viernes, 26 de junio de 2009

UNA TRAICIÓN HISTÓRICA [I]. Denuncia Héctor Vega*

Reproducido de Fortin Mapocho

Desde hace dos décadas vivimos del mito de una transición hacia la democracia que nunca tuvo lugar. El 8 de octubre de 1988 el plebiscito por el NO derrotó en los números a la dictadura. Nueve meses más tarde, el 30 de julio de 1989 más de 6 millones de ciudadanos, esto es, 91% de los votos válidamente emitidos, en un acto de "fe política" aprobaron los cerrojos y candados constitucionales que les presentaron los dirigentes de la Concertación y de la dictadura, estos últimos políticamente organizados en la Alianza.

Así se impusieron los quórum restrictivos para las modificaciones constitucionales: 3/5 y 2/3 para las reformas constitucionales; 4/7 para las reformas de las Leyes Orgánico-Constitucionales, con lo cual todo el procedimiento quedó en manos del veto de la derecha. Más aún, en previsión de cualquier posible cambio en las mayorías parlamentarias se aprobó el sistema binominal de elecciones, lo cual determinó, en más de 90% de circunscripciones electorales, que un cargo de parlamentario fuera para la Concertación y el otro para la Alianza. En los hechos, el tercio de la derecha quedó representado por el 50% en el Congreso y los dos tercios de la Concertación se repartieron el 50% restante. Quedaba así consolidado un sistema en que un tercio valía tanto como dos tercios.

¡Colmo de los absurdos!, a renglón seguido los "negociadores" de la Concertación renunciaron a la mayoría legislativa parlamentaria que les aseguraba la Constitución de 1980, que habilitaba al Presidente para aprobar los proyectos de ley con mayoría simple en una Cámara y sólo un tercio en la otra, sea cual fuere la Cámara donde se iniciara el proyecto de ley. Como lo han comentado numerosos autores, Pinochet había previsto dicha legislación para el caso de haber accedido a la presidencia, para con ello legislar con los senadores designados que le aseguraban la mayoría a todo evento en el Senado y con minoría hasta de un tercio en la Cámara de Diputados.

En ese clima de renuncias y entreguismos, una vez verificados los plebiscitos de 1988 y 1989, la Concertación, en un acto de traición histórica a los principios que dijo defender en la década de los 80 negó a la ciudadanía el ejercicio del plebiscito. Es decir, una vez llegada al poder, tiró la misma escalera que le había permitido acceder a la cima para que el resto no se sirviera de los mecanismos que preveía el Artículo 5º de la Constitución de 1980. Artículo que prescribe que, 'la soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y elecciones periódicas y, tambien por las autoridades que esta Constitución establece', y que en manos de la Concertación deviene letra muerte.

Se impedía así que el pueblo de Chile pudiera de manera efectiva plantear cualquier proyecto alternativo al proyecto neo-liberal propuesto por la coalición Concertación/Alianza. Esto sólo puede explicarse por la voluntad consciente, manifestada en forma clara, precisa y concreta, de defenderse de cualquier hecho que pusiera en peligro la continuación del sistema y su hegemonía política.

En lo fundamental los líderes de la Concertación siempre estuvieron convencidos que el modelo de mercado de Pinochet y sus socios de la derecha era el modelo que convenía a Chile. Contaron para ello con las inversiones de las transnacionales, las cuales, cuando la Concertación accede al poder, hacen uso del aparato legal – Ley Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras, Decreto-Ley 600 Estatuto de la Inversión Extranjera, Código de Aguas, etcétera - diseñado por la dictadura para facilitar, sin reparos legales, el saqueo de las riquezas naturales y fundamentalmente el cobre.

Lo que no funcionó durante la dictadura - pues el dinero busca seguridad - funcionó con la Concertación. Allí donde embarcarse con la dictadura resultaba una apuesta de dudosos resultados, con la chapa de la democracia y la Concertación mediante, se consolidó la traición histórica de los gobiernos de la Concertación.

* Candidato a la presidencia del Movimiento de Saneamiento Político y Social [MSPS].

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