Julio Berdegué
Doctor en Ciencias Sociales e investigador de Rimisp - Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
Al fin Mideplan entregó la base de datos de la encuesta CASEN 2009, y en los próximos días habrá seguramente una avalancha de de detallados análisis. Es de esperar también que aparezcan los análisis y las propuestas que coloquen el eje del debate en torno a la pregunta de “qué hacer” en vez de “quién tiene la culpa.”
La encuesta CASEN 2009 tiene información pormenorizada de 335 comunas. Es decir, casi el 100% de las comunas del país. Estas comunas llamadas “auto-representadas” en el lenguaje técnico de la encuesta tienen un total de 2,5 millones de personas pobres y 634 mil indigentes. Es decir, más del 99% de los respectivos totales nacionales. Es aleccionador mirar qué pasó con la pobreza a escala de las comunas, porque los promedios nacionales, que es lo que el gobierno ha estado enfatizado, engloban realidades muy diversas. Vamos viendo.
¿Por qué no hacer un Pacto Bicentenario con estas comunas que concentran tan alto porcentaje de pobreza e indigencia? Un compromiso que incluya algo más que subsidios sociales, claro está.
En 85 comunas aumentó la pobreza en cinco puntos porcentuales o más, es decir, mucho más que la media nacional. Se trata de un grupo diverso, con comunas rurales remotas como Putre, pero también otras urbanas y ligadas a economías regionales bastante dinámicas, como Curicó. Entre el 2006 y el 2009, en estas comunas el número de pobres aumentó en 422 mil personas. ¿Por qué estas 85 comunas fueron especialmente vulnerables a la crisis económica y por qué aquí fueron menos eficaces las políticas sociales?
En contraste, hay 138 comunas que redujeron pobreza durante los años de la crisis. En estos lugares, 195 mil personas salieron de la pobreza durante el periodo 2006 – 2009. De nuevo, se trata de un grupo heterogéneo que incluye lugares tan diferentes entre sí como Yerbas Buenas, Alto Hospicio y La Reina. ¿Qué hicieron bien? ¿Qué tanto se debe a que pudieron mantener sus empleos y salarios en medio de la crisis, y qué tanto aportó una política social mejor gestionada localmente o con mayores efectos multiplicadores?
En todo caso, por cada comuna en que aumentó con fuerza la pobreza en los últimos tres años, hay casi dos comunas que redujeron pobreza. Hay algo aquí que mirar porque seguramente podemos aprender mucho de estas dos dinámicas contrastantes. La respuesta no es tan fácil como echarle la culpa a la crisis o a la política social, sino que hay que mirar las capacidades territoriales para navegar en las aguas de las crisis (o de las bonanzas), y para aprovechar al máximo las oportunidades y recursos de las políticas sociales. Sí, lo que hace el Ministro de Mideplan es importante, pero al parecer es tanto o más importante lo que hacen las sociedades locales.
La mitad de los pobres e indigentes del país se concentran en apenas 35 y 34 comunas, respectivamente. Al cruzar ambas realidades alcanzamos las 40 comunas. Es decir, el 50% de las personas pobres e indigentes en poco más del 10% de las comunas del país.
Diez de estas comunas – Coronel, Curicó, La Granja, La Pintana, Linares, Los Ángeles, Ovalle, Padre Las Casas, Temuco y Valparaíso – tienen una doble condición: la de contar con muchos pobres y además tener a un alto porcentaje de su población con condición de pobreza. En su conjunto albergan a 400 mil pobres, el 15% del total nacional. Estas comunas doblemente afectadas por la pobreza requerirán lineamientos especiales de intervención para mejorar el bienestar de su población.
Esta concentración territorial de la pobreza es una oportunidad. ¿Por qué no hacer un Pacto Bicentenario con estas comunas que concentran tan alto porcentaje de pobreza e indigencia? Un compromiso que incluya algo más que subsidios sociales, claro está. Porque se trataría más bien de un esfuerzo integral que contenga programas de fomento a las micro y pequeñas empresas, estímulos a la creación de empleo, iniciativas especiales en materia de infraestructura, de cultura, de oportunidades para las mujeres y jóvenes; de ampliación de áreas verdes y descontaminación ambiental. Un Pacto cuyo objetivo sea la cohesión social, el bienestar en un sentido más pleno que la reducción de la pobreza monetaria a punta de subsidios
Las 40 comunas con mayor porcentaje de pobreza apenas concentran al 13% del total de los pobres del país. Son lugares con poca población, aunque muchos de sus habitantes sean pobres. Entre éstas hay muchas con un alto porcentaje de población indígena como las de Alto Bío Bío, Angol, Cholchol, Toltén, Ercilla, Lumaco, Santa Bárbara, Collipulli, Curacautín y Carahue. Aquí no habrá reducción de pobreza si la estrategia no explicita el carácter étnico del problema.
En fin, el llamado es a salirnos de los promedios nacionales que nos conducen a malos diagnósticos y a falsos debates. Y los que es peor, a respuestas inadecuadas para ampliar las oportunidades de los pobres.
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