sábado, 19 de septiembre de 2009

Segunda patita.

Por Alfredo Cerpa

Para los partidos en general, las elecciones, al igual que la cueca, tienen tres patas. Tres patas que por décadas se bailan con mucha intensidad pero sin convicciones. Muchas movidas de pañuelos haciendo novedosas y bonitas figuras en el aire. Zapateos que sacan chispas, vueltas aparatosas cortejando sus doncellas, y vueltas otra vez para quedar donde mismo. Claro que algo más cansados y algo mas mareados que cuando comenzaron. Estas tres patas son: busca de acuerdos y candidatos, llamado al voto para estos candidatos (la campaña) y el balance.

Con la inscripción de los candidatos para esta nueva elección ha terminado la primera patita y por supuesto han comenzado los comentarios y las críticas a los bailarines. Los más criticados porque se esperaba más de ellos, vaya a saber uno porque, son los partidos y las organizaciones extraparlamentarias. El acuerdo generalizado de nosotros la chusma es que fueron un patético fracaso y nada esperamos para las siguientes dos patitas. Si seguimos la huella de sus zapateos en el lodo nos damos perfectamente cuenta que la figuras hechas son tan extrañas como las parejas con las cuales terminaron encamados.

Si. Fue un espectáculo feo. Ni Lagos Weber lo hace tan mal.

Bueno, lo anterior solo fue una analogía. Me encantaría poder estar escribiendo una crítica coreográfica donde no hay otra cosa en juego que las apariencias estéticas de los participantes. Lamentablemente no es así. Las ilusiones y esperanzas de un país, se quiera o no, se ponen en juego con cada elección y se manosea por intereses estrechos por quienes dicen representarlo o quieren representarlo.

Es cierto. La primera patita termino y para la izquierda extraparlamentaria termino muy mal. Lo que comenzó con augurios de una gran y basta unidad término en más distanciamiento y fricciones. Sus concepciones de construcción de organización desde arriba no les permiten mirar más allá de sus ombligos lo que permitía ver y vaticinar el resultado obtenido.

Comienza la segunda patita. La pata por atraer votos y esta vez es más complicada que las veces anteriores. Demasiadas "izquierdas" en diferentes direcciones. No se puede votar por una sin votar al mismo tiempo por lo opuesto. Si miro el espacio político en que hoy se desenvuelven los partidos de manera fría y sin exquisiteces de intelectuales, es así. Voto por Navarro y voto por el sector Zaldívar. Voto por Arrate y voto por la Concertación que era lo que me quería sacar de encima. Ahora si voto por Meo voto por la concertación también. Esas son las alternativas que dejo la "izquierda" después de la primera patita. En este contexto no es sorprendente leer a un gran número de intelectuales pelearse tratando de encontrar entre todo este enredo una "izquierda" que pueda ser pasada como representativa de la ciudadanía.

La verdad es que no pueden. No hay ningún argumento por muy lúcido e intelectualmente bien elaborado que pueda hacernos creer que entre todas esas organizaciones hay una que nos pueda representar en el momento actual ni a futuro. Los intentos hechos en ese sentido son patéticos y solo alumbran un nuevo espectáculo. Los intelectuales de izquierda también han fallado porque han quedado preso en el juego de posicionamientos de la llamada izquierda y llevan mucho tiempo solo describiendo situaciones, defendiendo y atacando según sea el caso dentro de la izquierda, quejándose de la concertación, pero nunca aventurando soluciones mas allá del reducido círculo de la "izquierda" y sus concepciones tradicionales a las que ellos adhieren o defienden pero que no dan resultado alguno. Nuestros intelectuales y los dirigentes de las diferentes organizaciones no tienen idea cómo salir del pantano en que han metido sus organizaciones y sus concepciones solo los hunde más.

En este contexto han salido los intelectuales a batirse por los votos. Hay algunos que van lejos y algo apresurados pidiendo la desaparición de partidos, en especial del P.S, algo que corresponde a la tercera patita y trata de los balances y ajustes de cuentas una vez terminada la elección. Debe ser porque no hay muchos argumentos para pedir a la ciudadanía apoyo a SUS causas, que quieren adelantar la riña que se viene.

Sin embargo, a pesar de estar claros ante todo lo anterior la cuestión de por quién votar sigue en pie. Porque de votar hay que votar. El respeto a la sangre derramada por obtener este derecho no se merece menos. La situación dejada por la "izquierda" en la primera patita, donde un voto a ella es también un voto al otro opuesto deja en buena medida una situación de libertad de acción a la ciudadanía de votar por quien ella quiera sin sentirse transgrediendo algún principio. Sabemos que la ciudadanía más atraída por la lucha social no votara por la derecha Pinochetista y sin alternativa en ciernes quizás sea bueno asegurar la derrota de Piñera. Cuando la derecha Pinochetista amenaza y pide estado de sitio por boca de Moreira, se endurecen las restricciones organizativas a las organizaciones sociales, se persigue y asesina nuestros pueblos originarios ponerse demasiado principista a la hora de votar sin tener nada que ofrecer a cambio no parece una buena consejera ¿Quien desde la "Izquierda" auspiciadores de esta situación podría criticar un voto a Meo e incluso a Frei siendo los que mayores posibilidades tienen? Es claro que nadie quería llegar a esto, pero aquí estamos. El gorila pesa 200 kilos y está sentado en el living de la casa y nadie puede decir que no existe. La alternativa que prometió la izquierda para esta elección se convirtió en humo. Aun cuando esta alternativa solo trataba de aunar la militancia de izquierda en un solo referente creado desde arriba y para ellos, este fracaso constituye un gran golpe que ojala si se sacan lecciones podrá servir para que la militancia se centre en el trabajo desde abajo desde las organizaciones sociales respetándoles su independencia y su territorialidad tanto como sus objetivos. Porque una alternativa de participación de la ciudadanía en los procesos políticos solo podrá surgir desde abajo y en total independencia de partidos políticos nacionales. Solo entonces podremos celebrar nuevos caminos de esperanzas.


 


 


 

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