora y rígida que tienen los militantes que vienen de partidos de izquierda y que tienden a reflejar en estas nuevas organizaciones. Y, la experiencia democrática no jerárquica de funcionamiento, de independencia y autonomía para las organizaciones sociales que adscriben a la formación de estos nuevos movimientos donde les calza una visión federativa más que centralizadora.
Estos son ambos factores que pondrán a prueba estas nuevas organizaciones. Como resuelvan este conflicto tiene una importancia mayor, porque de la manera y métodos con que lo hagan dependerá su permanencia y definirá si estos nuevos movimientos emergentes alternativos a la izquierda tradicional llegaron para quedarse o solo trato de un matrimonio mal hecho.
Deben siempre mantener en mente que los nuevos movimientos emergentes nacen precisamente para unir a los más amplios y diversos sectores. Ahí se unen los militantes que han roto con la izquierda tradicional y los nuevos sectores que alcanzan definiciones anticapitalistas. Ambos tienen mucho que aprender y superar de sus respectivas experiencias. Ambos son anticapitalistas y ambos quieren una nueva y mejor sociedad. El dogmatismo aun existentes en unos y la flexibilidad de los otros no debe ser un punto de ruptura sino más bien un punto de partida que pueda generar nuevas síntesis amplias y representativas, porque al fin y cabo será la sociedad en su conjunto la que decidirá en última instancia lo acertado o equivocado.
Si logran sortear con éxito estos obstáculos, recién entonces, podremos hablar de una nueva izquierda, no por nombre sino por definición.
Por el momento, de acuerdo a estos artículos, la exasperación está ganando.
http://desdelacomuna.blogspot.com
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